Opinión | LITERATURA

Francisco Rico o el placer por saber qué piensa

El académico viene de una tradición erudita envidiable, tan alejada de nuestro tiempo, tan ilustrada, tan sabia y con tanto criterio de interpretación que es un gusto escucharlo y leerlo porque siempre se aprende

El académico Francisco Rico

El académico Francisco Rico / Ricard Cugat

Francisco Rico es uno de nuestros académicos más cultos y poliédricos. Viene de una tradición erudita envidiable, tan alejada de nuestro tiempo, tan ilustrada, tan sabia y con tanto criterio de interpretación que es un gusto escucharlo y leerlo porque siempre se aprende.

Radical en sus propuestas y dispuesto a extender en una mesa intelectual aquello que piensa sobre lo que sea, sin miedo a quedar mal o a molestar. Podrá tener razón o no. Eso es algo que deberá descubrir el interlocutor, pero al menos habrá la oportunidad de ir a la contra. Sin idea primera, no hay contra idea.

Rico acaba de publicar Petrarca (Arpa Editores, 2024) un acercamiento a la obra y la vida de un personaje que buscó siempre la objetividad de las cosas. El propio autor explica, sin ningún tipo de reparo, que está en las antípodas del académico. A Francisco Rico parece importarle muy poco todo eso.

Es muy curioso e interesante, y diría que también ejemplarizante, que un intelectual que se conoce bien sepa dónde beber para mejorar. Todo un mensaje de uno de los mejores estudiosos de nuestra literatura, con el que ya es difícil departir y debatir, reorganizando un nuevo libro sobre el concepto del secreto, porque sale muy poco.

Y es una lástima, aunque la edad te conduzca poco a poco a interesarte cada vez menos por lo que piensen otros. La charla con Juan Cruz que publica ABRIL nos hace descubrir, sin reparos, que Rico no ha leído jamás a Javier Marías, y que no lo hará nunca. Ahí queda.

Y a los que en algún momento caímos rendidos ante la literatura de Marías sólo nos queda pensar sobre el porqué de su crítica. Y eso es discurrir junto a los grandes pensadores. Ir en su contra y a favor, saliendo de lo que denominan el espacio de confort. Ese placer por complicarse la vida. Claro que junto al académico Francisco Rico eso sólo puede ser un disfrute.