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¿Se ha estancado en el conformismo el proyecto de Simeone en el Atlético de Madrid?

Por primera vez desde la llegada del entrenador argentino, el Atlético acabará la temporada fuera del podio de LaLiga

La escasa inversión en fichajes del club, apenas tres millones netos por año desde la llegada del técnico argentino, coincide con un discurso de mínimos y poco ambicioso por parte del cuerpo técnico y la plantilla

Simeone, durante el encuentro  entre el Atlético y Osasuna  en el estadio Metropolitano.

Simeone, durante el encuentro entre el Atlético y Osasuna en el estadio Metropolitano. / EFE (Kiko Huesca)

Daniel Gómez Alonso

Daniel Gómez Alonso

"Todos queremos salir campeón, pero no es fácil. Soy el primero que quiere ganar, pero competimos contra dos monstruos". Resignado, Diego Pablo Simeone trató de poner en valor la temporada del Atlético tras la estrepitosa derrota en el Metropolitano ante Osasuna. Un tropiezo, otro más en un año lleno del altibajos, que puso el colofón a una campaña gris, de las más duras y quizás decepcionantes de su periplo en el banquillo rojiblanco.

Hasta ahora, el Atlético no había quedado fuera del podio de la Liga en ninguna de las 12 campañas completas de Simeone. La irrupción del Girona le ha despachado de la tercera posición, hasta ahora el suelo del técnico argentino. A falta de tres puntos en juego, el equipo rojiblanco suma 73 (21 menos que el Real Madrid) y de no ganar a la Real Sociedad en Anoeta el próximo sábado, sería la tercera peor temporada en cuanto a puntos desde que Simeone llegó al banquillo. En el mejor de los casos, empataría con 76 con la cuarta peor puntuación, lograda en 2013 y 2019.

A nadie se le escapa que en el club hay un "objetivo" prioritario, casi único, que es entrar entre los cuatro primeros en Liga para amarrar los ingresos financieros que proporciona estar presente en la Champions. Desligado de los deseos de la afición, el discurso de la dirigencia parece haber calado entre los jugadores, a juzgar por las palabras de un De Paul que consideró como una "gran temporada" la realizada por la plantilla, eliminada en cuartos de la Champions y semifinales de Copa.

Una línea en la que se ha instalado el propio Simeone en este final de temporada. De lo mostrado hace un par de años, cuando reclamó un paso adelante asegurando que al llegar al banquillo les pidieron "cinco años de estabilidad y ya van por diez", el argentino ha pasado, dos años más de estabilidad mediante, a dar a entender públicamente que acepta esa posición frente a la que entonces se rebelaba.

Desinversión en la plantilla

"No me puedo poner en la cabeza de los demás cuando hacen un balance de estos años, pero se ha hecho un gran trabajo para tener futbolistas que nos permitan competir por lo que competimos. A veces podemos salir campeón y otros competimos para llegar al lugar que queremos", aseguró este domingo el argentino, sumiso como nunca. "El equipo ha competido bien, pero no hemos tenido la fortaleza necesaria para jugar una final, es la realidad, aunque estuvimos cerca. Pero pudimos revertir una situación de la que muchos pensaban que no íbamos a poder levantarnos tras Dortmund. Con trabajo y una gran responsabilidad de los futbolistas, encaminamos la Champions", enfatizó.

Los números muestran que, bajo ese paraguas, el de cumplir los objetivos, la ambición deportiva del club ha ido menguando con el paso de los años, en los que los ingresos económicos se han disparado. En la era Simeone, y según los datos de Transfermarket, el balance entre gastos e ingresos del Atlético de Madrid tiene un saldo negativo de poco más de 38 millones de euros (unos 3,2 millones de media al año). Se trata del 90º club en esta clasificación, que tiene en cuenta todas las ventas y compras realizadas en los últimos 12 años, colocándole dicha inversión por debajo del Al-Gharrafa de Qatar y a la altura de clubes como el BeneventoGuangzhou City o Atlanta United.

Es más, desde que ganó LaLiga en 2021, con el club ya instalado en la élite europea, la inversión se ha mantenido en mínimos, desaprovechando el éxito que supuso el segundo campeonato doméstico en diez años para convertirse en un fijo en la lucha por los títulos. En ese tramo, el Atlético está a la par del Girona como el 75º club del mundo en el balance gastos-ingresos, con un saldo negativo de 15,6 millones.

Simeone da indicaciones a  Griezmann

Simeone da indicaciones a Griezmann / FRIEDEMANN VOGEL

Además, el Atlético es también el club que más se ha devaluado en el último lustro. Desde 2019 la cotización rojiblanca ha caído un 55% con la salida de hombres como RodriLucas Hernández o Thomas Partey que no han sido reemplazados -salvo el regreso de Griezmann- por fichajes del mismo nivel o rendimiento. Aquel año, el equipo del que es propietario Miguel Ángel Gil Marín alcanzó la tasación más alta de su historia: 934,8 millones de euros. Desde entonces no ha dejado de perder valor, temporada a temporada.

Números pobres en defensa

La escasa inversión ha repercutido en áreas del juego en las que, hace no tanto tiempo, el Atlético de Simeone era un seguro. A falta de una jornada, el equipo de Simeone ha encajado 43 goles en Liga, la peor cifra de desde que el argentino desembarcó en el baquillo, y 68 en todas las competiciones, Para encontrar un registro peor hay que remontarse a la temporada 2008-09 (69).

Sin rastro de la solidez defensiva que caracterizó a sus equipos, el Atlético de Simeone ha vivido instalado en una montaña rusa que, a pesar de un desempeño sobresaliente como local le ha hecho desmoronarse en LaLiga por su pobre rendimiento fuera de casa, donde apenas ha sumado 26 puntos de los 54 puntos posibles, una estadística maquillada con varias victorias en el tramo final de la temporada.

Datos que invitan a reforzar una plantilla que el verano pasado, y el anterior, se trató de pulir a base de remiendos, siendo Javi Galán el mayor gasto al llegar del Celta a cambio de cinco millones. En esa misma ventana el Atlético incorporó gratis a Çağlar Söyüncü y a César Azpilicueta. Tanto el central turco como Galán se marcharon a préstamo en enero, al Celta y al Fenerbahçe respectivamente. A ellos hay que sumar la llegada de Vermeeren en invierno, la mayor inversión del club en los últimos dos años (20 millones), que tampoco ha entrado en los planes de un Simeone que sigue sin levantar la voz y se limita, año a año, cada vez con más complicaciones, a cumplir "los objetivos".