Opinión | INVESTIDURA

En la mente de don Pedro Sánchez

Dice que sus pactos contribuyen a la convivencia y a calmar el conflicto catalán, y me permito disentir

Sesión de investidura de Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados.

Sesión de investidura de Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados. / José Luis Roca

No es fácil meterse en la mente de los demás. La semana pasada lo procuré con los terroristas de Hamás y esta semana lo voy a intentar con don Pedro Sánchez, y tampoco parece sencillo por más que vuelva a creer que puede haber razones, que no razón, que expliquen un comportamiento extraño en alguien que ha jurado defender la Constitución y ¡hacerla cumplir a los demás! Porque estoy convencido de que él cree que lo que hace es bueno para él, para su partido, para Cataluña y para España.

Para él en primer lugar, y es lógico porque le ha costado mucho llegar a la Moncloa y, una vez allí, a pesar de luchar contra pandemias, cambiar con frecuencia de opinión y tragar sapos durmiendo con quien no deseaba, ha descubierto que le gusta y que desea continuar. No se le puede criticar por ello.

En segundo lugar, piensa que su continuidad es buena para el PSOE y sus miembros activos parecen estar de acuerdo con él aunque... ¡otra cosa son los jubilados! Por un lado, él ha hecho las listas y todos saben que el que se mueva no sale en la foto. Y por otro, en las últimas elecciones, los suyos han perdido casi todo el poder autonómico y municipal. Se agarran a los escaños porque es lo único que les queda y tampoco se les puede criticar. Los políticos profesionales saben que lejos del poder hace mucho frío. Otra cosa es que el PSOE haya quedado irreconocible al dejar de defender la igualdad entre los españoles como había hecho desde su fundación.

También cree que lo que hace es bueno para Cataluña. Dice que sus pactos contribuyen a la convivencia y a calmar el conflicto catalán, y me permito disentir. Los independentistas de Junts y Esquerra tuvieron por separado menos votos que el PP, y todos juntos con la CUP, menos votos que el PSC. Ha sido el señor Sánchez, buscando «votos bajo las piedras», el que les ha quitado la depresión y los ha vuelto a lanzar al monte desde donde dicen que «ho tornarem a fer». Porque si uno negocia cediendo en todo acaba envalentonando al adversario, y ahora tendrá que apaciguarlo de nuevo. Le deseo suerte. Las protestas que se han extendido a raíz de esos pactos han debido de sorprenderle. Yo creo que no las comprende y las ve promovidas por una derecha enrabietada que no sabe perder, que no tiene visión de futuro y que vive anclada en un pasado representado en la Constitución de 1978, que a su juicio es otra molesta herencia del franquismo.

En cuarto lugar, imagino que don Pedro Sánchez cree que su continuidad en la Moncloa es buena para España porque evita el mal supremo de un gobierno del PP con la ultraderecha de Vox. Al fin y al cabo, los independentistas solo trataron de romper España con sus leyes de desconexión, su referéndum ilegal y su declaración de independencia. Eso no es nada, debe de pensar, en comparación con lo que puede hacer Vox si llega al poder. Por eso es sincero cuando cree que España le necesita, porque nada hay mejor que un «Gobierno progresista» con él al frente que frene a la derechona. Al precio que sea. No alberga la más mínima duda.

Su continuidad como presidente le debe parecer a don Pedro la suma de todos los bienes sin mezcla de mal alguno"

Por eso, su continuidad como presidente le debe parecer a don Pedro la suma de todos los bienes sin mezcla de mal alguno. Yo no critico los acuerdos con otras fuerzas políticas porque así se hacen los gobiernos en las democracias parlamentarias como la nuestra, y el suyo es perfectamente legítimo. Lo que no puedo aceptar es el precio que ha pagado para hacerlo: la concesión de una amnistía a los delincuentes del procés que vende impunidad a cambio de siete votos, que se carga la independencia judicial y la separación de poderes esenciales en una democracia, y que daña la imagen exterior de España. Y me repugna el impresentable texto firmado con Junts donde no solo compra todas las falsedades del relato independentista, sino que se rebaja a aceptar insultos como el del lawfare (politización de la Justicia) o el del mediador internacional.

Nunca supuse que un presidente del Gobierno de España se humillaría de esta manera para seguir gobernando. Me da mucha pena, me da mucha vergüenza y me preocupa mucho el futuro. Se ve que a él no.