Opinión | ALTA FIDELIDAD

Amor, divina invención

Comparto teoría con la banda Camera Obscura y con Luis Landero: el amor y el arte son el motor de la vida

El grupo Camera Obscura

El grupo Camera Obscura / EPE

Estos días se me ha juntado la vuelta de Camera Obscura, la banda de culto escocesa, con la nueva novela de Luis Landero. Ambos son eventos en mis entretelas, fandangos en mi corazón. Una de mis escenas favoritas del cine es la de Woody Allen recitando en Manhattan todas esas cosas por las que vale la pena vivir: Louis Armstrong, Groucho Marx, Mozart, Flaubert, Cézanne… y el rostro de Tracy. Esta escena demuestra mi teoría, la de Landero y la de Camera Obscura: el amor y el arte son el motor de la vida.

En La última función, el escritor nos cuenta la historia de Tito y Paula, dos personajes que encuentran en el teatro una razón para vivir, para transformarse, para continuar. Hace diez años Camera Obscura sufrió la muerte de su teclista, Carey Lander y, aunque sus miembros siguieron en contacto, hasta ahora no habían podido volver a poner en marcha el grupo. Hace unos días lanzaban la mejor canción posible para su regreso, Big Love, en la que dicen a ritmo de country: “Fue un gran amor, por eso le costó diez años sacarla de su cabeza. Te escuchamos llorar. Es el momento de decir adiós. Cariño, no hay sitio para ti en esa habitación, ya no vuelvas allí”.

No hacen referencia, pero es tentador pensar que hay varias historias contándose entre esas líneas y que aunque les haya costado diez años volver a componer, paradójicamente es una forma de sanar la herida que impedía antes hacerlo. El arte nos redime hasta del amor que nos destruye y se alimenta de ello. En La última función Landero explica muy bellamente el rayo que atraviesa a Paula cuando se enamora por primera vez y congela al resto del mundo, pero también cómo inventamos al otro para vivir como deseamos, muy parecido a los relatos en los que nos cobijamos de la realidad o con los que la amplificamos.

Las mejores canciones de amor

Dice el escritor extremeño también en su nueva novela que no se puede añadir mucho más sobre el amor a estas alturas ni después de tantas canciones y sin embargo Landero encuentra la manera de hacerlo en esta novela que me ha hecho preguntarme cuáles son las mejores canciones de amor. Pensaba que precisamente Camera Obscura tienen una que fue un pequeño hit para muchos de nosotros, se llama Lloyd, estoy lista para que me rompan el corazón y era un guiño a aquella canción de Lloyd Cole and the Commotions en la que mencionaban a Normal Mailer llamada ¿Estás listo para que te rompan el corazón?

The Magnetic Fields, la banda que lidera Stephin Merritt y que toma el nombre del libro de André Breton, publicaron en 1999 un disco llamado 69 Love Songs que, efectivamente, contenía 69 canciones de amor entre las que está The book of love: “El libro del amor es largo y aburrido, está lleno de tablas y datos, instrucciones para bailar, pero a mí me gusta cuando me lees, tú puedes leerme lo que quieras, el libro del amor tiene música en él, de hecho de ahí es de donde viene la música”. Del amor viene la música, del amor viene todo.

Unos años antes de este trabajo conceptual, Merritt ya había publicado una canción que me fascina porque no sé si es de amor o venganza. Se llama When you’re old and lonely y dice: “Cuando seas viejo y estés solo desearás haberte casado conmigo. Yo podría encender un fuego para ti, llevarte pasteles y té cuando tengas frío y hambre. Estaré esperando junto al teléfono”. Me gusta pensar que es una declaración de amor eterno, pero a veces pienso que lo que intenta decir la letra es que ojalá la otra persona se sienta sola cuando envejezca y se acuerde de lo que perdió. No hay que ser del todo ingenuos ni desestimar el odio como tercer motor.