SEGUNDA MANO

La subasta de objetos perdidos arrasa: "Algunas cosas se han vendido más caras de lo que valen nuevas"

Los madrileños se han volcado: el día que comenzó, la página web de la Sala Retiro recibió hasta 150.000 visitas la hora

El establecimiento madrileño colabora con el Ayuntamiento desde 2014 y han despachado hasta un cráneo de antílope

Relojes que se exponen en la Sala Retiro con motivo de la subasta de objetos perdidos del Ayuntamiento de Madrid.

Relojes que se exponen en la Sala Retiro con motivo de la subasta de objetos perdidos del Ayuntamiento de Madrid. / A.A.

Ana Ayuso

Ana Ayuso

Todo reluce al entrar a la Sala Retiro, el espacio de subastas que actualmente alberga los objetos perdidos que el Ayuntamiento de Madrid ha puesto a la venta. Las vitrinas impolutas y las luces que alumbran los productos de segunda mano invitan a pujar. Más de la mitad de los bienes que ocupan temporalmente este establecimiento, abierto en 1992, son propiedad del Consistorio. Al menos hasta un minuto antes de la medianoche del 29 de junio, día en el que finalizan las propuestas de precio a las que los ciudadanos de la capital están entregados.

En el mes de junio, cuando se abrió la subasta, la web de la Sala Retiro, que organiza la venta de estos objetos abandonados, recibió "entre 100.000 y 150.000 solicitudes cada hora", afirma Daniel Vega, director del departamento de Joyería y Relojería de este negocio. "Eso no hay un servidor que lo aguante", dice. Y así se demostró después. Su página "ha colapsado unas 30 veces", por lo que han tenido que ir mejorándola sobre la marcha hasta conseguir "más capacidad que en Amazon", bromea.

Entrada a la Sala Retiro, que subasta los objetos perdidos de los que el Ayuntamiento de Madrid es propietario. 

Entrada a la Sala Retiro, que subasta los objetos perdidos de los que el Ayuntamiento de Madrid es propietario.  / A.A.

La página web de la Sala Retiro ha colapsado más de 30 veces en una semana

Actualmente, la Oficina de Objetos Perdidos y el Almacén de Villa albergan en depósito 116.390 objetos, casi la mitad de ellos, un 48,8%, proviene del Aeropuerto de Madrid, seguido del Metro, de donde se traslada un 21% del total de bienes. Desde el departamento municipal tratan de localizar a los propietarios de los objetos extraviados y, de los que proceden de correos, se han devuelto en torno al 70% de ellos, así como los que se quedan olvidados en taxis que, gracias a la Oficina Municipal de Taxi, retornan uno de cada tres.

El Ayuntamiento de Madrid guarda esos objetos durante dos años y, si pasado ese tiempo no han sido reclamados por sus dueños ni por quienes los encontraron, pasan a ser de su propiedad. El Consistorio se queda con aquello que le sirve de utilidad, pero los que rentan y se encuentran en buen estado se subastan. La Sala Retiro ha recibido en esta ocasión unas 2.200 piezas agrupadas por tipología en 1.359 lotes, de los que quedan "sólo ocho sin pujar", detalla Daniel Vega.

Los objetos que más se repiten en la web de pujas son relojes y móviles. Eso sí, ningún iPhone, porque "hay equipos de Apple que no se pueden desbloquear y no podemos entrar a dejarlos vírgenes". Por la misma razón, tampoco promocionan más que cuatro ordenadores de los más de 300 que resguardaba el Ayuntamiento. "Todo ese material se tiene que descartar por seguridad", explica el director de Joyería y Relojería de este espacio.

La Sala Retiro trabaja para este fin con el Ayuntamiento desde 2014 y quienes la gestionan se han encontrado con extraños tesoros. Una vez, vendieron un cráneo de antílope por "unos 300 o 400 euros", recuerda ya vagamente Daniel Vega. En esta edición, han encontrado juegos de té y de copas completos, un motor de microcirugía o el cáliz con una imagen de la última cena grabada en el exterior que un sacerdote olvidó y que ahora se valora en más de 200 euros.

El dinero se destina a los presupuestos

Hasta hace dos años, la Sala Retiro seleccionaba principalmente objetos de oro y joyas como las que exponen habitualmente en sus vitrinas. Sin embargo, se dieron cuenta de que "había bastantes cosas que por cinco o 10 euros se podrían ir sacando". "Al final, ha sido un éxito, porque, de 22.000 euros que se recaudaron hace dos subastas, en la del año pasado la cantidad ascendió a cerca de 80.000 euros", sostiene Daniel Vega.

Todo lo que la Sala Retiro recauda se ingresa en la Tesorería Municipal y se destina al presupuesto del propio Consistorio. "Se ingresa en la cuenta general del Ayuntamiento", dicen desde el Área de Gobierno de Hacienda y Personal. En la presente venta, parece que se apuntarán un nuevo récord. Los objetos disponibles "ya están subidísimos", porque los madrileños han respondido a esta inusual y conveniente oferta.

Queremos conseguir que todo el mundo tenga acceso al menos a algo, pero la gente se vuelve loca"

— Daniel Vega, director del departamento de Joyería y Relojería de Sala Retiro

Los tesoros más deseados, por el momento, son relojes. Uno de IWC, una marca que ofrece productos de este tipo por más de 200.000 euros. La puja por él en la subasta municipal asciende actualmente a casi 4.000 euros y va camino de convertirse en el objeto más caro de los últimos años, por delante de un Rolex de acero que se adquirió el año pasado por 4.500 euros. A su vez, otros dos relojes de Cartier de mujer alcanzan ya los 1.500 y los 950 euros de puja.

El precio de la mayoría de los objetos "se quintuplica" con respecto a la cantidad de partida, señala Daniel Vega. "Lo que queremos conseguir es que todo el mundo tenga acceso al menos a algo, ya sea una cámara de fotos, pero la gente se vuelve loca, empiezan a pujar y ha habido cosas que se han vendido más caras de lo que valen nuevas. El morbo puede", afirma algo impresionado el director de Joyería y Relojería de la sala. 

Él, que ya tiene experiencia, avisa: "Gran parte de los objetos que se están vendiendo tendrán un precio final inesperado". Absolutamente, todo se vende, incluso teléfonos antiguos "que no pensábamos que le iban a interesar a nadie". La subasta del Ayuntamiento de Madrid tiene compradores muy dispares, desde gente pudiente a otros más curiosos. Algunos de los adjudicatarios que han conocido la Sala Retiro gracias a su trabajo con los objetos perdidos han acabado como clientes recurrentes de este establecimiento. Cada vez quedan menos días para que el martillo golpee la mesa.

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