Opinión | BOTÓN DE NÁCAR
Kate Zambreno marca el paso del tiempo
'Derivas' nace de la fantasía de la autora de "escribir unas memorias sobre la nada", de vaciarse "de lo personal"

La escritora estadounidense Kate Zambreno / Heather Sten
La escritora estadounidense Kate Zambreno (Mount Prospect, Illinois, 1977) dice de su libro más reciente, Derivas (La Uña Rota, 2023, traducción de Montse Meneses Vilar), que es su «fantasía de escribir unas memorias sobre la nada. Deseo vaciarme de lo personal". Es un libro que es puro presente y se convierte en eso por el afán de atrapar el tiempo: la única manera de registrar el paso del tiempo es comprobando las huellas materiales que deja el paso del tiempo, la degradación de la materia –de las relaciones, los cambios de opinión, etcétera–. "Para mí el arte es una manera de hacer observaciones sobre la soledad, la mía y la de los demás. Una manera de marcar el paso del tiempo".
La última edición del festival Cuéntalo de Logroño estuvo dedicada al tiempo y a nuestra relación con él. Escuché a Agustín Fernández Mallo negarlo, al menos en su dimensión subjetiva, y a Iván de la Nuez explicar que para él el tiempo es siempre futuro. El libro de Zambreno transcurre en un lapso de año y medio, las estaciones se suceden, marcando el compás del tiempo que pasa, y ocurren dos cosas importantes: alguien entra en su casa y se lleva el ordenador de Zambreno y una mochila; se queda embarazada ("noticia que recibo con estupor", dice).
En la mochila robada tenía un ejemplar de L’image fanôme, de Hervé Guibert, que acaba de traducir Magalí Sequera para Los Tres Editores (Imagen fantasma). Lo abro al azar: "Ya es mala una habitación de hotel que no puede fotografiarse (que no produce el deseo de hacer ninguna foto). Cuando se llega a una ciudad, primero hay que fotografiar la habitación, como para marcar el territorio; capturar tu reflejo en el espejo, como para marcar la pertenencia temporal […]".
Hay una dimensión material del tiempo en Derivas: ella tratando de acabar el libro a tiempo de cobrar el resto del anticipo, antes de que nazca el bebé, que le quitará tiempo. "Las escritoras que conozco que son madres me dicen que no podré escribir durante los dos primeros años. O puede que incluso los cuatro primeros". Está la pelea por el tiempo entre la escritura y la vida, "Derivas no va de lo contemporáneo, sino de su interrupción", le escribe una amiga. "Leer es escribir, tomar notas es escribir, ver películas es escribir, copiar es escribir", le dice otra para consolarle por no escribir Derivas.
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