Opinión | POLÍTICA NACIONAL

Junts y la amnistía pervertida

Los diputados postconvergentes han colocado al PSOE en un precipicio con tal de salvar a su líder 

La portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras, durante el Pleno del Congreso del este martes sobre la ley de amnistía.

La portavoz de Junts en el Congreso, Míriam Nogueras, durante el Pleno del Congreso del este martes sobre la ley de amnistía. / José Luis Roca

Este miércoles el Congreso de los diputados ofreció otro espectáculo inolvidable a los españoles: la tarde en que podría haber salido aprobado el proyecto de ley de amnistía rumbo al Senado, un giro de guión, no por sugerido menos sorprendente y bochornoso, hizo que Junts lo impidiera. La organización que lidera Carles Puigdemont, una de las principales beneficarias de la norma si resultase aprobada, optó por votar en el Parlamento junto a PP y Vox para intentar demostrar al PSOE que en esta legislatura ha venido a jugar al todo o nada y a salvar sus propios intereses, no los del independentismo en general, ni los de Cataluña en particular. Mucho menos, los de España en su conjunto. 

Junts cumplió su amenaza y tumbó la ley de amnistía en el hemiciclo, que ahora volverá a la comisión de Justicia, a fin de intentar forzar a los socialistas a negociar unas semanas más. Para los siete diputados de Puigdemont no basta con que el PSOE haya aceptado tramitar el ‘perdón’ del Estado a los que impulsaron el ‘procés’ a cambio de garantizar un gobierno de coalición progresista (aunque el Ejecutivo insiste en que lo hizo también en pro de la reconcialiación con Cataluña). Tampoco resulta suficiente para Junts que Pedro Sánchez haya admitido, antes de que el proyecto de ley llegase al pleno, algunas enmiendas que son dinamita política para la oposición y que queman a una parte importante del socialismo, como la que alude a que también habría amnistía para acusados de terrorismo ‘light’. Esta decisión ha generado en pocos días tanto desgaste y críticas como dudas en el mundo jurídico. Pues tampoco sirve. Poco le importa a los postconvergentes, visto lo visto, que este modelo de amnistía que una parte de España no ve -ahí están las manifestaciones multitudinarias-, otra aplaude y otra tolera con los ojos cerrados y los puños apretados, ya le valiese a ERC y a un puñado sustancial de los que también se verían benefiados por su aplicación para mirar hacia adelante. No. Porque Junts, con sus ‘noes’ en el Congreso, le ha gritado a la cara a Sánchez, delante de sus socios y de la ciudadanía que sigue la actualidadpolítica, que poco le importa dejar en ridículo a un Gobierno que se ha visto obligado a echar el freno de mano para evitar un precipicio judicial. La última demanda ‘in extremis’ de los postconvergentes suponía plegarse a una amnistía pervertida para proteger, por encima de todo y de todos, a Puigdemont. Se exigía eliminar cualquier mención al terrorismo del texto del proyecto, sin excepciones, a fin de garantizar que si prosperase alguna de las investigaciones judiciales aún abiertas contra el expresident en este sentido, sería amnistiado igualmente. El Gobierno, sabedor de que eso supondría ya una línea roja de difícil retorno con su propio electorado y un asunto inexplicable ante el Tribunal Constitucional o los tribunales europeos, ha rechazado la propuesta.

En el pleno se escucharon también críticas a los jueces Aguirre y García-Castellón, que instruyen polémicas causas que afectan a Puigdemont. Varios legisladores acusaron a los magistrados de prevaricar. Quizás pensaban que, con eso, conmoverían a un Junts insaciable, pero erraron. El Gobierno, a través del ministro Bolaños, optó por desmarcarse de esos reproches a los jueces antes de que el asunto se le vaya de las manos. Como su relación con Junts.