NATURALEZA

El acueducto de Segovia acoge una de las mayores colonias de vencejos de Europa: "Es un espectáculo maravilloso"

Esta "extraordinaria" ave llega a Segovia al inicio de la primavera para reproducirse tras volar nueve meses de forma ininterrumpida

El Ayuntamiento y Aunatur organizaron el pasado fin de semana una jornada para concienciar la importancia de su protección

Los huecos entre los sillares del acueducto sirven de improvisados nidos para los vencejos

Los huecos entre los sillares del acueducto sirven de improvisados nidos para los vencejos / Yaima Espinosa

Roberto Bécares

Roberto Bécares

Los ha visto volando mil veces por su pueblo, o cuando hace turismo por la España rural, al amanecer o al atardecer. Solo suelen disfrutarse en primavera o verano, cuando anidan, porque el resto del año, hasta durante nueve o diez meses, los pasan volando ininterrumpidamente, migrando hacia tierras cálidas al sur, incluso algunos llegando a Sudáfrica. No paran ni a dormir. Duermen volando muy alto -algunos han sido vistos haciendo círculos a 2.000 metros de altura-.

Son los vencejos comunes -hay otro cinco tipos en la Península Ibérica- unas aves extraordinarias que viven, sin embargo, diferentes amenazas que hacen peligrar su población. Estos días, sin embargo, si va a Segovia, podrá verles planeando entre los arcos del acueducto, zigzageando en el aire a una velocidad de vértigo.

“Es un espectáculo magnífico, que se ve en muy pocos sitios y con un monumento tan maravilloso”, explica a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA la bióloga Gloria Molina, de la asociación Aunatur, que lleva años estudiando estas aves que tienen una de las colonias más importantes de Europa, si no la que más, precisamente en el monumento más emblemático de Segovia, levantado a principios del siglo II y que tiene 167 arcos.

“El acueducto les brinda un lugar de anidamiento fantástico por todas las hoquedades [en los sillares de granito] donde pueden entrar y anidar y poner huevos, porque ellas no pueden hacer nidos como otras aves usando barro y ramas”, señala Molina. Se estima por los expertos que puede haber entre 300-400 parejas en la ciudad, pero la población se va reduciendo poco a poco “desde hace 20 años”.

Vencejos vuelan frente al acueducto de Segovia.

Vencejos vuelan frente al acueducto de Segovia. / ÁNGEL SANZ

Amenazas para el ave

Son varias las amenazas que tienen, como el uso de cada vez más insecticidas o la rehabilitación de los tejados de las casas, donde estas aves de patas muy cortas encuentran un lugar ideal para anidar: ”prefieren las tejas árabes”.

“La gran amenaza que tienen es esa, la falta de hoquedades en edificios y construcciones. Si se hacen rehabilitaciones de tejados en primavera, en periodos de reproducción, se levantan las tejas, o se colocan mallas en los andamios que impiden que se reproduzcan o que alimenten a sus pollos”, estima Molina, que añade que es un ave incluida en las especies protegidas por la Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad y también por diferentes legislaciones europeas.

Según explica, la Ley ley 42/2007 contempla multas de hasta 200.000 euros y penas de cárcel para quien dificult su cría y no establece medidas compensatorias, como colocar nidos en las paredes. “Las autoridades en estos casos tendrían que parar las obras, aunque es una ley que apenas se conoce”.

Los 'tres mosquiteros'

La bióloga destaca que tanto el vencejo como la golondrina como el avión común son fundamentales porque son “controladores biológicos de plagas, vienen en primavera y se van a finales del verano; de hecho les llamamos los tres mosquiteros porque son insecticidas naturales; va en ellos nuestra salud”, cuenta la bióloga, cuya asociación montó el pasado fin de semana junto al Ayuntamiento el primer Festival del Vencejo de Segovia, al modo del que se comenzó montando en Reino Unido e Irlanda y en nuestro país se ha organizando en Alange (Badajoz), Ávila o Madrigal de las Altas Torres.   

El acueducto de Segovia es un lugar perfecto para que los vencejos aniden en los huecos de sus sillares.

El acueducto de Segovia es un lugar perfecto para que los vencejos aniden en los huecos de sus sillares. / ALBA VIGARAY

Festival

“Presentamos el proyecto al Ayuntamiento y les encantó la idea. Ha atraído mucho la curiosidad de la gente. Nos decían muchos que creen que ahora hay más vencejos que nunca, pero lo cierto es que ahora la gente está mirando más hacia arriba”, revela la experta sobre unas jornadas donde se pudieron ver, en la sala Alhóndiga, nidos artificiales de vencejos, y “realizar una actividad familiar con un viaje imaginario donde los niños acompañaban a los vencejos de Segovia a África, pasando por el desierto del Sáhara, cuando viene el frío y las tormentas y se les acaba la comida y deben emigrar”.

“Los adultos reproductores pueden hacer 20.000 kilómetros al año, durmiendo en el aire. Es la adaptación extrema a la vida aérea. Solo se posan si hay una tormenta muy grande, posándose en una pared rocosa”, subraya la bióloga, que recuerda la clásica estampa del vencejo bajando a beber agua de pantanos, embalses o ríos mientras vuela.

En las jornadas, también participó la concejal de Turismo, May Escobar -los vencejos se han convertido en un atractivo turístico más de la ciudad-. Molina dio una charla divulgativa sobre los vencejos, y hubo un coloquio con varios expertos, aunque las tormentas obligaron a apalzar la actividad de observación. Todo para mostrar la riqueza natural que suponen estas maravillosas aves. “Si falta la biodiversidad en una ciudad, no es una ciudad saludable”, deja a modo de consejo la bióloga.