Opinión | BALEARES

Vox renuncia a la libre elección de lengua

Nada más sencillo, Vox renuncia a la libre elección de lengua que antes consideraba esencial. Abjura de su fe por escrito y en catalán, idioma al que no se tradujo el pomposo "Acuerdo conjunto de PP y Vox para el Gobierno de las Islas Baleares"

La presidenta del Govern balear, Marga Prohens, en el Parlament.

La presidenta del Govern balear, Marga Prohens, en el Parlament. / BERNARDO ARZAYUS

PP/Vox no amenazan el catalán, ponen en riesgo la enseñanza en cualquier idioma, educación física incluida. Sus negociaciones, es más exacto hablar de negocios, demuestran que no tienen ni idea de Educación. Es difícil igualar su desprecio a una actividad capital, porque no les interesa en lo más mínimo la lengua en que se imparte, mientras produzca ciudadanos obedientes y tan mediocres como sea posible.

A partir de aquí se debe decidir quién ha ganado la querella interna de las ultraderechas educativas PP/Vox. Nada más sencillo, Vox renuncia a la libre elección de lengua que antes consideraba esencial. Abjura de su fe por escrito y en catalán, idioma al que no se tradujo el pomposo "Acuerdo conjunto de PP y Vox para el Gobierno de las Islas Baleares".

El partido tardofranquista bilingüe ha de resolver por qué cada vez que negocia en solitario Idoia Ribas, firmante ahora bajo el encabezamiento de "Portaveu Grup Parlamentari Vox", el resultado es la postración ante el PP. Seguramente, este provechoso comercio se esclarecerá conforme avance la legislatura.

El tantas veces citado "Acuerdo de Gobierno PP/Vox", a partir de ahora "Acord de Govern PP/Vox", estipula con una redacción concluyente en su artículo 54:

"Los padres podrán elegir libremente la primera lengua de escolarización de sus hijos. Nos comprometemos a extender este derecho en todas las etapas educativas antes de acabar la legislatura".

No hay limitaciones de etapas ni presupuestarias, no cabe excepción. Pues bien, después de la rabieta infantil de Vox, el partido recio y racial firma un "Pla" que no es de mínimos, sino de mininos. Los ultraespañoles han inundado su marcha atrás de términos como:

"En aquells centres que sigui possible", "en tot cas, es respectarà l’autonomia de centre", "pla voluntari", "s’estudiarà la viabilitat", "els centres que s’acullin a aquest pla", "aquest pla comptarà amb la participació i amb la consulta de tota la comunitat educativa de les Illes Balears".

Lo mejor queda para el final, porque el partido bilingüe Vox/Veu reduce "extender a todas las etapas educativas" a "per a la resta d’etapes educatives els centres podran acollir-se voluntàriamente a un pla pilot" (risas en off). Los ultraespañoles ni siquiera han aprendido que "pla pilot" se traduce a otro de los idiomas que ignoran por "ad calendas graecas", y que la palabra "voluntàriament" es el mayor insulto imaginable en un acuerdo político. Perdón, "acord polític".

Vox Balears cuenta con los mismos siete votos que Puigdemont, pero los administra mucho peor. Vox/Veu tiene mucho que aprender de Junts, salvo que se tratara precisamente de suscribir un "Pla pilot" que podría firmar fácilmente el PSOE, y cuidado que Més no lo vote con alguna enmienda superficial. De hecho, solo hay una etapa de mayor retroceso lingüístico que el 2011-15 de José Ramón Bauzá, y es el 2015-2023 del Pacto de Progreso.

A falta de saber qué ha recibido a cambio de firmar esta abdicación en toda regla, para el partido bilingüe Vox/Veu hubiera sido más inteligente votar directamente el techo de gasto propuesto por el PP, que retrasa el conflicto educativo sin afrontarlo. La ultraderecha moderada desprecia a sus votantes, hasta el extremo de que piensa que puede traicionarlos sin pagar el precio cobrado por las negociaciones. Contra los profetas apocalípticos, Vox/Veu es un partido del montón. La dilución en sus vecinos populares ya ha comenzado, ahora mismo no obtendría ni los tres diputados de los que procedía.