ENDURECIMIENTO DEL DISCURSO

El PP enciende las alarmas y reajusta su estrategia para las catalanas tras resistir Vox en Euskadi

En la dirección y en los territorios reflexionan sobre las últimas campañas, lo "preocupante" de que Vox siga en el Parlamento vasco y advierten ya de que en Cataluña "hay que cumplir" expectativas y tocará "hacer mucha política"

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, y el presidente del PP catalán y candidato a la Generalitat catalana, Alejandro Fernández, durante su visita a la Llotja de Tarragona.

El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, y el presidente del PP catalán y candidato a la Generalitat catalana, Alejandro Fernández, durante su visita a la Llotja de Tarragona. / Lorena Sopêna

Paloma Esteban

Paloma Esteban

Aunque en público Génova evitó la autocrítica, en privado las reflexiones continúan entre miembros de la dirección y se suman a las de algunos territorios que no ven motivos para la satisfacción tras las elecciones vascas. La conclusión sí parece común en todos los sectores: hay que actuar y replantear la estrategia de cara a las elecciones catalanas si quieren llegar fuertes a la estación europea, el principal objetivo de Alberto Núñez Feijóo.

El PP sabía que en Euskadi sus aspiraciones tenían un techo claro. Siempre las concibieron como una especie de trámite. Este domingo los conservadores sumaron 37.000 votos más que hace cuatro años, aunque ese aumento solo se ha trasladado en un escaño adicional. Pero en la hoja de ruta diseñada por la dirección nacional estaba escrito que Vox debía perder su escaño por Álava. Es un diputado mucho más sencillo de conseguir porque hacen falta pocos votos en comparación con Vizcaya o Guipúzcoa. Pero en la cúpula conservadora contaban con que el partido de Santiago Abascal había entrado en barrena y era “esencial”, tal y como explicaban a este diario antes de la cita, que lo perdieran para allanar el camino de las elecciones catalanas.

Algunos gobiernos autonómicos populares ponen el acento en la misma cuestión y reconocen que si el PP le hubiera arrebatado ese diputado a Vox “hoy la película sería otra” a pesar de que contarían con ocho escaños y serían igualmente irrelevantes en el País Vasco. Pero se habría confirmado la descomposición paulatina de su rival por la derecha.

El PP persigue un efecto dominó que acaba con su partido como única alternativa real a Sánchez. Que Abascal resista en Euskadi, aunque sea en términos cuantitativos tan bajos, le pone en un serio aprieto. Este lunes, en plena resaca electoral, Vox ya avanzó los siguientes pasos: pelearán en Cataluña acusando a Feijóo de “inconsistente”.

Endurecer tono y "sin titubeos"

Y en la dirección nacional popular reconocen ya que hará falta “replantear la estrategia” para obtener un resultado convincente el 12 de mayo. Eso pasa no solo por quedar por delante de la ultraderecha, sino conseguir que Vox pierda apoyos de forma rotunda.

En Cataluña el PP necesita engullir a Ciudadanos -con los que además no pudo llegar a un acuerdo para absorberlos en las listas electorales- y ahora el reto es enmendar lo ocurrido en el País Vasco. Vox no se va a quedar a cero en Cataluña, pero dirigentes de peso en el PP afirman que su partido “tiene que marcar la diferencia”. Con este planteamiento los populares endurecerán el tono casi con total seguridad.

La primera conclusión de la cúpula conservadora tras las elecciones vascas es que Pedro Sánchez es “una máquina de fabricar independentistas” y que “gracias a su blanqueo a Bildu” la izquierda abertzale hoy tiene un resultado histórico.

En Cataluña, por tanto, el discurso contra el presidente y sus alianzas independentistas se recrudecerá. El PP asemejará la opción socialista de Salvador Illa a la de los soberanistas. Y en este giro de la campaña Feijóo cuenta con el candidato que mejor defiende ese discurso: Alejandro Fernández. Al mismo que tanto tardó en confirmar, que quiso relevar durante meses y que quizá en este momento sea un bote salvavidas.

Así lo piensan también barones territoriales del PP, que insisten en que en estas circunstancias “no puede haber titubeos” en Cataluña y que "habrá que hacer mucha política”.

Las críticas a la campaña vasca, en la que el PP decidió pasar de puntillas sobre todo lo relacionado con ETA -incluso cuando el candidato de Bildu se negó a calificarla como banda terrorista- acumula serias reflexiones internas. Para algunos dirigentes veteranos fue “un error” no hablar con mayor rotundidad sobre ese asunto una vez que el propio Pello Otxandiano lo metió en agenda porque, bajo la idea de que agitar el debate beneficiaría al voto útil del PNV, “hemos terminado dejando descuidado algo clave en nuestro ideario”.

“Un error”, califican, que no puede repetirse en los debates que surjan en Cataluña. No es algo sencillo porque la dirección nacional del PP ha dado bandazos en su discurso catalán. Cuando Feijóo se planteó contactos con Junts tras ganar las elecciones generales, algunos miembros de su dirección hablaron de Junts como un "cuya tradición y legalidad no están en duda”. Después llegaron otros episodios polémicos y nunca llegaron a aclararse todas las reuniones o conversaciones que se celebraron entre los dos partidos.

Aunque la elección de Alejandro Fernández como candidato a la Generalitat confirma que la apuesta sigue siendo ‘comerse’ el electorado de Vox, la elección de Dolors Montserrat como jefa de la campaña -cuenta con la total confianza de Feijóo- también hace pensar que el partido tendrá que llegar a equilibrios difíciles.

Este lunes Borja Sémper, el portavoz nacional del PP, aseguraba que en la campaña catalana su partido seguirá defendiendo "la política" entendida como gestión y los problemas cotidianos de la gente, más allá del debate puramente ideológico. No es la visión que tienen otros muchos dirigentes, que asumen que tras lo sucedido en Euskadi, con un independentismo tan fuerte y Vox resistiendo, "el PP tiene que pasar a la acción".

Mermar la representación de Vox en Cataluña ya no es una opción, reconocen en algunas CCAA. Pasa a ser "una obligación" para poder llegar “fuertes” a las europeas de junio que se jugarán como unas segundas generales. Sobre todo, porque Sánchez en las catalanas parte con una ventaja adicional. A diferencia del País Vasco, el PSC con total seguridad ganará las elecciones. Ese triunfo no está casi en duda y el PP, al menos, dicen en el propio partido, "necesita cumplir con su papel".