TRIBUNALES

Condenan a 21 meses de prisión a Santi, el militar que estafó a sus compañeros con el falso tumor de su hija

Este efectivo del Ejército del Aire recibió de sus colegas 1.190 euros, después de que se crease un grupo llamado “Ayuda para la hija de Santi”

Aviones del Ejército del Aire.

Aviones del Ejército del Aire. / Ministerio de Defensa

Ana Ayuso

Ana Ayuso

Santi, un militar de la Sección contra Incendios del Grupo de Seguridad del Cuartel General del Ejército del Aire, le explicó a finales de mayo de 2019 a uno de sus compañeros la difícil situación económica que estaba sufriendo. A su hija le habían detectado un tiempo atrás unos tumores en un riñón que precisaban de un tratamiento muy costoso. Este militar tenía incluso que trasladarse con su hija al extranjero para llevarlo a cabo.

Según la sentencia de la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, a la que ha tenido acceso EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, este militar del Ejército del Aire "urdió un plan con propósito de obtener un enriquecimiento injusto". Cuando su compañero conoció las circunstancias a las que se enfrentaba Santi, creó en el mes de septiembre de ese mismo año un grupo de Whatsapp con sus colegas "con el propósito de aportar ayuda económica" a su compañero.

El chat se llamaba "Ayuda para la hija de Santi" y, en él, varios militares acordaron hacer donaciones de dinero en una cuenta bancaria que les facilitó Santi para que realizasen los ingresos. No tardaron en llegar las transferencias. Las primeras, de 40, 50 y 100 euros, llegaron el 28 de septiembre. Dos días después, un cuarto compañero ingresó 1.000 euros en la cuenta de Santi, que incorporó ese dinero “a su propio patrimonio, no teniendo ni habiendo tenido su hija enfermedad grave por él anunciada a sus compañeros”, según la sentencia.

Todo era mentira. Su hija no estaba enferma y Santi estafó un total de 1.190 euros en donaciones a sus compañeros.

Santi expresó en el juicio que “no solicitó la apertura de un grupo de Whatsapp para recaudar dinero”, y alegó que nunca existió ánimo recaudatorio, aunque faltara a la verdad en el relato “por padecer mitomanía y voluntad de llamar la atención”. Dicha tesis le parece al tribunal “inaceptable desde la lógica”, porque este militar “no se limitó a lamentar una enfermedad impostada, sino que el embuste fue extensivo a pretendidas consecuencias económicas por necesidad de tratamiento en el extranjero, y llegó a proporcionar el número de su cuenta corriente para recibir ayudas”, indica la sentencia del TSJM.

“La idoneidad del engaño es claramente observable desde un prisma objetivo: la falacia era posible”, y la reacción de sus compañeros fue “la esperable, sin que una persona media actúe de otra forma ante ese artificio”, sostiene el texto.

Las diligencias previas de la causa se iniciaron el 19 de diciembre de 2019, pero no fue hasta el 9 de enero de este año cuando la Audiencia Provincial condenó a Santi a 21 meses y un día de prisión como autor de un delito continuado de estafa. El TSJM ratificó dicha sentencia el 29 de septiembre y condenó además a Santi como recurrente a pagar las costas por haber llevado el procedimiento a instancias superiores. Asimismo, tendrá que indemnizar con 1.000 y 100 euros a los compañeros que le dieron ese dinero.

Uno de los perjudicados, el que donó 50 euros, renunció a la indemnización porque ya le habían devuelto esa suma, mientras que el compañero que ingresó 40 euros perdonó la restitución de la cantidad entregada.

Santi tiene la posibilidad aún de interponer un recurso de casación ante la Sala Segunda del Tribunal Supremo, la competente en asuntos penales.

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