PERFIL

Lea Ypi, alegoría de la libertad

Gracias a su novela autobiográfica 'Libre', los gurús literarios anglosajones y alemanes la han colocado en el parnaso de intelectuales influyentes

La escritora Lea Ypi

La escritora Lea Ypi / Stuart Simpson

Cuando Lea Ypi era pequeña en el último país comunista e impenetrable de Europa, la “biografía” podía condenarte a muerte o regalarte un salvoconducto a la gloria, efímera.

Ypi, filósofa, politóloga y escritora, profesora de Teoría Política en la London School of Economics, nació en Albania en los estertores del estalinismo patrio (Tirana, 1979). A los niños entonces y allí se les contaba una historia fantástica para que pudieran soportar la inexplicable realidad. Y ellos, y por supuesto Lea, niña de excelentes aptitudes académicas, vivían aquella alegoría sin cuestionarse nada.

Cuestionarse era aún peor que la biografía; la biografía era la ficha policial, los antecedentes ideológicos y sanguíneos. El abuelo de Lea trabajaba en el extranjero y aquel señor denominado y burlado popularmente como “Botijo” Ypi era un extraño que nada tenía que ver con su nombre familiar.

Stalin, Hoxha y demás patulea de dirigentes eran tíos de carne y alma para los niños, y por supuesto para Lea, premio extraordinario y ganadora de todos los concursos que fomentaban las ciencias según el marxismo.

Pero un día, apenas 10 años tenía la pequeña patriota, una avalancha de “hooligans” la arrastró por las calles hasta dar con su diminuto cuerpo en las monumentales pantorrillas del tío Stalin, en hierro forjado esculpidas. A ellas se abrazó encomendándose al Partido (ni dios ni nada, el Partido).

El fin de la fantasía

Cuando pudo alzar su vista, buscó aquel amable y sonriente bigote que tanto le reconfortaba, pero había desparecido: le habían volado la cabeza, varias toneladas de cabeza. Era el principio del fin, el fin de la fantasía, año 1990.

En Libre (Anagrama) la reputada filósofa ha echado mano de los cuadernos donde, a partir de aquella “manifestación” (término vetado) había ido apuntando sus impresiones, para dar forma a un relato de una ternura y una lucidez tales que los gurús literarios anglosajones y alemanes la han colocado en el parnaso de intelectuales influyentes. Los diarios daban cuenta, por ejemplo, de que su abuelo había muerto solo y pobre en el exilio, o que el tal “Botijo” había sido su bisabuelo, primer ministro en 1921, ministro del autoproclamado rey Zog I en 1928 y breve presidente de Albania en 1939, circunstancias que marcarían a fuego la “biografía” de su familia, enmudecida.

Un cuento real

Se extiende el cuento hasta hacerse real en la convulsa década de los 90, cuando también descubre que sus mayores, como el 80% de los albaneses, son musulmanes disfrazados de ateos. Su madre es alistada por las feministas europeas para liderar un partido y ella, mujer islámica, le pasa al testigo a su marido intelectual, que fracasa.

Pierden el único capital que habían conseguido guarecer del expolio del Partido, invirtiéndolo en la pirámide financiera que desembocará en una breve guerra civil en 1997. Momento que Lea aprovecha para exiliarse y continuar sus estudios en Roma (licenciada en Filosofía y en Literatura por la Sapienza), Florencia (doctora por el European University Institute) y Oxford (premio de investigación en el Nuffield College).

Supongo que no seré la única baby-boomer a quien le retumbe la memoria patria con la excelente lectura de Libre.

'Libre'

Lea Ypi 

Traducción de Cecilia Ceriani 

Anagrama

328 páginas. 20,90 euros