INVESTIGACIÓN

El fondo hispano-saudí impulsado por el rey emérito se regía por la sharía

Creado durante el Gobierno de Zapatero para impulsar las inversiones de empresas españolas tenía vetadas ciertas inversiones

Mohammad Ali Elgari.

Mohammad Ali Elgari. / Agencias

Á. Vázquez y T. Calleja

"El fondo solo realizará inversiones directas que cumplan con la sharía" y para asegurarse de que así sea el fondo hispano-saudí constituido entre España y Arabia Saudí durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero para impulsar las inversiones entre ambos países en los sectores de Energía e Infraestructura nombra una junta compuesta por tres expertos, uno de Arabia Saudí, otro de Barein y un tercero de Malasia.

El fondo, impulsado por Juan Carlos I y para el que acabó siendo contratada la que fue su amante Corinna Larsen, detalla a lo largo de 90 páginas desde cómo se anunció el 9 de abril de 2006, durante una visita oficial del entonces monarca español a Arabia Saudí, hasta quien estaba al frente como socio general y por tanto como administrador.

Se constituyó en una de las islas del Canal de la Mancha consideradas paraíso fiscal, Guernsey, el 10 de abril de 2007, como propiedad de las empresas Cheyne y Boreas al cincuenta por ciento. Entre las personas que sitúa al frente figura Stuart C. Fiertz, director de Investigación de Cheyne Capital Management y presidente de Cheyne Capital Management Limited. En su currículum destaca su paso entre otras entidades por Lehman Brothers entre 1988 y 1990. O Eberhard von Koerber, presidente y director ejecutivo de un empresa de inversión y gestión de activos con sede en Zúrich, Suiza, a la que da nombre, entre cuyo currículum destaca que "ha sido y sigue siendo consejero de varios gobiernos y recibió altas distinciones de la Gobierno de Alemania, Suecia y Baviera".

Imagen de una visita que realizó Juan Carlos I en 2006 al rey de Arabia Saudí. En segundo plano Miguel Ángel Moratinos.

Imagen de una visita que realizó Juan Carlos I en 2006 al rey de Arabia Saudí. En segundo plano Miguel Ángel Moratinos. / J. J. Guillén

Clave en el archivo

Pero viendo el peso determinante que la sharía tuvo en el archivo de la investigación que realizaba el fiscal suizo Yves Bertossa de las diligencias relacionadas con el emérito y, en concreto, contra Larsen, el gestor de cuentas Arturo Fasana y el abogada Dante Canónica, llama la atención cómo el fondo declara su sumisión frente a la ley islámica.

Bertossa recurrió a tres expertos en la sharia que determinaron que conforme la ley islámica el rey Abdalá bin Abdulaziz, fallecido en 2015, no incurrió en ningún tipo de delito por transferir 65 millones de euros a Juan Carlos I. El delito de blanqueo solo existe si se puede acreditar el origen ilícito del dinero, circunstancia que descartaron los especialistas en la ley islámica.

Para garantizar que el fondo hispano saudí cumplía la sharia también se nombró a tres especialistas que formaban una junta. Se trata de Mohamed Elgari, que fue profesor de Economía Islámica en la universidad saudí Rey Abdulaziz y director del Centro de Investigación en Economía Islámica del centro; de Datuk Mohd Daud Bakar, presidente de Amanie Advisors, del Consejo Asesor Sharia de Bank Negara Malasia y de la Comisión de Valores de ese país, y del jeque Nizam Yaquby, al frente de más de 70 cargos corporativos, entre los que destaca su labor en el HSBC Amanah, y forma parte de la dirección de seis organizaciones financieras islámicas internacionales.

De ellos, todos con formación internacional y amplia experiencia en distintos bancos para hacer cumplir las normas islámicas, dependía que la actividad inversora del fondo también lo hiciera, como advertía el documento que recoge las condiciones de su constitución. En ellos figura que "solo realizará inversiones que sean aprobadas como compatibles con la sharia por la junta" y "se asegurará de que las directrices de inversión" también lo sean con las normas aplicables, tras evaluar todas ellas y someterlas, además, a auditorías periódicas.

El documento reconocía que ello podía tener un coste. "Las sociedades estaban destinadas a obtener rendimientos que sean comparables con la inversión directa en las entidades objetivo", señalaba, pese que "pueden ser más bajos como resultado de los costes administrativos adicionales y estructurales involucrados en este tipo de estructuras de adquisición".

Juan Carlos I y el fallecido emir de Kuwait Sheikh Sabah al Ahmad al Jaber al Sabah

Juan Carlos I y el fallecido emir de Kuwait Sheikh Sabah al Ahmad al Jaber al Sabah / Nada Marafie

Además, admitía que "pueden reducirse en comparación con los rendimientos de un fondo similar que utiliza financiación convencional" y "la cobertura de ciertos riesgos puede verse restringida debido a la disponibilidad limitada de dichos instrumentos que cumplen con la sharía".

Vetado

En cualquier caso, ya quedaban vetadas las inversiones en ciertos productos, "como acciones preferentes, deuda convertible, valores de renta fija, derivados o compras de acciones, ni negociará con metales preciosos", y se agregaba que "cualquier ingreso derivado por la sociedad de las actividades no permitidas se donará a organizaciones benéficas debidamente reguladas y aprobadas por la junta de la sharía".

En principio "no invertirá directa o indirectamente en negocios cuyas actividades principales estén en áreas no adecuadas para fines de inversión islámica. Los negocios excluidos incluyen: alcohol, finanzas convencionales (banca, seguros, etc.), entretenimiento (casinos/apuestas, pornografía, hoteles, etc.), tabaco, productos relacionados con la carne de cerdo y empresas de defensa y armas", así como en otras entidades "si se considera que tienen propiedad material o ingresos de los negocios antes mencionados".