VACÍO LEGAL

Propietarios de pisos que controlan el aire acondicionado y la calefacción de sus 'huéspedes': "Así evito sustos"

Se popularizan entre propietarios los aparatos 'inteligentes' que permiten subir o bajar la temperatura de sus huéspedes e inquilinos para ahorrar

Un anuncio en el Metro de Madrid del aparato para controlar el aire de "tu huésped" desde cualquier sitio

Un anuncio en el Metro de Madrid del aparato para controlar el aire de "tu huésped" desde cualquier sitio / Juan Porras - Cedida

Analía Plaza

Analía Plaza

En uno de los cuatro relatos distópicos que componen el libro Radicalizado, del escritor canadiense de ciencia ficción Cory Doctorow, una inquilina llamada Salima emprende una rebelión contra los hornos de los pisos de su edificio. Lo hace al ver que tanto ella como sus vecinos carecen de libertad para cocinar: los hornos solo admiten alimentos precocinados de una marca concreta porque la empresa propietaria del inmueble también gana dinero por ahí. Con la complicidad de los más jóvenes, Salima comienza a 'hackear' hornos hasta liberar todos los pisos afectados y devolver a sus habitantes la posibilidad de cocinar alimentos "no autorizados".

El texto de Doctorow expone el lado oscuro de la tecnología propietaria y del control que pueden llegar a ejercer los propietarios sobre los inquilinos. Sin ser ciencia ficción ni distopía, hace pocos días apareció en el metro de Madrid publicidad de un dispositivo que permite controlar la temperatura del aire acondicionado de una casa a distancia. El anuncio va dirigido a propietarios de pisos turísticos, a los que pone en la tesistura de clientes derrochones —"Mi nuevo huésped pone el aire a 18º todo el día"— y ofrece una solución: "toma el control de tu aire y ahorra estés donde estés".

"La tecnología existe para facilitarnos la vida y resolver problemas", afirma Laura Rizo, jefa de producto y comunicación de Airzone, la empresa malagueña especialista en climatización inteligente que se publicita. "Nosotros nos dedicamos a la regulación y al control de energía en edificios con el fin de reducir el consumo". El aparato se conecta a la máquina de aire acondicionado y permite, gracias al wifi, regularlo desde cualquier sitio. La persona que lo use y la que lo controle pueden ser distintas, según muestra la publicidad: propietario y huésped o madre que se ha ido de vacaciones e hijos que se han quedado en casa y tienen todo el día el aire puesto a 20º.

Rizo explica que su tecnología va dirigida "a quien le encuentre aplicación", sea esta persona un propietario o una madre y controle su propia temperatura o la de terceros. "Por ejemplo: el Gobierno pidió limitar la temperatura de los centros comerciales a 27º en verano. Para las cadenas de tiendas es necesario poder hacer un control", continúa. Respecto a la legalidad de cambiar la temperatura a una casa en la que está otra persona, la empresa no lo tiene claro. "Habría que preguntárselo a un experto en leyes".

¿Es legal subirle el aire o bajarle la calefacción a tu huésped?

Jon Goitia es arquitecto. Desde hace unos años está especializado en convertir bajos comerciales en viviendas o pisos turísticos. "Ahora mismo tengo seis y en breve añadiré cuatro más. De momento, lo que he puesto es un detector de presencia: a la media hora de no detectar movimiento, corta la calefacción", explica en conversación con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA. "Me explicó el instalador que, lo habitual si no pones eso, es que la gente en invierno ponga la calefacción a las nueve de la mañana, se vaya a conocer Madrid y se tire diez horas con los radiadores a tope para que al volver esté la casa calentita. Me parecía un derroche. Para el aire acondicionado no he puesto nada porque lo tengo en tres apartamentos colindantes que comparten máquina. Pagaré lo que toque. Todavía no me han llegado las facturas y no sé qué susto me voy a llevar, pero imagino que será majo". Con el control del calor, sin embargo, evita sustos.

Goitia no es el único propietario de pisos turísticos que se ha apuntado al control. Marcos, propietario de un apartamento en Salamanca que alquila en Airbnb, compró un termostato inteligente Netatmo que le permite, explica, "fijar un programa y, si el cliente cambia la temperatura, configurar un tiempo para que la temperatura vuelva al programa inicial. Me resulta interesante". Con esta solución previene que se le dispare el gasto en calefacción "si el huésped sube a cañón la temperatura". Marcos no tiene, de momento, aire acondicionado.

Los expertos consultados no tienen claro si esta práctica es legal o ilegal. José Ramón Zurdo, abogado y director de la inmobilaria Agencia Negociadora del Alquiler, considera que controlar la temperatura de un piso en alquiler, turístico o no, "no es válido" y "sería una cláusula abusiva, de condiciones leoninas, que podría denunciarse en Consumo. Me parece un control denigrante". La instalación de un detector de presencia que apague el aire o la calefacción le parece distinto, algo que puede tener sentido.

Un empleado cambia el anuncio de un piso en València.

Los expertos no tienen claro si esta práctica es legal o ilegal / JM LÓPEZ

Si el propietario tiene los suministros a su nombre y quiere cobrárselos al arrendador —sea un piso turístico o un piso normal—, su única opción es "poner un contador". "Dentro de eso, cabe cualquier tipo de pacto. Pero si no hay un aparato que mida el consumo, no puedes repercutir gastos", añade Zurdo. Por eso lo normal es cobrar más incluyéndolos en el precio.

El melón del alquiler de temporada

Las herramientas para controlar la temperatura no solo han llegado a propietarios de pisos turísticos. También a quienes hacen alquiler de temporada, una fórmula que se popularizó durante la pandemia —precisamente, por propietarios de apartamentos turísticos que vieron caer su negocio— y que ha continuado tras la aprobación de la Ley de Vivienda para seguir cobrando honorarios al inquilino. Los alquileres de temporada están regulados en la Ley de Arrendamientos Urbanos y son aquellos en los que el inmueble no se destina vivienda habitual, sino a un uso vacacional, de trabajo, estudios, etc. Este periódico ha conocido el caso de un propietario de estudios en el centro de Madrid para estudiantes que incluye los suministros en el precio mensual, pero ha instalado controles de aire acondicionado para ahorrar.

"Es espinoso, pero lícito", considera el agente y consultor inmobiliario Juan Porras. "El huésped no tiene derechos residenciales, es como si estuviera en un hotel. La distinción entre alquiler para vivienda habitual y de temporada pone en evidencia el retroceso de derechos que supone la implantación de este último modelo. No es tu casa, no hace falta un juzgado para echarte, pueden limitar todo tipo de cosas. La mayoría no lo harán, pero los controles del aire evidencian que pueden hacerlo". Cuenta Porras que, en los últimos meses, los grandes tenedores están promoviendo este tipo de alquileres para evitar la Ley de Vivienda y "sobre todo, porque dicen que así pueden adaptar el precio del alquiler a mercado 'en tiempo real'. Vamos, subir el precio como y cuando les da la gana".

El Sindicato de Inquilinos ha sido muy crítico con el hecho de que los alquileres de temporada puedan burlar la Ley de Vivienda. Con respecto a quién paga los suministros, su abogado Víctor Palomo apunta que este tipo de contratos "se rigen por el código civil", de modo que "la legalidad es lo que se estipule en el contrato por la libre voluntad de las partes".

Con respecto al control de los aparatos y la temperatura, la respuesta "no es sencilla". "Podemos entender como legal que el control sea estandarizado y justificado: por ejemplo, que haya un termostato que controle que la vivienda está a X grados. Pero si el criterio es del casero, que trata de ahorrar costes, y afecta a las condiciones de habitabilidad de la vivienda, es controvertido", explica. "Será difícil determinar en un juzgado si es legal o ilegal. Probablemente, un juez te diría que sabías a lo que te exponías cuando fuiste a ver la vivienda antes de firmar, a no ser que el caso sea tan llamativo como no poner la calefacción nunca".