Opinión | GATO ADOPTIVO

Más necesidad que virtud

Sánchez está consiguiendo imponer su agenda, mientras Feijóo aparece anclado tras una pancarta, sin capacidad aparente para trazar las líneas del campo de juego político

Reunión Sánchez-Feijóo en el Congreso de los Diputados

Reunión Sánchez-Feijóo en el Congreso de los Diputados

Que Pedro Sánchez tiene un plan, es evidente; la duda que recorre la política española es si lo tiene también Alberto Núñez Feijóo, atrapado tras la pancarta en la que se ha situado para achicar el espacio a Vox.

El plan del presidente es hacer de la “necesidad, virtud”, como él mismo ha reconocido, para conseguir sus objetivos: aunque haya que aprobar una ley de amnistía para recabar los votos de las huestes de Puigdemont o superar otra línea roja del PSOE y apoyar una moción de censura para que Bildu se haga con el control de la Alcaldía de Pamplona. En ambos casos hay más necesidad -de investidura- que virtud. Ese es el plan de Sánchez.

Todos sabemos que la supuesta paralización del Ayuntamiento pamplonés en manos de UPN no justifica una moción de censura. ¿Cuántas administraciones son incapaces de aprobar sus presupuestos y los prorrogan? Digan lo que digan desde el PSOE, dar el paso de respaldar con sus votos a un alcalde de Bildu sólo puede ser consecuencia del pacto de investidura, porque además tiene un efecto colateral peligroso, como es generar dudas sobre lo que harán los socialistas tras las elecciones vascas y poner en alerta al PNV. Demasiados riesgos simplemente por la polémica vecinal con un aparcamiento municipal.

El objetivo del presidente era conseguir la investidura a cualquier precio, y por eso la ley de amnistía ha echado a andar en el Congreso y Bildu accederá a la Alcaldía de Pamplona el 28 de diciembre. “Hay que hacer de la necesidad, virtud”, dijo Sánchez, y muy bien podría ser la frase del año. ¿Habrá más pagos, por adelantado o en diferido, en los próximos meses? Sólo el propio líder socialista lo sabe.

Lo que más sorprende respecto a lo sucedido en Pamplona es que el PSOE ya ni siquiera disimula ni intenta explicar lo que para muchos de sus cargos orgánicos, militantes y votantes resulta bastante complicado de digerir. Si en el caso de la amnistía, aunque tarde, se intentó justificar con aquello de la “normalización” de Cataluña, ahora no se ha perdido ni medio minuto en argumentar las razones por las que se da un giro de 180 grados en la estrategia que habían seguido los socialistas respecto a los ‘abertzales’. No parece preocupado el líder del PSOE por las consecuencias de tal decisión.

Ante un Sánchez dispuesto a ir a todas a por sus objetivos, ¿qué papel ha adoptado Feijóo? ¿Cuál es su plan? Por ahora, su estrategia pasa por intentar que Vox no le avance por la derecha. De ahí que le haya cogido el gusto a manifestarse en la calle cada fin de semana, a riesgo de perder el perfil institucional que todo jefe de la oposición debe preservar. En la calle hay que estar, pero sólo estar en la calle puede ser contraproducente. Y sólo pensar en clave Vox, como sugieren los perfiles de los portavoces elegidos por Feijóo para esta nueva etapa, también puede ser insuficiente ante un Sánchez al ataque.

Además, el presidente ha conseguido abrir brecha en la muralla del poder regional del PP, una de las bazas con las que contaban en Génova para desgastar al Gobierno de coalición. Primero fue en Andalucía, con el acuerdo entre Juanma Moreno y Teresa Ribera para preservar el parque nacional de Doñana; luego en Valencia, con Óscar Puente anunciando ante la sonrisa de oreja a oreja de Mazón y Catalá la ampliación del Puerto de Valencia. Y todavía no ha empezado la negociación del nuevo sistema de financiación y la quita de la deuda autonómica. El PP corre el riesgo de que la oposición de sus barones a Sánchez acabe acotada a la siempre beligerante Díaz Ayuso.

Sánchez está consiguiendo imponer su agenda, mientras Feijóo aparece anclado tras una pancarta, sin capacidad aparente para trazar las líneas del campo de juego político. Cierto es que disponer de la llave de la caja, como ha quedado en evidencia con Doñana o el Puerto de Valencia, facilita la consecución de tus objetivos, pero Génova parece que fía su estrategia a mantener el poder en Galicia y ganar las elecciones europeas. No conseguir lo primero sería un fracaso personal de Feijóo, y aunque consiga lo segundo, queda mucha legislatura por delante para que tenga efectos palpables.

Si a esa hoja de ruta, el PP apenas añade la confianza en que los apoyos parlamentarios con los que cuenta Sánchez deriven en inestables y colapse la legislatura, en Génova harían bien en pensar que el presidente sí tiene un plan: “Hacer de la necesidad, virtud”