Opinión

El rol que se asigna a las mujeres

Enfocar espacialmente a las mujeres más “vulnerabilizadas” es importante, porque nos permite realizar un análisis certero

Manifestación del 8-M en Barcelona.

Manifestación del 8-M en Barcelona. / F. NADEU

Ha pasado casi una semana desde 8 de marzo día internacional de las mujeres, de ese día en que las calles, plazas, conversaciones y noticias se tiñen un año más de color malva de la mano de miles de mujeres cada vez más diversas, y de cada vez más hombres cómplices empujando con fuerza en favor de la igualdad.

Es importante y necesario seguir hablando cada día de feminismo, de igualdad, y de políticas de acción positiva, porque la desigualdad desgraciadamente no desparece el 9 de marzo, ni a la semana siguiente, la desigualdad entre hombres y mujeres está profundamente enraizada y nos lleva siglos de ventaja, por eso es tan compleja de erradicar.

Combatir la desigualdad entre hombres y mujeres requiere además de convicción democrática firme

Combatir la desigualdad entre hombres y mujeres no solo requiere mayorías parlamentarias con conciencia feminista, siendo esto imprescindible, requiere además de convicción democrática firme, de acceso de las mujeres al poder, necesita de un cambio social profundo, de una revisión de las percepciones instaladas, y de la construcción de acciones colectivas que modifiquen los estereotipos y roles existentes y rompan definitivamente el techo de cristal.

Para pedir combatir esta realidad profunda y globalmente arraigada (ningún país del mundo ha conseguido la igualdad plena) es absolutamente necesario conocer con precisión y subrayar el impacto que tiene en las mujeres cada uno de los acontecimientos políticos económicos y sociales que hoy vivimos.

Dicho en otras palabras, para poder combatir la desigualdad es absolutamente necesario tener perspectiva, poder analizar críticamente y representar la realidad a través de unas lentes de aumento que nos permitan ver las causas que perpetúan en el tiempo la discriminación, la precariedad, y la marginación, basada en los roles que se otorgan socialmente a la mitad de la población, y poder ponerlas en relación con la realidad y las oportunidades construidas para la otra mitad. Es en este contexto donde emerge la llamada perspectiva de género, recogida ya en la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer de 1995 como un enfoque fundamental y estratégico para alcanzar los compromisos en igualdad.

Estamos en la primera línea de riesgo y al mismo tiempo fuera de las mesas que toman las decisione

¿Por qué tener esta perspectiva es importante? Esta mirada a través de las lentes de aumento, que debemos garantizar sea suficientemente caleidoscópica para permitir que nuestra mirada sea además interseccional y nos permita detectar dobles y triples discriminaciones añadidas y enfocar espacialmente a las mujeres más “vulnerabilizadas” es importante, porque nos permite realizar un análisis certero y, por ejemplo detectar que en la pandemia que todavía hoy vivimos, las mujeres hemos sufrido un doble impacto, porque constituimos el 80 por ciento de la fuerza del trabajo en el cuidado (hospitales, residencias, hogares), es decir, estamos en la primera línea de riesgo y al mismo tiempo fuera de las mesas que toman las decisiones, (el Comité de Emergencia de la OMS para el COVID-19 tiene 30 miembros, de los cuales 9 son mujeres y 21, hombre).

Unas lentes que enfocan el impacto que los conflictos bélicos tienen en las mujeres como el riesgo de agresión sexual en el desplazamiento o como objetivo de guerra y que permite señalar que estamos fuera de las mesas de negociación de esos conflictos, (ni una sola mujer en las mesas de negociación entre Rusia y Ucrania).

En definitiva, ignorar o no comprender las razones y los orígenes de la discriminación de las mujeres que han impedido la igualdad, especialmente el impacto causado por la división “ámbito privado -femenino y ámbito público- masculino” no nos permitirán avanzar en igualdad, de ahí a revindicar una vez más, cualquier día del año, que es fundamental e imprescindible enfocar primero para cambiar después una desigualdad fuertemente adherida al rol social que se nos sigue asignando a las mujeres.

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