Análisis

Una sociedad más que privada llamada Qatar

Volkswagen, Harrod’s, Barclays, Iberdrola, Colonial, El Corte Inglés, el club de fútbol PSG... son solo algunas de las participaciones del emirato en el mundo. Empieza su ‘show’.

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El emir de Qatar Tamim bin Hamad Al Thani.

El emir de Qatar Tamim bin Hamad Al Thani. / EUROPA PRESS

La gran diferencia entre el primer fondo soberano por activos del mundo, perteneciente al reino de Noruega (1,2 billones de euros en activos), y el noveno en relevancia, perteneciente al emirato de Qatar (461.000 millones de euros), es la transparencia informativa en su página web. Del primero se puede saber, casi al mínimo detalle, la valoración y el reparto de sus inversiones en todo el mundo. Del segundo, apenas se puede descifrar nada.

«Qatar Investment Authority (QIA) salvaguarda el bienestar de las generaciones futuras a través de inversiones responsables y a largo plazo». Es la carta de presentación que podría firmar cualquier gestora de inversiones del mundo ahora que queda tan bien hablar de sostenibilidad y medio ambiente. En el apartado de noticias, QIA recoge diversos anuncios de inversiones en la península catarí y en el exterior, sin entrar en especificaciones. La última inversión que da a conocer son 2.430 millones de euros en la compañía eléctrica alemana RWE para desarrollar energías verdes.

Junto a la cascada habitual sobre filosofía inversora, la historia del fondo -nacido en 2005- y el sistema de gobernanza, destaca la posibilidad de que cualquier empresa pueda enviar una solicitud por email para contactar con los responsables de inversiones de QIA, dependiendo del sector. Solo hay que dejar un correo, un número de teléfono y una breve descripción de la compañía.

Existen pocos países que hayan sabido explotar con éxito su estrategia de crecimiento y de imagen en los últimos 50 años. En Oriente Próximo, junto a Qatar solo rivalizan los Emiratos Árabes, muy por encima de Bahréin, Kuwait y Omán. En el resto de Asia, el caso de Singapur, desde su independencia obtenida en 1965, puede considerarse al mismo nivel de peso económico e inversor.

La estrategia de Qatar ha consistido en saber invertir con tiento los ingresos procedentes del gas, donde es el séptimo productor del mundo, y del petróleo, donde ocupa la 14ª posición.

El 20% del aeropuerto londinense de Heathrow, los almacenes Harrod’s, el 6,4% de Barclays, el 7% de la Bolsa de Londres y el desarrollo inmobiliario de Canary Wharf han convertido al Reino Unido en el país con mayores inversiones cataríes. El segundo es Francia, con participaciones en compañías de sectores muy diversos: desde el grupo de lujo LVMH hasta la petrolera Total. El club de fútbol PSG es su marca francesa más popular. En Alemania destaca por controlar el 10,5% del segundo mayor fabricante mundial de automóviles, Volkswagen. En España, su participación del 8,69% en Iberdrola está valorada en 5.790 millones de euros. También controla el 19% de Inmobiliaria Colonial, con un valor de 600 millones. Otra sociedad catarí, Primefin, mantiene el 5,53% en los almacenes El Corte Inglés, donde llegó a tener el 11%.

El lavado de imagen de esta «monarquía tradicional a la cabeza de la cual está el emir», según definición de la oficina de información diplomática del Ministerio de Exteriores español, tuvo su momento de esplendor con la visita a España -en un recorrido que sumó otros países europeos- del jeque Tamim bin Hamad Al-Thani. Este prometió inversiones por 4.720 millones en España. Según el ministerio, Qatar es el 56º proveedor mundial de España y España es el cliente 68º. El valor del comercio bilateral fue de 981 millones de euros en 2021. El 82% de las importaciones cataríes son de combustible, fundamentalmente gas licuado (GNL). Inditex, Cortefiel y Mango son las empresas de moda con presencia destacada en el emirato.

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En este número de Activos hemos querido abordar cómo este negocio llamado Qatar Sociedad Privada ha utilizado el Mundial de fútbol como parte de la estrategia de su lavado de imagen. Si la Rusia de Vladímir Putin tuvo su Mundial de 2018 cuatro años después de su primera invasión de Ucrania, que nadie amenazó con boicots ni protestas, ¿por qué Qatar iba a ser tratado distinto? La geopolítica, unida al deporte, crea extrañas sinergias. En estos momentos, los defensores de la corrección política se defienden argumentando que este Mundial puede servir para que el emirato vaya ampliando sus libertades y mejorando su sistema laboral. Cruzad dedos. Testimonio personal: hace unos 10 años pasé 24 horas en Doha, la capital catarí; en una acalorada excursión al desierto para saltar dunas se quedaron grabados en mi memoria los miles de barracones que rodeaban las grandes obras de infraestructuras viarias que se estaban construyendo.

¿Y el Mundial? Ganará alguno de los de siempre. Y dentro de cuatro años, en verano, como debe ser, el hemisferio norte recibirá otro Mundial singular. El trío formado por Estados Unidos, Canadá y México ya espera. Por entonces, el mundo vaya a saber con qué incertidumbres vivirá.