CRÍTICA

'Campesinos y señores', de Theodor Kallifatides: un mundo pequeño

En esta obra, publicada por primera vez en español, el autor sueco de origen griego narra la historia de la ocupación nazi de su pueblo

Theodor Kallifatides, autor de 'Campesinos y señores'

Theodor Kallifatides, autor de 'Campesinos y señores' / Redacción

Juan Gaitán

Alguna vez lo he dicho, estoy seguro, pero eso no desautoriza en absoluto el argumento. Basta una gota para explicar el océano, y basta una aldea para explicar el mundo. Viene bien, acaso, recordar lo que dice Albert Camus en su Calígula: "en todas partes es igual, los hombres nacen, viven y mueren y no son felices".

Eso es lo que propone Theodor Kallifatides (Molaoi, Grecia, 1938) en Campesinos y señores, libro con el que la editorial Galaxia Gutenberg inicia la publicación de la trilogía que dio fama a este autor griego que ha escrito la mayor parte de su muy sólida obra en Suecia y en sueco, y que por primera vez se traducen al español. Las siguientes entregas serán El arado y la espada y Una paz cruel.

Pero circunscribámonos a Campesinos y señores, que se publicó por primera vez en 1973. La historia arranca en 1941, con la ocupación nazi de una pequeña aldea del Peloponeso llamada Yalós, que es evidentemente un trasunto del Molaoi natal de Kallifatides. No será esta la primera novela en la que el autor se ocupe de ese momento histórico. Volverá a él con El asedio de Troya, donde una joven maestra recurre al mito para ayudar a sus estudiantes a sobrellevar los terrores de la ocupación nazi. Sin embargo, aunque parezca un libro de memorias, es necesario señalar que en el momento de la ocupación el autor tenía tres años y, por tanto, su memoria sobre los hechos es heredada de sus mayores, a quienes sin duda los oyó contar muchas veces.

Una visión particular

La novela forma parte de ese subgénero que versa sobre la ocupación nazi de gran parte de Europa. Pero la visión aquí es muy particular. Los yalistas tienes una concepción muy particular del mundo, aunque, leyendo la novela, los mediterráneos, sobre todo los que hemos nacido o vivido en pueblos pequeños, quizás nos sintamos muy identificados, nos reconozcamos en algunos de los personajes, en algunas de las reacciones, en algunas de las costumbres.

La novela comienza el 22 de junio de 1941. El rumor de que los alemanes van a ocupar la localidad hace que todos los habitantes se reúnan a la entrada del pueblo. A partir de este hecho, Kallifatides aprovecha para, con un tono digresivo muy representativo del carácter mediterráneo, ir explicándonos las costumbres del lugar, las personas que lo pueblan, sus vidas y sus historias. Será, al cabo, lo más interesante de la obra.

La ocupación nazi, siendo el pretexto, queda un tanto soterrada, se convierte en una "presencia" cuyo protagonismo es casi subterráneo. En esto recuerda mucho ese modo de terror que Cortázar traza magistralmente en Casa tomada (relato publicado por primera vez en 1946, en el número 11 de la revista Los Anales de Buenos Aires, dirigida por Jorge Luis Borges, y que posteriormente, en 1951, fue recogido en el volumen Bestiario).

De lo individual a lo colectivo

Pero, como digo, lo más fascinante de la novela es la presentación de los personajes que pueblan Yalós. De forma fragmentaria, con capítulos breves, independientes (aunque unidos por el liviano lazo de la ocupación), en realidad Kallifatides cuenta la historia del pueblo, de su pueblo, y sus vecinos. Consigue así que un compendio de historias individuales sirvan para contar lo colectivo.

Es especialmente destacable el capítulo "vida y muerte de un loco" (página 157), donde concluye la historia de Lolos, el loco del pueblo, cuya vida hemos ido conociendo poco a poco a lo largo de las páginas anteriores. Igualmente, la historia de la suegra del maestro, que comienza un terrible viaje en busca de su yerno, le sirve a Kallifatides para narrar la inmensa fuerza de las mujeres, su imbatible tesón, su papel determinante en el hecho de resistir. Quizás este sea el más emocionante de todos los capítulos del libro (página 195).

El autor nos presenta así a todos los habitantes del pueblo (el alcalde, el rico, el suicida…), las diferentes clases sociales y la brecha física que hay entre ellas (Kallifatides lo contará utilizando los tres bares del pueblo, situados en la plaza del pueblo) y, poco a poco, la novela va ganando profundidad y también oscuridad, mientras los personajes se van desenvolviendo entre lo absurdo y lo cruel de la guerra, en medio de un clima brutal en tanto que arbitrario.

Kallifatides desarrolla así el estilo (recordemos que estamos ante sus primeras novelas) que le hará posteriormente reconocido y reconocible, esa mirada suya cargada de comprensión, de conmiseración hacia sus personajes, y también un sutil tono humorístico, nunca burlón. Kallifatides es un maestro de la naturalidad narrativa, del arte de contar, una literatura que parece oral.

Campesinos y señores (en la elección del orden de los dos sustantivos en el título ya deja claro Kallifatides dónde están sus simpatías, a cuál de los dos grupos prefiere y con cuál de los dos se siente más identificado) es una novela que resulta conmovedora que desde las vidas pequeñas, desde la aparente levedad de unas existencias sin importancia, relata la importancia de la vida.

Kallifatides nos hace querer a sus personajes, nos hace sufrir con ellos, y muchos vemos reflejado en la aparente indolencia de los yalitas la aparente indolencia de tantos lugares parecidos, de tantos pueblos mediterráneos, sureños, donde la vida transcurre del mismo modo, por los mismos derroteros y diríamos que, casi, con la misma gente.

'Campesinos y señores'

Theodor Kallifatides

Traducción de Carmen Montes Cano

Galaxia Gutenberg

224 páginas

19,50 euros