CIRUGÍA BARIÁTRICA

Vivir tras una operación de obesidad: "Esto no es meterse en el quirófano y 'chimpún', la guerra viene después"

David Noriega, taxista de 48 años, se sometió a una intervención llamada gastrectomía vertical en el madrileño Hospital Infanta Cristina; de 120 ha bajado a algo más de 100 kilos, pero no deja de cuidarse

David Noriega, en una foto actual

David Noriega, en una foto actual / CEDIDA

Nieves Salinas

Nieves Salinas

Dice David Noriega, taxista de 48 años, que se siente otro. Se ha venido tan arriba que ha vuelto a ponerse esa ropa de los 90 que daba por jubilada y tanto le gusta. "La cazadora 'charro' de mis 15 años me vale", cuenta, muy simpático y orgulloso, casi dos meses después de pasar por el quirófano del Hospital Universitario Infanta Cristina, de Parla, Madrid, que ha sumado la cirugía bariátrica a su oferta asistencial. David es "el niño mimado", el primer paciente que ha pasado por el centro para someterse a esa intervención. Eso sí, era un candidato ideal. Disciplinado y con voluntad. Porque, aviso a navegantes, también de los médicos, es una operación de calado y el éxito depende de si tienen claro que cambiarán sus hábitos. "Esto no es meterse en un quirófano y 'chimpún', la guerra viene después", resume Noriega a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA.

Cuenta David que lo suyo arrancó en pandemia. Con una pequeña hernia. Le dijeron que, para esa intervención, era conveniente que perdiera peso. Entonces, pesaba 130 kilos. Mucho sedentarismo. Horas y horas en el taxi. "Hasta 14", relata. Comiendo siempre frío y de aquella manera, en segundos, dentro del vehículo. "Nunca había tenido ese sobrepeso", admite. Pero, dice también, en su vida anterior fue fontanero y deportista. Y con esa voluntad que le caracterizaba, antes de esa primera operación de hernia prevista, logró quitarse uno 11 kilos.

Reducir el estómago

Así que, en el hospital, le propusieron que se sometiera a una gastrectomía vertical. Mediante un abordaje laparoscópico, al paciente se le reduce la capacidad del estómago, extirpando parte del mismo, sin alterar el intestino ni la absorción de los nutrientes. En realidad se lo propuso Natalia, la enfermera que llevaba su preoperación de hernia, también en el servicio de cirugía bariátrica en el hospital. David dudó. Porque sería el primer paciente del servicio y eso le daba coraje. Luego, se informó. Y siguió hacia adelante.

El equipo de cirugía bariátrica del Infanta Cristina

El equipo de cirugía bariátrica del Infanta Cristina / HUIC

Hasta entonces, los pacientes del Infanta Cristina candidatos a esa intervención, eran derivados a otro centro. Para el nuevo proyecto contaron con la colaboración y tutorización del Servicio de Cirugía del Hospital Clínico San Carlos, de la mano de su jefe de Servicio, el profesor Antonio Torres, con más de 20 años de experiencia en cirugía bariátrica.

Un hospital pequeño

Salvo en el Infanta Leonor (Vallecas), el Santa Cristina y los hospitales de El Escorial o el Tajo, la cirugía bariátrica es una intervención que se hace en casi todos los centros públicos madrileños, indican fuentes de la Consejería de Sanidad a este diario. Pero, desde Parla, admiten que es un orgullo que un hospital pequeño como el suyo pueda contar con la nueva asistencia. La incorporación de estas nuevas técnicas quirúrgicas permitirá acortar los tiempos de espera para las intervenciones, reseña la doctora Raquel Ríos, Jefa del Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo.

Cirujanos, endocrinólogos, anestesistas, neumólogos, psiquiatras, enfermeras, intensivistas, cardiólogos, radiólogos o digestivos forman parte del equipo

En 2023, la doctora Ríos lideró la constitución de la Unidad de Cirugía Bariátrica del Infanta Cristina y a un grupo de trabajo formado por cirujanos, endocrinólogos, anestesistas, neumólogos, psiquiatras, intensivistas, cardiólogos, radiólogos, digestivos y enfermeras, con formación específica para el manejo de este tipo de pacientes. Llevan ya cuatro personas operadas, explica la médico a este diario.

Habla de un proyecto "ambicioso" en un hospital de nivel 1 como el suyo, de baja complejidad, según la catalogación de la Consejería de Sanidad. Un "hito, algo de lo que sentirnos orgullosos" tras un año de preparativos, de reuniones y estudio de protocolos. La mentorización sigue a cargo del Clínico San Carlos, que les apoyó tanto en la puesta en marcha de la unidad como en completar las primeras cirugías para hacerlo "lo más perfecto posible".

El paciente cero

Con todo el rodaje, David fue el primero en pasar por el quirófano de la unidad. Describe el hospital que tenía un índice de masa corporal (IMC) de 37. Pero, como su intervención fue menos agresiva que la de un bypass gástrico (la otra intervención que realizan), pudo levantarse y empezar a ingerir alimento el mismo día de la intervención y recibir el alta a las 48 horas.

Es importante para los que queremos perder peso que no nos echen la bronca. La enfermera hizo todo lo contrario. Me motivó

David Noriega, paciente

Vuelve el taxista a explicar qué le animó a la operación. De entrada, dice que le gustó la manera de enfocarle el tema: "Es importante para los que queremos perder peso y no que nos echen la bronca. La enfermera hizo todo lo contrario. Me motivó". David recibió la oferta de pasar por quirófano a finales de 2023. Todo fue tan rápido que, señala con guasa, adelantó a su mujer, que también estaba en lista de espera para una intervención similar. "Aquello casi nos cuesta el divorcio", ríe. Asegura, en su caso fue fundamental que tenía todo muy claro. Y muy bien explicado. "Yo llevaba los deberes muy bien hechos. Ponía de mi parte y ellos también pusieron", admite.

David, el día de su operación, en febrero.

David, el día de su operación, en febrero. / HUIC

Desde ese 6 de febrero que pasó por el quirófano calcula que ha perdido unos 15 kilos. "Cuando me ven, no me conocen", se enorgullece. No es fácil, añade. "La guerra viene después de la operación. Llevo un mes y pico a caldos y purés y, por las mañanas, un poco de pan con tomate". David sigue de baja. A veces, le dan mareos por comer poco. Sabe que queda un trecho. Porque, insisten los médicos, no es solo ese pasar por el quirófano y "chimpún" como bien dice David.

Si te hacemos el estómago más chiquitín y no cambias de hábitos, no tiene éxito y crea secuelas. Que los pacientes lo sepan.

Doctora Raquel Ríos

El éxito de la operación va asociado a un cambio en los hábitos alimenticios, subrayan. "Si te hacemos el estómago más chiquitín y no cambias de hábitos, no tiene éxito y crea secuelas. Que lo sepan. Antes se les explica. Implica su voluntad. No es eso de: 'Como no consigo adelgazar con dieta, que me operen y ya'", señala la doctora Ríos.

El perfil del paciente

En Parla, el equipo ya ha realizado esas cuatro primeras intervenciones de gastrectomía vertical y bypass gástrico a pacientes con obesidad mórbida que no conseguían bajar de peso con tratamientos médico-dietéticos. Por el momento, en el Infanta Cristina, se realizarán ambas técnicas. ¿De qué depende la elección de una u otra?. La cirujana Raquel Ríos responde: "De varios factores. Depende del IMC y el perfil. Si se dan atracones, si son más de picar... También de la edad".

David Noriega, antes de operarse.

David Noriega, antes de operarse. / CEDIDA

En España, añade, la Sociedad Española de Cirugía de la Obesidad (SECO) tiene "todo muy protocolizado. Y nosotros nos ceñimos a esas indicaciones. Las intervenciones quirúrgicas actuales son seguras y efectivas. "La tasa de complicaciones en estas cirugías es baja, pero cuando las hay, la de mortalidad es elevada. Son pacientes que responden muy mal. Si se complica es más difícil sacarlos adelante", señala la doctora Ríos.

La gastrectomía vertical y el bypass gástrico son las técnicas que con mayor frecuencia se utilizan (90% del total). El abordaje quirúrgico mínimamente invasivo y los programas de rehabilitación, junto con la implicación del paciente, permiten agilizar el proceso y conseguir una más rápida recuperación, inciden los médicos. Para la pérdida y el mantenimiento de peso posterior, es necesario seguir una dieta equilibrada de por vida.

Un paciente complejo

El paciente obeso, por sus características, es un paciente complejo, insisten. La dieta y el ejercicio físico suponen el tratamiento inicial, pero es la cirugía bariátrica la que consideran como mejor terapia a largo plazo. Pero, existe un problema. Las listas de espera para acceder a esta técnica en la sanidad pública. "El volumen es inabarcable. Nosotros estamos en la zona sur de Madrid, con un nivel socioeconómico y renta per cápita baja, la alimentación es peor, por eso la obesidad es más prevalente", señala la doctora Ríos desde el Infanta Cristina.

En su hospital, la cirugía bariátrica acaba de echar a rodar. Por eso no hay listas de espera. Pero, también advierte, que los pacientes entren en esa lista no es tan rápido porque las pruebas a las que deben someterse antes ya generan demoras que se añaden a las esperas quirúrgicas. "Eso crea una bola gigante. No es fácil. Aquí estamos orgullosos de ampliar la cartera de servicios y creemos que ayudaremos a descongestionar otros centros", señala la cirujana.

Los viajes a Turquía

En el resto de España, y a nivel general, la situación de esas listas para una operación de obesidad ha mejorado, añade a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA la doctora Lilliam Flores, vocal de la SEEDO (Sociedad Española de Obesidad) y de la Unidad de Obesidad del Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Clínic de Barcelona. La descongestión obedece a "la apertura de equipos multidisciplinares que han incorporado la cirugía bariátrica como tratamiento de la obesidad grave. Sin embargo, no debemos de olvidar que solo estamos dando cobertura a menos de un 5% de los pacientes que cumplen con las indicaciones para este tratamiento".

Las especialistas creen que los viajes de españoles a Turquía para operarse se han frenado, gracias a las campañas alertando sobre los riesgos

A los especialistas les preocupaba enormemente que, por esas demoras, muchos pacientes acudieran a países como Turquía, meca del turismo médico, para someterse a intervenciones en centros privados. "No tengo datos, pero mi impresión es que esto se ha frenado", apunta la médico.

Cirugía bariátrica en el Hospital Universitario Infanta Cristina

Cirugía bariátrica en el Hospital Universitario Infanta Cristina / HUIC

Desde las diferentes sociedades científicas se han realizado campañas de información para desalentar a emprender esa aventura de, a veces, incierto resultado. "Se ha enfocado en la educación en los riesgos de salud, mostrando experiencias y testimonios reales y advirtiendo del peligro de la falta de seguimiento, lo que ha contribuido a la disminución de estos viajes al extranjero", indica la doctora Flores.

Mejorar el acceso

La médico añade que, en cualquier caso, hay que mejorar el acceso a la cirugía bariátrica como tratamiento de la obesidad dentro del sistema sanitario y asegurar un acceso equitativo o implementar medidas para reducir los tiempos de espera y priorizar casos según la gravedad. También garantizar que haya suficiente financiación para cubrir los costes de las intervenciones y finalmente, proporcionar seguimiento y apoyo a largo plazo para los pacientes.

Sobre el arsenal de nuevos fármacos para el manejo de la enfermedad, abunda: "Si bien pueden proporcionar una opción adicional para el tratamiento, es poco probable que eliminen por completo la necesidad de cirugía bariátrica. La elección dependerá de las necesidades individuales del paciente, su situación médica y su preferencia personal, así como de la recomendación del equipo médico".

Además, recalca, la eficacia de estos fármacos depende de varios factores como la adherencia, sus efectos adversos, del precio y cobertura por el sistema de salud, así como de la gravedad de la obesidad, ya que están indicados para personas con un índice de masa corporal inferior al que califica para cirugía bariátrica. "Por lo tanto, es posible que algunos pacientes con obesidad grave no sean candidatos solo para el tratamiento farmacológico y opten por la cirugía bariátrica como una opción más efectiva", matiza.

Desde Madrid, David Noriega machaca en sus (buenos) consejos a otros pacientes que se lo estén pensando. Es una carrera de fondo. Después de Semana Santa, quiere volver al taxi. Dependerá de la fase (de comida) en la que esté. De su seguimiento. Por eso, vuelve a decir: no es coser y cantar. "Te tienen que hacer un montón de revisiones, de pruebas... Lo mío fue más de un año y pico de preparación. Hay que estar convencido y ser fuerte mentalmente", zanja.