Opinión | LA COLUMNA

El reto de la izquierda

Los partidos que gobernaban antes del 15M de forma alternativa (PP y PSOE) se habían corrompido en sus sillones de poder

Sánchez y Díaz

Sánchez y Díaz / José Luis Roca

El estallido del 15M significó un cambio político tan inesperado para algunos como necesario para todos. En aquel momento los partidos que gobernaban España de forma alternativa (PSOE y PP) se habían corrompido en sus sillones de poder, que pensaban iban a ser intocables, y por eso decían y actuaban como si la política fuera suya y ellos hubieran inventado las normas, las condiciones y el perfecto expolio con el dinero de todos. 

Por eso el 15M resultó tan contagioso, tan callejero, tan lúdico, tan guerrillero, tan lleno de esperanza en un momento en el que habían volado por los aires todas las viejas utopías basadas en la igualdad, la solidaridad y la fraternidad, y el mundo se había convertido en un sálvese quien pueda en el que siempre se salvaban los mismos.

Podemos fue una consecuencia lógica del 15M y los comunes, los ahora…, elementos vertebradores en las vidas municipales que tan necesitadas estaban de «otra forma de hacer política». Y así fuimos viendo y constatando que, si bien había evidentes y necesarias diferencias en la forma de enfrentarse a la política, a sus usos y deberes, poco a poco la triste maquinaria interna de los partidos fue devorando las ilusiones primeras, centrifugando siglas y convirtiéndose de alguna forma en el gran reto de la izquierda, donde muchas veces se hace cierto ese aforismo que alimenta a los partidos: "Cuanto peor, mejor".

Este año 2023 es un año de elecciones municipales, autonómicas y generales y el papel de la izquierda es monumental, si no quiere que por sus pasiones de egos desmedidos choquemos frontalmente y el trabajo de décadas por la libertad, la igualdad, la serenidad, el feminismo, la cultura sea un cadáver frío sobre la piel de todos. 

En esta izquierda a la que me refiero no incluyo al partido socialista, sino a aquellas propuestas que enarbolaron la bandera del 15M y que hoy en día se han quedado sujetas a unas siglas que no son más que eso: unas siglas y que como tal pertenecen a la política más vieja, más rancia y en la que la maquinaria interna de los partidos mata sin miramiento alguno lo que de posible tenía la nueva política, en la que todo podía y debía sumar.

El PSOE necesita una izquierda fuerte y caminando al unísono, porque de no ser así los votos fragmentados de la izquierda serán el salvavidas al que se suba la ultraderecha para fagocitar nuestro derecho a avanzar.