Energía

La UE quiere resucitar el carbón con ayudas para las térmicas

La medida supone una oportunidad para las centrales asturianas, pero puede ser letal para Arcelor porque presionará sobre el precio del CO2

Imagen de un central térmica de carbón.

Imagen de un central térmica de carbón.

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Pablo Castaño

La Unión Europea quiere reducir al máximo el consumo de gas, ante las amenazas de Rusia de cerrar el grifo, y está dispuesta incluso a relajar temporalmente sus objetivo medioambientales, una de sus banderas en los últimos años. En su plan para capear la crisis energética, la Comisión Europea se muestra partidaria de sustituir gas por carbón. Incluso está dispuesta a incentivar la reactivación de las térmicas de carbón mediante subvenciones públicas que hagan asumible el consumo de mineral. La medida puede suponer una segunda vida para las centrales de Asturias, pero también un nuevo peligro para la gran industria de la región. La reactivación de las térmicas elevará la demanda de derechos de emisión de CO2 y ejercerá nuevas presiones alcistas en sus precios. Un nuevo encarecimiento de los derechos puede ser letal para compañías como la siderúrgica ArcelorMittal, que incluso ya se plantea paradas por el precio de la energía sin tener en cuenta ese posible nuevo factor.

El plan de la Comisión Europea, titulado 'Ahorra gas para un invierno seguro', se espera aprobar este miércoles. El documento pide la introducción inmediata de medidas coordinadas a nivel europeo para reducir el consumo de gas como la limitación del termostato por encima de los 25 grados en los sistemas de aire acondicionado de los edificios públicos y de los centros comerciales, o la puesta en marcha de subastas de capacidades de gas para incentivar a la industria a reducir temporalmente su producción y, por tanto, su consumo energético. Y junto a esas medidas, la Comisión incluye la necesidad de aprovechar todas las fuentes alternativas al gas, aunque emitan más emisiones de CO2 y contaminen mucho más.

"Aunque el cambio a las fuentes renovables de energía es la principal prioridad, la Comisión aplicará también temporalmente toda la flexibilidad disponible en la directiva de emisiones industriales y en la directiva de evaluación de impacto medioambiental", señala el borrador del plan, que detalla que las centrales de carbón que reinicien su actividad para compensar los cortes del gas ruso "podrán quedar exentas de los objetivos de emisiones industriales". La Comisión considera que se puede ahorrar "una cantidad significativa de gas", aunque reconoce que "el cambio de combustible tendrá un impacto en la polución del aire".

Alemania, Austria y Países Bajos ya han anunciado planes para incrementar la generación eléctrica con carbón. En otros casos el incremento de su uso se está produciendo de forma automática como consecuencia de la escalada del precio del gas, de la que tampoco se libra el propio mineral. En España se está registrando un ligero repunte del uso del carbón –que es de momento muy inferior al del gas– coincidiendo con el aumento de demanda energética con la ola de calor. Según datos de Red Eléctrica, en lo que va de julio el carbón ha cubierto el 3,2% de la demanda, cuando en el último año su participación había sido del 2,8%.

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La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, había asegurado a La Nueva España el pasado 7 de julio que España "no necesita volver atrás en la transición energética como Alemania", pero la semana pasada encargó a Red Eléctrica que evaluara la necesidad o no de prolongar la vida de las centrales de carbón que han solicitado el cierre pero que aún no tienen la autorización definitiva, como es caso de las térmicas de As Pontes o de Soto de Ribera.

El plan de la Comisión Europea puede dar un segunda vida a las centrales de carbón de Asturias, pero puede ser muy dañino para la gran industria asturiana. La reactivación de las centrales de carbón incrementará la demanda de los derechos de emisión de CO2, lo que podría incrementar su precio. En su última memoria ambiental, publicada la semana pasada, ArcelorMittal ya situaba el incremento de los costes de los derechos de emisión como uno de los factores "con mayor impacto en la viabilidad del negocio". Un nuevo incremento podría ser letal en un momento en el que la multinacional ya ve "inevitable" la parada de plantas en España por el actual precio de la electricidad.

Azerbaiyán se erige en opción a Rusia y duplicará el gas que envía a la UE

Ante la amenaza de Rusia, Bruselas lleva meses negociando con otros países productores de gas para tratar de reemplazar a Moscú como suministrador de esta fuente de energía. En marzo pasado cerró un acuerdo con EE UU para aumentar en 15.000 millones de metros cúbicos adicionales los envíos este año; en mayo, un memorándum con Egipto e Israel para importar gas natural licuado y en junio fue Noruega quien se comprometió a aumentar sus entregas. Desde ayer, la Unión Europea (UE) suma una muesca más a sus aliados "fiables" para seguir independizándose energéticamente lo antes posible del Kremlin: Azerbaiyán. Según el acuerdo anunciado desde Baku por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, la ex república soviética multiplicará el suministro hacia la UE para alcanzar al menos los 20.000 millones de metros cúbicos anuales frente a los 8.100 millones de 2021. Por su parte, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) urgió ayer a los europeos a reducir ya el consumo de gas porque las medidas tomadas hasta ahora son "insuficientes", incluso si Rusia restablece este verano el suministro por el gasoducto Nord Stream 1, lo que no está asegurado. El director ejecutivo de la AIE, Fatih Birol, señaló que Europa tiene que hacer ahora "todo lo que pueda" para reducir el riesgo de cortes y racionamientos en invierno "cuando sus ciudadanos más vulnerables son los que menos pueden permitirse prescindir de él", y eso sin abandonar el rumbo de la transición energética. Para ello, Birol propone cinco puntos de acción. El primero, establecer plataformas de subastas de gas para incentivar una reducción de la demanda de la industria. El segundo, minimizar el consumo de gas para generar electricidad, por ejemplo recurriendo temporalmente como alternativa a centrales de carbón, de petróleo y a las nucleares. El tercero, una mayor coordinación entre los operadores energéticos de toda Europa pare reducir los picos de consumo, ya que es entonces cuando más se utilizan las centrales de gas para producir electricidad. Cuarto, disminuir el consumo de los particulares con normas y controles para el aire acondicionado, para lo que las administraciones tienen que ser ejemplares. Y quinto, la AIE pide armonizar los planes de emergencia a nivel nacional y europeo.