TURNO DE OFICIO

Abogados de oficio, vocación hacia los desfavorecidos: "Aquí no hay un razón económica que lleve a trabajar"

Tres profesionales comparten con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA las razones por las que se mantienen en un servicio maltratado por la Administración, pero que les llena de satisfacciones personales

Mesa de debate del Foro de Justicia ICAM.

Mesa de debate del Foro de Justicia ICAM.

Cristina Gallardo

Cristina Gallardo

Pasión por el derecho, sensibilidad hacia sectores de población que se ven inmersos en conflictos y carecen de medios económicos y, sobre todo, vocación. Son las características que aúnan los abogados de oficio, que esta semana aprovecharon la celebración del día de la Justicia Gratuita para recibir el homenaje público pero también reivindicar el mal trato que dicen les da la Administración, que les retribuye muchas veces tarde y con baremos que están muy lejos de los precios del mercado.

Tres de estos profesionales, Carlos Castaños, Lourdes García de Santos y Miguel Ortego, han contestado a un cuestionario de El PERIÓDICO DE ESPAÑA y explican las razones por las que se mantienen en un servicio que se presta con excelencia y dedicación, en el que superan dificultades pero que también les llena de satisfacciones personales. "Aquí no hay razón económica que lleve a trabajar", afirma Ortego.

Aunque en su carrera en el turno de oficio aún no ha llevado ningún macrocaso o procedimiento estrella, Ortego defiende que es abogado de oficio porque "la justicia implica que todo el mundo tenga derecho a una defensa digna y de garantías con independencia de su nivel económico". Añade que que la esencia del Derecho "es ser capaz de emplear tus conocimientos para defender a los que lo necesitan y ello alcanza su punto máximo en la asistencia jurídica del turno de oficio".

Ortego, colegiado en Madrid, entró en el turno de oficio en 2015. Sus motivos: "cumplir aquello por lo que decidí estudiar derecho y que consistía en poder ayudar a los demás con mi conocimiento, y en el turno ocurre eso".

Preguntado por la situación más complicada que ha vivido, apunta a un cliente joven, con un trabajo y una vida y que estaba acusado de tentativa de homicidio. "Explicarle la primera vez que nos vimos en los calabozos a qué se enfrentaba y, sobre todo, responder a su pregunta de «por qué me defiendes» fue un momento para reflexionar", añade. Sobre el trato de la Administración, apunta que si bien éste no es muy bueno, prefiere referirse a lo positivo que recibe "desde las comisarías, hasta los juzgados y audiencias, pasando por las fiscalías y los funcionarios". 

"Pero esta profesión es muy clasista y corporativista y eso es muy difícil cambiarlo -añade-. A nadie engaño si digo que los abogados del Estado, los jueces y magistrados, los fiscales o los letrados de la administración de justicia se sienten muy superiores por el mero hecho de haber aprobado una oposición". En todo caso, Ortego atribuye estas posiciones a "desconocimiento, inteligencia emocional y complejos".

CASI DOS MILLONES DE ASUNTOS, DE OFICIO

Durante el año pasado los abogados de oficio atendieron 1.923.183 asuntos, según datos de del Consejo General de la Abogacía Española (CGAE), que reúne a todos los colegios de abogados de España. En el Colegio de la Abogacía de Madrid se aprovechó el pasado martes la celebración del día de la Justica Gratuita para rendir homenaje a los más de 5.000 letrados y letradas que ejercen en el Turno de Oficio en la capital.

Uno de ellos es Carlos Castaños, que reconoce a este diario que es abogado de oficio por vocación. Lleva 27 años en este turno, desde que se colegió, y recuerda los años previos, durante sus estudios de Derecho, cuando ya era voluntario de una asociación que trabajaba con personas con problemas de drogas. "Me colegié para poder defenderles", asegura.

Entre los asuntos que más pesan en su memoria, los de presos con condenas de larga duración "que tienen verdaderas cadenas perpetuas" y desahucios de familias que se quedan en la calle. Castaños ha logrado algo muy difícil para un abogado de a pie, y más estando en el turno de oficio, como es el de conseguir amparos en el Tribunal Constitucional, y él lo ha logrado dos veces.

También se siente maltratado, y no precisamente en el ámbito económico. "En la práctica no se nos tiene como verdaderos coadyuvantes de la administración de justicia, por definición se duda de nuestra postura; y pandemia esto se ha recrudecido", afirma.

TODOS DEBEN SER DEFENDIDOS

Lourdes García de Santos se presenta afirmando que "todas las personas deben tener la posibilidad de ser defendidos por profesionales de calidad". Recuerda que entró en el turno a finales de los años 90, tras "un periodo de baja por incompatibilidad" con su vida personal.

De entre las guardias que ha protagonizado, recuerda a una persona que llegó al Juzgado con signos de haber sido agredido en la comisaría y que acabó condenada por unos delitos que la letrada estaba convencida que no había cometido. Fue al comienzo de su entrada en el turno: "Me sentí impotente por no haber logrado una sentencia absolutoria".

Su primer asunto en el turno de oficio le trae muy buenos recuerdos: "Era una persona con muchos antecedentes penales y problemas con las drogas. Con la ayuda de su madre, que era una mujer excepcional, conseguimos que ingresara en un centro de desintoxicación". García de Santos recuerda con ternura cómo aquel chico "tan alto y tan fuerte" apareciese un día en la sede de los Juzgados de Plaza Castilla con un oso de peluche para su hija recién nacida.

Durante el acto celebrado en el Colegio de Madrid, en el que participaron estos tres letrados junto a decenas de sus compañeros, el decano José María Alonso citó como asunto pendiente el aumento de los baremos, que continúan totalmente fuera de mercado. Respecto al Ministerio de Justicia, Alonso lamenta que se siga sin solucionar el problema del pago a los abogados y abogadas que tienen que ser designados cuando al final el cliente no recibe el beneficio de asistencia jurídica gratuita, como es el caso de las personas jurídicas.