LOS ESCENARIOS DEL 11-M 20 AÑOS DESPUÉS (II)

La 'casa de las bombas' del 11-M de Chinchón se reconstruyó entera: "Recuerdo que 'El Chino' pagó su parte del camino"

La dueña de la finca donde los terroristas manipularon las bombas, en un diseminado rural, tardó mucho tiempo en volver a alquilarlo

Los vecinos recuerdan a 'El chino', líder de los yihadistas, paseando "con su mujer y su hijo en una moteja"

Los escenarios del 11-M 20 años después (I): Mina Conchita y los silencios del valle del Narcea

Imagen de la finca donde estaba la casa donde se manipularon las bombas del 11-M

Imagen de la finca donde estaba la casa donde se manipularon las bombas del 11-M / ALBA VIGARAY

Roberto Bécares

Roberto Bécares

”Mire, es ahí, ¿ve el pino ese grande? Pues debajo”. Un vecino del diseminado del Polígono 44 de Chinchón apunta a una amplia finca a apenas 300 metros de su vivienda. Está en una zona de campo, donde se reparten aquí y allá pequeñas casas con huertos o piscina a ambos lados de la carretera M-313, al sureste de Madrid. Un sitio anónimo, alejado del ruido, que fue elegido por el terrorista Jamal Ahmidan, el Chino, para alquilar la casa donde se manipularon las bombas que se usaron el 11-M, causando 192 muertos y más de 2.000 heridos.

Para llegar a la amplia finca, rodeada ahora por un perímetro de cipreses que casi no permiten ver el interior, hay que adentrarse por un camino de arena lleno de baches. Hay echado un candado en la puerta, tras la que se ven placas solares y una construcción relativamente reciente, nada que ver con las fotos que se distribuyeron tras el 11-M.

No hay nadie hoy en la finca donde se pergeñó el mayor atentado terrorista sobre terreno europeo y que es casi imperceptible desde la carretera de Morata de Tajuña. De hecho, la dueña de la casa no consiguió alquilarla durante mucho tiempo y, abandonada, quedó a merced de saqueadores y vándalos. El nuevo dueño la rehizo prácticamente entera.  

Cobertizo

Como quedó demostrado en el juicio, los terroristas excavaron un agujero en el cobertizo anejo a la casa para guardar los explosivos y de hecho después se hallarían restos de nitroglicol y nitrato de amonio en las placas de poliespán que lo recubría. Los policías también encontraron en el registro que se hizo a la vivienda dos semanas después de los atentados detonadores y restos de dinamita Goma2-ECO. Las pertenencias de los terroristas se mantuvieron en la vivienda hasta meses después de los atentados.

Imagen tomada en 2004 de la casa donde se fabricaron las bombas del 11-M

Imagen tomada en 2004 de la casa donde se fabricaron las bombas del 11-M / JON BARANDICA

Pese a que alquilaron la finca pocos meses antes del 11-M, los habitantes eran conocidos en la zona. “Les conocía de vista; él, el de las gafas [en referencia a El Chino], tenía una cabra y se le escapaba y bajaba a buscarla por ahí”, cuenta Manolo, que está atrochando un campo de cereal para coger el autobús, una de cuyas paradas está muy cerca de la 'casa de las bombas'. ”Iban con una motejo la mujer y él, llevaban al chico en medio, sí”, recuerda el jubilado, que como muchos habitantes de Chinchón se ha hecho en la verde vega del Tajuña su casita de campo, a veces no del todo legal. 

Manolo recuerda incluso que “cuatro días” antes del atentado, cuando seguramente ya estaban pergeñadas las bombas con la dinamita procedente de Mina Conchita, ‘El chino’ les ayudó a pagar la obra en una pista de arena que recorre la zona y era casi intransitable. Entre varios vecinos del diseminado, habían puesto dinero para arreglar el camino de cabras y alisarlo, y el terrorista “pagó su parte”, dice Manolo, que resopla al ser preguntado qué pensó cuando se enteró de que eran los yihadistas. “Buffff. Y luego que si la casa de Morata y Morata, ¡pero qué leches Morata, sí esto es Chinchón!”, protesta.

Malentendido

No le falta razón. Todo este diseminado pertenece en verdad a Chinchón, el municipio de al lado, pero un error en un primer informe policial que luego se trasladó al juzgado y a los medios de comunicación hizo que el fallo se mantuviera en el tiempo.

“El Ayuntamiento de Morata de Tajuña solicita a los medios que no renombren dicha finca como “la casa de Morata de Tajuña, porque no está ubicada dentro del término municipal. Solicitamos que no se relacione el buen nombre del municipio con un hecho tan dramático para la sociedad española”, rezaba uno de los últimos comunicados del Consistorio tras los atentados en Cataluña de 2017