IGLESIA

La Diócesis de Cartagena prohíbe a los curas entrar en las duchas y vestuarios de los menores "si no hay una causa grave"

Lorca Planes presenta un protocolo, destinado a todos los religiosos, “el obispo el primero”, que establece sacristías con puertas abiertas y catequesis con cristaleras para prevenir abusos sexuales en la iglesia en la Región

Gil José Sáez y Lorca Planes, este lunes, protocolo en mano en el Palacio Episcopal.

Gil José Sáez y Lorca Planes, este lunes, protocolo en mano en el Palacio Episcopal. / Juan Carlos Caval

“Es un dolor muy grande”, comenzó diciendo el obispo de Cartagena, José Manuel Lorca Planes, en la presentación en Murcia, este lunes por la mañana, del Protocolo Diocesano de Prevención, Actuación y Reparación de Abusos Sexuales para la Protección de Menores y Adultos Vulnerables, para “asegurar que las personas tengan la seguridad de estar en espacios cuidados y protegidos dentro de la Iglesia”. El protocolo, por ejemplo, prohíbe a los curas entrar a las duchas y los vestuarios de los menores "a no ser que haya una causa grave". También sanciona las "bromas" con connotaciones sexuales y el lenguaje soez.

¿A quién va dirigido el protocolo? “A todo el mundo, el obispo el primero. Los destinatarios son todos los miembros de la Iglesia. Se trata de proteger”, manifestó el prelado en una comparecencia en el Palacio Episcopal de Belluga, sede de la Diócesis.

“Tolerancia cero”, insistió Lorca Planes, que en más de una ocasión ha denunciado él mismo ante la Fiscalía casos de abusos de los que ha tenido conocimiento.

Queda prohibido permanecer a solas con un menor en el baño y dormir en la misma habitación o tienda de campaña que él

Habló de habilitar espacios abiertos, por precaución: “En las catequesis, que las puertas estén abiertas o con cristales”, detalló, “porque estas cosas nos protegen a todos. También hay cristales y espacios abiertos “en el Seminario Menor”.

El protocolo va desgranando, en quince capítulos, conceptos cómo qué es un abuso, diferencia entre pedofilia y pederastia y cuáles son los signos físicos y psicológicos de abuso sexual. También da pautas a los religiosos sobre cómo actuar si un niño le comunica que ha sido objeto de abusos por parte de otra persona.

Gil José Sáez y Lorca Planes, este lunes en el Palacio Episcopal.

Gil José Sáez y Lorca Planes, este lunes en el Palacio Episcopal. / JUAN CARLOS CAVAL

“Ojalá que esto sea un punto y final"

El obispo sentenció que su Diócesis siempre ha hecho gala de “una vigilancia muy grande y un cuidado especialísimo; no nos hemos cruzado de brazos, desde el principio hemos salido al encuentro de este problema”. “Ojalá que esto sea un punto y final: que cambiemos de criterio, que dejemos a un lado (a la hora de agredirlos) a los indefensos, a los niños, a las personas que no tienen capacidades, como los adultos vulnerables”.

Lorca Planes dijo que, si hay acusaciones, después de escuchar a la víctima también hay que hablar con el acusado, ya que existe presunción de inocencia, para “descubrir que todo aquello fue una verdad o una mentira”. 

"Durante el sacramento de la confesión de los menores, está prohibido tocar la cabeza del menor"

Por su parte, Gil José Sáez, delegado de la Oficina de Protección de Menores y Adultos Vulnerables y coordinador del protocolo, habló de que a veces se produce “un proceso de cortejo” antes de agredir a la víctima y acabar haciéndola “responsable” de los abusos sufridos.

"Las muestras de afecto, con mesura"

Destacó que el documento incluye cuestiones que son “de sentido común”, como que los monaguillos se revistan en la Sacristía con las puertas abiertas. “Las muestras físicas de afecto (besos, abrazos) hacia los menores deben realizarse con mesura, ser apropiadas a la edad del menor y estar basadas en el respeto a la integridad y del menor y el derecho de este a rechazarlas”, se lee en la página 68 (a la que aludió el coordinador) del protocolo.

En la página 68 se remarca que "están absolutamente prohibidos juegos, bromas o castigos que puedan tener connotación sexual, evitando cualquier tipo de conductas que impliquen o sugieran desnudarse, besarse o tener contacto físico sugestivo o dado a malinterpretaciones". Además, "se prohíbe a los clérigos y laicos, en presencia de menores o adultos vulnerables, usar un lenguaje verbal que contenga expresiones vulgares y soeces, comentarios sexuales y referencias al aspecto físico de los menores o adultos vulnerables que puedan suponer humillación, invasión de la intimidad del menor y acoso".

En la página 69 se remarca que los clérigos tienen prohibido permanecer a solas con un menor en el baño, dormir en la misma habitación o tienda de campaña que un menor y entrar solo en los vestuarios o las duchas “a no ser que haya una causa grave”. También se prohíbe sentarse junto a un menor en un tren, un autobús o un avión, a no ser que se trate de un pariente.

“El protocolo es de obligado cumplimiento: en el caso de incumplimiento hay sanciones que vienen establecidas”, subrayó Sáez, que añadió que “los protocolos de los 70 diócesis son idénticos”.

“Durante el sacramento de la confesión de los menores, está prohibido tocar la cabeza del menor. La sanción va desde la amonestación a la retirada del oficio”, apuntó este sacerdote.