REFORMA LABORAL

Las claves del pacto: Calviño controla la negociación y Díaz logra que se debata el contenido

Bolaños lo acordó con el secretario de Estado de Díaz durante esta noche y esta mañana, en contacto también con Belarra y Montero. PSOE y Unidas venden de manera distinta el acuerdo, firman la paz pero ambos mantienen que triunfan sus postulados

Las vicepresidentas primera y segunda, Nadia Calviño y Yolanda Díaz, respectivamente, conversan en Moncloa.

Las vicepresidentas primera y segunda, Nadia Calviño y Yolanda Díaz, respectivamente, conversan en Moncloa. / EFE

El ministro de Presidencia, Félix Bolaños, y el secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez, como interlocutor de la vicepresidenta segunda Yolanda Díaz, cerraron el acuerdo del Gobierno sobre la negociación de la reforma laboral a lo largo de toda la noche y en la mañana de este miércoles. Tras dos reuniones fallidas entre el PSOE y Unidas Podemos, la primera el lunes por la tarde, la segunda el martes por la mañana, Presidencia asumió directamente las conversaciones, que tuvieron como protagonista al secretario de Estado, porque Díaz se encontraba de viaje en Roma, según confirman fuentes de los dos partidos del Ejecutivo.

En el primer intento, con la convocatoria el lunes a las 19.30 de la mesa de seguimiento del acuerdo de coalición en el Congreso, no hubo avances. Unidas Podemos había exigido esta reunión después de que la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, en un correo electrónico enviado el 14 de octubre a otros Ministerios evidenciara su voluntad de hacerse cargo de la coordinación de la reforma laboral.

La segunda tentativa fue el martes por la mañana. Antes del Consejo de Ministros se reunieron en el despacho de Bolaños, Díaz, María Jesús Montero, Ione Belarra e Irene Montero. Tampoco en esa cita hubo ningún progreso. Pero ahí quedó meridianamente claro que incluso el enfoque de estos contactos era distinto. El interés de la parte socialista era integrar a Calviño y a los Ministerios de Hacienda, Educación y Seguridad Social en el tramo final de la negociación de la reforma laboral. El de Unidas Podemos era trasladar que las discrepancias en el seno de coalición eran sobre su alcance. Este es el debate que quieren propiciar.

A este encuentro matutino siguió el Consejo de Ministros donde, según fuentes conocedoras, no hubo ninguna referencia a las diferencias sobre la nueva legislación laboral. Díaz se fue a Roma pero dejando clara su postura de que era necesaria una discusión interna sobre el asunto. En unas declaraciones desde allí, aseguró que había instado a "un debate en el seno del Gobierno para delimitar el contenido de la reforma". La vicepresidenta llegó a valorar volver antes de su viaje a la capital italiana para mantener una cumbre con Calviño. Pero la postura de los socialistas era inflexible. Primero el pacto sobre la coordinación dentro del Ejecutivo y después el resto.

Intercambio de llamadas y papeles

La diferencias de criterio pusieron el asunto en manos de Bolaños y de Pérez y comenzó un intenso intercambio de llamadas y de papeles. El ministro abordó con el secretario de Estado todo lo que podría calificarse como parte técnica. Pero a la vez se mantuvo un contacto con Ione Belarra y con Irene Montero para no descuidar el funcionamiento del Gobierno de coalición. La parte política, una deferencia del ministro a Unidas Podemos.

Una noche y una mañana después, el Gobierno anunció el acuerdo. Un director general de Economía y otro de Seguridad Social se incorporan a la negociación con la patronal y los sindicatos. Hasta ahora sólo estaba el de secretario de Estado de Empleo. Podrán sumarse representantes de otros Ministerios en función de los temas a tratar. Este punto fue crucial en las conversaciones entre Bolaños y Pérez porque la vicepresidencia segunda se negó en redondo a que los otros dos representantes fueran también secretarios de Estado. De este modo Trabajo tenía la jerarquía sobre el resto.

Y el próximo martes se ha convocado una reunión, que presidirá el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, a la que acudirá la vicepresidenta primera, Nadia Calviño, la segunda, Yolanda Díaz, el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, la de Hacienda, María Jesús Montero, y la de Educación, Pilar Alegría. Los secretarios de Estado de todas estas áreas son los responsables de su preparación. Esta cita es la clave del acuerdo interno. Se reunirá el día 2 y cuando se estime conveniente a lo largo de este mes. El bloque socialista argumenta que así han salido adelante sus exigencias. Primero la coordinación del Gobierno, la implicación de Calviño y sus ministros en la reforma laboral, y luego ya se verá si hay matices en el contenido. Unidas Podemos lo ve justo al contrario. Ellos defienden que se han salido con la suya al provocar un encuentro para debatir sobre las posibles diferencias internas.

En esta crisis han operado muchos factores y es difícil explicar con una única motivación su estallido. La parte 'morada' sostiene que hay un cambio en la postura del PSOE sobre la reforma. Explican que ya se llegó a un acuerdo antes de que el Ejecutivo enviara a Bruselas en Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la economía española, exigido por la UE para acceder entre 2021 y 2026 a 140.000 millones de euros fondos europeos. Los compromisos fundamentales son la reforma laboral y de las pensiones. Para acordarlo fue necesaria una cumbre entre Sánchez y Díaz. "No nos vamos a mover ni un milímetro de ahí, del documento que se mandó a Bruselas", explican.

Fuentes socialistas, en cambio, niegan que haya diferencias sobre la nueva legislación laboral y lo incardinan todo en un problema de "coordinación" y de "metodología". Pero en el PSOE no se disimula el malestar por la constante atribución que Unidas Podemos hace de las decisiones sociales del Gobierno. "Tensionan para contar luego que las cosas pasan gracias a ellos", aseguran.

Continuas fricciones

Es innegable la existencia de continuas fricciones en el seno del Ejecutivo y su lucha por presentar los logros ante su electorado. Las encuestas de Moncloa apuntan a una gran desmovilización de la izquierda y una gran movilización de la derecha, que las dos patas del Gobierno intentan corregir. El propio Sánchez anunció a la nueva Ejecutiva del PSOE, antes explosionara esta nueva crisis, su deseo que los socialistas se implicaran en la resolución de la reforma laboral.

Pero no puede olvidarse que este asunto es un tema nuclear para España comprometido con Bruselas, y lo que ha sucedido es que el bloque socialista no ha querido que quedara fuera de su control. Por una razón fundamental, según las fuentes consultadas. Porque la participación de Díaz no garantizaba un acuerdo con la CEOE. Y Bruselas exige una reforma pactada con patronal y sindicatos que perdure en el tiempo. En el entorno de la vicepresidenta segunda no se daba por seguro que se llegaría con los empresarios hasta el final y además estaba el precedente de la subida del Salario Mínimo Interprofesional, del que se descolgó la CEOE.

Con el acuerdo interno Sánchez logra que Calviño pueda influir en la negociación. Ella, además, que fue directora general de Presupuestos de la Comisión, sabe perfectamente que espera o no Bruselas y es su interlocutora sobre el Plan de Recuperación. Pero Díaz consigue una victoria que también es muy relevante. Logra transmitir que el PSOE se resiste a una reforma más beneficiosa para los trabajadores justo cuando se propone liderar una plataforma electoral a la izquierda de los socialistas y pugnar por el voto progresista.