Opinión | LA COLUMNA
Yo era más de Nancy
‘Barbie’ hace una parodia excelente sobre el patriarcado a la vez que Mattel se marca una bestial campaña de ‘marketing’
De pequeña jugaba con los clicks de Playmobil, los Másters del Universo y si caía alguna muñeca era la Nancy. En casa, la Barbie siempre nos pareció una muñeca demasiado sexualizada y nada apta para nosotras.
Curiosamente, el filme de Greta Gerwig nos ha hecho abrir los ojos a muchas hijas y madres. Hablo en femenino porque, desgraciadamente, eran pocos los niños que jugaban con Barbies y precisamente esta es una de las críticas que tengo que hacerle a la película. Me hubiera gustado ver algún niño en la icónica escena inicial jugando a las muñecas. Pero también es verdad que, en su momento, Barbie no nació para empoderar a los niños. La vida está llena de contradicciones y la muñeca Barbie es una de ellas.
Sexualizada a tope y sin genitales, la película hace una parodia excelente sobre el funcionamiento del patriarcado y a la vez Mattel se marca una bestial campaña de marketing. Siendo ya una de las películas más taquilleras de la historia, este caballo de Troya feminista no ha gustado a todas por igual. Hay una pequeña parte de la sociedad que no ha soportado notar en su piel lo que las mujeres llevamos sufriendo décadas.
En casa, la Barbie siempre nos pareció una muñeca demasiado sexualizada y nada apta para nosotras
En lugar de empatizar se han puesto las manos a la cabeza al ver a un Ken deconstruido que se muestra vulnerable y se han escandalizado lo más grande al ver que Barbie no necesita a un hombre para sentirse completa. Es evidente que muchos no pueden soportar este punto de vista. Insisto en que si cogiéramos todas las películas de cine donde las mujeres somos puros floreros no hablaríamos de otra cosa. Barbie es una joya entre un millón.
Una clase magistral de feminismo y empoderamiento. Ver las salas de cine llenas de jóvenes y no tan jóvenes que igual no saben ni lo que es el patriarcado me llena de esperanza. Primero, porque hacía mucho tiempo que no hacía cola en un cine y, segundo, porque el arte sirve precisamente para eso. Para hacer pensar, aprender y reflexionar.
Si tienes hijos, llévatelos a ver Barbie y luego vete a cenar para comentar la jugada. Incluso si no te gusta por la razón que sea, sacarás tema de conversación. Y eso, señoras y señores, es la esencia del cine. ¡Bravo!
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