Opinión | LA CARTILLA DE LA DIRECTORA

Feijóo, sobrado y Sánchez, advertido en las elecciones de Galicia

El líder del PP acertó con su particular 'succession’ y se ha permitido arriesgar en los mensajes

Alberto Núñez Feijóo, escoltado por Alfonso Rueda en el cierre de campaña del PP en Galicia.

Alberto Núñez Feijóo, escoltado por Alfonso Rueda en el cierre de campaña del PP en Galicia. / EPE

Ni vuelcos ni vueltas. Ni (apenas) desgaste popular ni sorpresa en el bloque de izquierdas. Galicia ha votado y ha sido clara: quiere seguir gobernada por un PP con mayoría absoluta -ahora en manos de Alfonso Rueda- en tiempos de polémicas nacionales y promesas de amnistías y ha enviado un mensaje de confianza a Ana Pontón, aspirante del BNG, quien claramente se consolida como jefa de la oposición con más escaños que en la anterior legislatura. Pontón, y no otros ni otras, es la reina del bloque de la izquierda para una parte notable de gallegos que premian su tesón de la última década. Se ha merendado al socialismo. Advertencia. Los votantes castigan los experimentos continuos en el PSdeG, que es con mucho el gran perdedor de la noche electoral. Tremendo.

Tampoco ha salido bien el despliegue de la izquierda más a la izquierda del PSOE: los cantos de sirena de Yolanda Díaz en su propia tierra y su cuestionada apuesta para los comicios, Marta Lois, han tenido un resultado irrisorio. Excesivo ruido en su divorcio oficial con Podemos en esta tierra para tan poquitas nueces. Y el marcador del partido de Ione Belarra es tan tan insignifcante que se escurre entre los dedos. Como el de Vox, por cierto, que en esta autonomía no logra hacerle sombra a los populares. 

En una noche electoral donde quien más exhibió su ilusión por entrar en la Cámara gallega fue el candidato de Democracia Ourensana, toca hacer lectura nacional de lo sucedido: Feijóo va sobrado y Sánchez ha quedado herido y advertido. Me explico: aunque Ferraz diga que la gestión del Ejecutivo no se juzgaba, está claro que no ha sumado. Ni los titubeos con sus siglas, tampoco. Tocados y avisados quedan. En cuanto al líder del PP, arriesgó con una succession a la gallega para poder irse a Madrid, dejando su feudo en manos de Rueda. Heredero poco sexy en términos políticos. Y eso no es descripción de quien suscribe este artículo, sino del propio PP. Pero sin sensualidad política Rueda ha logrado consolidar la mayoría, pese al normal desgaste de un partido tras tantos años de gobierno. Y lo ha hecho, entre otras cosas, porque su jefe va sobrado en estos momentos, hasta el punto de que arriesgó empujándole a adelantar elecciones para coger desfondado a un PSOE atado al calvario de la negociación de la amnistía.

Y tan sobrado va, que Feijóo se permitió enredar la segunda semana de campaña dándole (¿demasiado?) foco a sus incómodas conversaciones con Junts

Y tan sobrado va, que Feijóo se permitió enredar la segunda semana de campaña dándole (¿demasiado?) foco a sus incómodas conversaciones con Junts cuando trató de ser investido, sin lograrlo, después de ganar las generales. Feijóo estudió una propuesta de amnistía que le envió Puigdemont, aunque la descartó, y no se cerró a conceder indultos concretos y condicionados por el 1-O. Ahí es nada. Ahora todo el mundo lo sabe, incluidos compañeros de partido que se echaron las manos a la cabeza cuando esto se hizo público, en plena campaña, seguramente para que no lo desvelaran otros. Sorprendente, táctico y/o temerario, parece que Feijóo se lo puede permitir. Ahí está el resultado. Sobrado.