REHABILITACIÓN

El último palacio de la Castellana de Madrid se convierte en oficinas con una obra de 13 millones

El Consorcio de Compensación de Seguros, controlado por el Gobierno y las aseguradoras, encarga una rehabilitación integral del edificio del Paseo de la Castellana 19 de Madrid, antigua sede de la CNMV, para ponerlo en alquiler

Vista exterior de Paseo de la Castellana 19.

Vista exterior de Paseo de la Castellana 19.

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Gabriel Santamarina

La última Casa Palacio del Paseo de la Castellana se convierte en uno de los mejores edificios de la zona. El Consorcio de Compensación de Seguros invertirá 13 millones de euros en la rehabilitación de Castellana 19: 8 millones se destinarán a la reforma y los 5 restantes a acoplar el inmueble a los futuros inquilinos. La reforma ha sido encargada a Ruiz-Larrea Arquitectos, que convertirá el edificio en el de menos consumo energético de todo el Paseo de la Castellana de Madrid.

A pesar de no haber finalizado sus labores de rehabilitación, varias compañías públicas y privadas se han interesado en alquilar el icónico edificio del siglo XIX de la arteria principal de la capital; según apuntan fuentes de mercado a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. El Consorcio podría llegar a arrendar el inmueble a más de 200.000 euros al mes, teniendo en cuenta la excelente ubicación y la calidad del producto, una vez finalice sus labores de rehabilitación. Sin embargo, si algún ente público se instala, previsiblemente, la renta que pagará será muy inferior a la de mercado. El inmueble suma casi 6.300 metros cuadrados y fue la antigua sede de la Comisión Nacional del Mercado de Valores hasta 2018. El regulador de la bolsa española vendió, en 2018, el activo a la compañía controlada por las aseguradoras y el Ministerio de Economía por 40 millones de euros.

Su valor actual de mercado podría superar los 75 millones de euros, teniendo en cuenta que la última gran adquisición en la zona, Castellana 42, se transaccionó a más de 12.000 euros por metro cuadrado, aún tratándose de un edificio pendiente de reformar y sin encontrarse a plena ocupación. Los activos en estas ubicaciones super prime se califican como "activos trofeo", ya que numerosos patrimonialistas de largo plazo quieren comprar en la zona y los inmuebles disponibles salen a cuentagotas al mercado. Sumando el capital invertido en la reforma y teniendo en cuenta la renta de mercado, el Consorcio podría recibir por el alquiler de la antigua casona hasta 2,5 millones al año en ingresos, lo que supone una rentabilidad bruta superior al 4,5%.

Palacio reconvertido a oficinas

La historia de Castellana 19 se remonta al siglo XIX, alojando la Casa Palacio de Don Pablo del Puerto. El fin de obra data de 1903 y es obra del arquitecto vizcaíno Miguel de Olabarría Zuaznábar y del madrileño Benito González del Valle. En 1987, los propietarios cambiaron el uso del edificio de residencial a oficinas. El histórico portón destinado a la entrada de carruajes de caballos se convirtió en una rampa de garaje hasta el primer nivel bajo rasante.

El activo está considerado como protegido, por lo que se conservará la primera crujía del edificio, que no se destruyó en la reforma del 87; la galería vista posterior de la primera balconada, las columnas de forja del patio trasero y aquellos elementos que sean originales. Una vez se culmine la rehabilitación, el edificio recuperará su histórico acceso a la Castellana.

Otras reformas icónicas en Castellana

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Llamada a ser una de las grandes operaciones del año, CaixaBank puso a la venta su histórica sede, en Castellana 51. Este activo suma más de 30.000 metros cuadrados y se transaccionará por encima de los 200 millones de euros. Previsiblemente, la mejor oferta la realizará la fundación de la propia entidad financiera. Entre los finalistas del proceso, organizado por la consultora CBRE, se encuentran también el banco norteamericano JP Morgan, la Socimi española GMP, CBRE IM o el fondo soberano de Singapur GIC.

Al igual que Castellana 19 y 42, la antigua sede de CaixaBank será rehabilitada, una vez se cierre la operación. Actualmente, el inmueble apenas tiene uso, después de que, tras la fusión entre La Caixa y Bankia, los empleados de ambas corporaciones se trasladasen a las Torres Kio.