MISCELÁNEA
He venido a hablar de mi libro: Elisa Ferrer
'El holandés' es una novela sobre la propia escritura, sobre la creación de la identidad
Elisa Ferrer
Apenas era una niña cuando escuché por primera vez una historia que aparecería de manera recurrente en sobremesas, en la cola de la panadería, en las conversaciones del patio del colegio: la de un hombre que vendió un solar en Benidorm que no le pertenecía por 400 millones de pesetas y huyó a Utrecht con su familia. Por aquel entonces, para mí un solar era un trozo de sol, y Benidorm se me antojaba un planeta lejano, no la ciudad que se ubicaba a un par de horas de mi pueblo, la ciudad que democratizó el turismo.
Cuando escuchaba hablar del cabecilla de la estafa, casado con una amiga de la infancia de mi madre, su nombre iba a asociado a anécdotas absurdas, que engrosaban esta historia mítica que, a golpe de ser contada en el pequeño pueblo en el que crecí, donde él terminó por recalar, se cinceló con materiales como la exageración y la épica, hasta ganar el estatus de leyenda.
Aun así, o quizá precisamente por crecer tan pegada a ella, olvidé esta historia, la aparté sin ser consciente de que la estafa que se dio en ese solar insurrecto, el único que quedaba en la primera línea de costa de Benidorm, era, de algún modo, el retrato de una época, de un modo de ser, de medrar, una metáfora del turismo desbocado en el que terminaría por basarse la economía de nuestro país.
Reencuentro
Fue años después, en el verano de 2017, cuando la historia llamó a mi puerta. Lo hizo de manera literal porque fue el propio autor de la estafa el que se presentó en casa de mis padres durante una de mis visitas. Quería conocerme, hablar conmigo, con la hija guionista, porque tenía una historia increíble y, según él, yo, las herramientas para contarla. Me aseguró que nos íbamos a forrar, y me reí, ¿cómo explicarle que la literatura y el audiovisual suelen ir de la mano de la palabra precariedad?
Al principio, traté de guardar de nuevo esta historia en el compartimento de las cosas olvidadas, ¿qué necesidad de rebuscar en esas anécdotas de las que ya se habían apropiado los habitantes de mi pueblo, que ya habían sido moldeadas y relatadas a su gusto? Pero golpeaba en mi cabeza, como la gota erosiona a la piedra, hasta abrirse paso y obligarme, de algún modo, a escribirla. Primero, en un taller de no ficción, en el que, al contrario de lo que se pretendía, me di cuenta de que, si no construía una narradora ajena a mí, si no disfrazaba tramas y personajes de ficción, sería incapaz de hacer mía esta historia.
Conversaciones con el protagonista, paseos por Benidorm, una estancia de dos meses en Utrecht, entrevistas con gente que lo conoció, cuatro años de escribir mucho, de borrar más, hasta que la trama pasó a un segundo plano porque entendí que lo importante era la forma, el personaje, que era una novela sobre la propia escritura, sobre la creación de la identidad, sobre una generación, la mía, que creció a la sombra de la del pícaro valenciano, ese que erigió su riqueza a golpe de chanchullos y corrupción que, lamentablemente, se han convertido en parte fundamental de la identidad de mi tierra.
'El holandés'
Elisa Ferrer
Tusquets Editores
304 páginas. 19 euros
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