Mundial de Qatar

220.000 millones para comprar el fútbol y una marca

El emirato lleva preparándose más de una década para la celebración de un evento a partir del que ha intentado construir una identidad global

Emblema oficial del Mundial de Qatar 2022 sobre un edificio de Doha.

Emblema oficial del Mundial de Qatar 2022 sobre un edificio de Doha. / Noushad Thekkayil / EFE

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Cristian García

Cuando Joseph Blatter, entonces presidente de la Fifa, anunció el 2 de diciembre de 2010 que el país albergaría la Copa del Mundo de Fútbol nadie imaginaba el desembolso que su realeza iba a hacer en el mundo del fútbol. Más de 6.500 millones de euros en la compra de clubes, patrocinios y derechos audiovisuales para ganar influencia y allanar la aceptación -no conseguida- a un torneo que ha roto la normalidad de cualquier temporada y devuelve al deporte a esas páginas en las que se olvida su rol de altavoz de la justicia social.

Un proyecto que ha ido más allá de los habituales preparativos para una cita de estas dimensiones, con el que Qatar busca dejar su impronta en el deporte más popular del mundo y por el que la Fifa espera ingresar 6.500 millones de euros, cifra que supone un 14% más que en Rusia 2018. Un premio que no ha estado exento de polémica ante la falta de transparencia alrededor de las votaciones por las que el país de Oriente Medio se impuso contra pronóstico a Estados Unidos. De hecho, en 2020 el departamento de Justicia de Estados Unidos (EEUU) aseguró que varios representantes que trabajaban para la candidatura qatarí habían sobornado a funcionarios de la Fifa. 

Construir 7 estadios nuevos 

La factura es catorce veces superior a la de Brasil 2014 y ha supuesto construir siete nuevos estadios, que se suman al único que existía con los requisitos mínimos que exige la Fifa. Seis de los ochos recintos pueden recibir entre 40.000 y 50.000 espectadores y tan solo el Estadio Nacional de Lusail tiene capacidad para más de 80.000 personas. En este proceso, más de 6.500 personas muertas durante la construcción de las infraestructuras por unas condiciones laborales por debajo del mínimo exigible.

De hecho, la construcción de recintos deportivos apenas representa un 3% de la inversión total realizada por el emirato, que en esos más de 200.000 millones incluye todas las grandes infraestructuras -nuevas carreteras, metro y aeropuerto- y la oferta de servicios necesaria para absorber la llegada de 1,2 millones de aficionados a un territorio de poco más de 11.500 kilómetros cuadrados. Entre 2012 y 2017, el país invirtió 100.000 millones de euros en solo 13 proyectos urbanísticos, a lo que hay que sumar los 1.000 millones destinados a la reforma de una de las terminales del aeropuerto de Doha. Para la nueva línea de metro de la capital el país ha invertido 15.400 millones de euros, que se incluyen dentro de los casi 40.000 millones dirigidos a reformar todo su sistema ferroviario.

Estas reformas se incluyen en el programa Qatar National Vision 2030, un proyecto que lleva en marcha desde el 2015 y al que el Emirato destina alrededor de 325.000 millones de euros en proyectos industriales y otros 70.000 millones de euros para impulsar el sector turístico. En cuanto al retorno económico en el país, el gobierno qatarí cifró el impacto de la Copa del Mundo en 20.000 millones de euros. Sin embargo, este mismo año rebajó sus previsiones hasta los 17.000 millones de euros.

Asimismo, otra de las particularidades de esta Copa del Mundo es que los ocho estadios se encuentran en un radio de tan solo 55 kilómetros. Este ha sido uno de los grandes rompecabezas para la organización ya que, aunque pueda suponer una ventaja en términos de desplazamiento para aficionados y selecciones, provoca una excesiva concentración de seguidores en muy poco espacio.

4.500 euros por noche

La capital, Doha, verá casi duplicar su población durante unas semanas, lo que a su vez ha disparado los precios de los alquileres para los residentes en el país. La búsqueda de alojamiento ha sido una quimera para los aficionados de las 32 selecciones. Algunos han logrado encontrar alojamiento en hoteles, aunque a precios que rondan los 4.500 euros por noche. Otros han encontrado sitio en apartamentos cuyos precios más baratos se sitúan en los 100 euros por noche.

Entre las principales alternativas impulsadas para aumentar la oferta hotelera en el país destacan los hoteles flotantes ubicados en la costa y las Fan Village, que son contenedores de mercancías adaptados como habitación por las que se cobra alrededor de 210 euros por noche. El esfuerzo inversor, que choca con la estrategia del movimiento olímpico en cuanto a la sostenibilidad de las inversiones, no se ha limitado al ladrillo.

Más allá de la organización del Mundial, el emirato comenzó hace ya casi dos décadas a trazar las líneas maestras de un plan con el que extender su influencia en todo el mundo gracias al fútbol. Una inyección de recursos a esta industria con la que ha intentado minimizar las críticas a sus políticas y a la necesidad de alterar el calendario para hacerlo viable. Hoy, su hombre fuerte en este deporte, Nasser Al-Khelaïfi, es el presidente de la Asociación Europea de Clubes (ECA) y es el principal aliado de Uefa en el frente común contra la Superliga.

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La primera piedra se puso en 2004, cuando el país invirtió 1.300 millones de euros en la construcción de la Academia Aspire en Doha, el mayor centro de rendimiento deportivo del mundo a través del cual se ha vertebrado el desarrollo del fútbol, sus clubes, y la selección nacional. Su seleccionador actual, el catalán Félix Sánchez, fue uno de los primeros en unirse al proyecto. En 2012, Aspire dio su primer salto al extranjero con la compra del KAS Eupen de la segunda división de Bélgica, el que no tardó en consolidarse en Primera división y limpiar su deuda.

En 2015, Qatar puso su mirada en España para ampliar su ‘holding’ futbolístico con la adquisición de su tercer club: la Cultural Leonesa. La entidad deportiva, que milita en Primera Federación, también ha logrado sanear sus cuentas tras acabar con una deuda de 1,7 millones de euros. Además, desde su existencia, la Aspire Academy ha tejido alianzas con 50 clubes y federaciones de todo el mundo.