INTELIGENCIA ARTIFICIAL

La IA, una aliada para desentrañar la mente

Esta tecnología se emplea para analizar patrones, lo que ayuda al diagnóstico, y como herramienta complementaria en terapia

La inteligencia artificial se abre camino en el campo de la psicología.

La inteligencia artificial se abre camino en el campo de la psicología. / FREEPIK

La inteligencia artificial (IA) está cambiando muchos aspectos de la psicología y de la terapia psicológica y para los especialistas en este campo constituye una herramienta complementaria valiosísima y con un enorme potencial. Esta tecnología puede agilizar la detección de problemas de salud mental, personalizar las intervenciones terapéuticas y ayudar a los profesionales a tomar decisiones informadas basadas en datos objetivos, lo que puede llevar a tratamientos más efectivos y accesibles para un mayor número de personas.

En la práctica psicológica, los chatbots (softwares basados en IA capaces de mantener una conversación en tiempo real por texto o por voz) abaratan y hacen más accesible la terapia. Asimismo, las herramientas de IA pueden mejorar las intervenciones, automatizar las tareas administrativas y ayudar en la formación de nuevos psicólogos, mientras que en el ámbito de la investigación, ofrece nuevas perspectivas para comprender la inteligencia humana y el aprendizaje automático permite a los investigadores extraer información valiosa de grandes conjuntos de datos.

“Estos avances están influyendo de manera significativa en la forma en que se aborda la psicología, tanto en la práctica clínica como en la investigación”, afirma María Gallego, psicóloga sanitaria y miembro afiliado internacional de la American Psychological Association (APA).

Según esta especialista, las herramientas terapéuticas basadas en IA presentan beneficios evidentes en comparación con los enfoques tradicionales de atención en salud mental. “Están accesibles las 24 horas del día, no experimentan fatiga, poseen un conocimiento muy amplio de la literatura psicológica y registran todas y cada una de las interacciones que llevan a cabo. Además, tienen capacidad de ofrecer tratamientos a tiempo real y pueden adaptarse de manera personalizada para satisfacer las preferencias individuales”, sostiene.

En este sentido, señala que, aunque el ser humano es insustituible, hay investigaciones sobre la relación terapéutica que concluyen que los pacientes pueden beneficiarse de hacer revelaciones emocionales a un boty que suelen preferir interaccionar con éstos cuando no simulan ser humanos.

Según Germán Quintana, doctor en Veterinaria y posgrado en Medicina Genética y Genómica, las fortalezas de la IA están en su capacidad para analizar grandes cantidades de datos, ofrecer intervenciones personalizadas y proporcionar apoyo constate. “La IA permite el procesamiento de grandes cantidades de datos de manera eficiente, lo que facilita la identificación de patrones y tendencias en el comportamiento humano. Esto puede ser valioso para comprender mejor las condiciones psicológicas y emocionales de los individuos”, dice.

“Está influyendo de manera significativa en la forma en que se aborda la psicología”, María Gallego, psicóloga sanitaria

La IA está siendo utilizada para analizar patrones en el habla y los movimientos corporales captados en vídeos, lo que permite detectar signos tempranos de enfermedades neurodegenerativas como el párkinson y el alzhéimer –un equipo de la Universidad de Drexel (Filadelfia) ha demostrado que el GPT-3 puede predecir la demencia utilizando los patrones del habla–. Se emplea también para detectar cambios en el fondo de la retina para diagnosticar enfermedades neurodegenerativas; analizar patrones en redes sociales para identificar signos de depresión y ansiedad, y el uso de “chatbots” y asistentes virtuales ofrecen una primera línea de apoyo y asesoramiento en salud mental.

La IA ha demostrado su potencial en diversas áreas de la psicología. En la evaluación, puede ayudar en la detección temprana de trastornos psicológicos analizando patrones de lenguaje y comportamiento, incluso mucho antes que las pruebas convencionales. En terapia, las aplicaciones de IA pueden proporcionar apoyo a los pacientes, ofreciendo intervenciones personalizadas, seguimiento y retroalimentación. “Los resultados son prometedores en términos de accesibilidad y eficacia, especialmente en terapias de apoyo o complementarias”, concluye Quintana.

Según Gallego, las herramientas IA cumplen principalmente dos funciones: algunos algoritmos predicen riesgos para la salud o recomiendan planes de tratamiento personalizados, y otros interactúan directamente con los pacientes en forma de ‘chatbots’ terapéuticos. La IA Woebot, por ejemplo, utiliza el aprendizaje automático y el procesamiento del lenguaje natural para ofrecer terapia cognitivo conductual; la plataforma Talkspace, por su parte, ha desarrollado un sistema de alerta de suicidio que utiliza el procesamiento del lenguaje natural para analizar la comunicación escrita entre los pacientes y sus terapeutas; Wysa ofrece terapia cognitivo conductual para la ansiedad y el dolor crónico y ha recibido la designación de Dispositivo Innovador por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés). Asimismo, el videojuego EndeavorRX, diseñado para niños con TDAH, ha recibido la autorización FDA para su uso bajo prescripción y supervisión de un profesional, como parte de un programa terapéutico. Y esto es sólo el principio, ya que la IA es una tecnología relativamente reciente.

“En el futuro, podemos esperar avances significativos en el uso de la IA en psicología y medicina en general. Esto incluye una mayor personalización de las intervenciones terapéuticas, diagnósticos más precisos y tempranos y una atención más eficiente”, opina Quintana, que advierte, sin embargo, de la necesidad de mantener un equilibrio entre la automatización y el cuidado humano para garantizar resultados óptimos y éticos en la atención médica y psicológica, ya que la IA también tiene sus flaquezas. Entre éstas, destaca la falta de empatía y su incapacidad de comprender completamente la complejidad de las emociones humanas, mientras que para Gallego, las principales preocupaciones tienen que ver con la seguridad y la eficacia. En este sentido, la especialista explica que una aplicación puede estar basada en un determinado enfoque terapéutico, aunque eso no significa que sea conveniente utilizarla, que sea segura o que esté científicamente validada.

“En un futuro podemos esperar avances significativos en su uso en medicina", Germán Quintana, Doctor en Veterinaria

Otro problema que según los expertos puede afectar a la IA es el "sesgo algorítmico", que se produce cuando los modelos hacen predicciones sesgadas debido al conjunto de datos de entrenamiento o a las suposiciones hechas por un programador. Este sesgo, concreta Gallego, se reduce cuando se cuenta con el asesoramiento de psicólogos en su construcción.

“Es esencial que los psicólogos participen en el desarrollo de tecnologías de IA clínica para garantizar que los algoritmos capturen datos y ofrezcan resultados que sean consistentes con prácticas psicológicas validadas”, añade Gallego. En este sentido, Quintana pone énfasis en la necesidad de usar esta tecnología “de manera responsable y ética”, lo que implica proteger la privacidad de los datos de los pacientes, garantizar la transparencia en las decisiones algorítmicas y supervisar las intervenciones automatizadas.

El papel del psicólogo en el desarrollo de la IA

La inteligencia artificial y la psicología se retroalimentan. Como afirma María Gallego, cuando nos referimos a la conexión entre la psicología y la inteligencia artificial, a menudo nos centramos en cómo la primera contribuye a la segunda, pasando por alto el papel fundamental de la ciencia psicológica en el desarrollo de la IA. “El diseño de algoritmos que impulsan la IA puede parecer exclusivo del ámbito informático, pero no es así. Dichos algoritmos son creados por personas que tienen sus propios valores, suposiciones y sesgos”, comenta esta psicóloga sanitaria. Dichos sesgos pueden influir en el modo en el que funcionan los modelos de inteligencia artificial. De ahí que haya un reconocimiento, entre los investigadores y los profesionales de la industria, de que la innovación responsable requiere una comprensión del comportamiento humano.

En este contexto, Gallego destaca que los psicólogos están desempeñando un papel fundamental en el desarrollo e implementación de software y tecnologías de inteligencia artificial. “Además, los psicólogos ayudan a la industria a entender los procesos psicológicos de los usuarios”, añade la experta, que asegura que la experiencia de los psicólogos está ayudando a trazar un futuro seguro para la IA.