Opinión | POLÍTICA FISCAL

No me toquen los impuestos

La duda es si subidas generalizadas o selectivas de tributos ayudarían a consolidar la recuperación en la situación actual

Oficina de la Agencia Tributaria.

Oficina de la Agencia Tributaria. / EUROPA PRESS/Gustavo Valiente

No hay nada cierto, salvo la muerte y los impuestos. Ya lo dijo el político y filósofo estadounidense Benjamin Franklin en el siglo XVIII. Y también es cierto que los tributos son un signo de civilización, como se ve al repasar un poco la historia, desde los antiguos sumerios o el antiguo Egipto hasta nuestros días.

A lo largo de los siglos hemos ido aprendiendo. Y hemos visto cómo un aumento de los gravámenes no tiene por qué traducirse siempre en un incremento de la recaudación en la misma proporción, sino que puede incentivar la elusión o la evasión fiscal. Y también cómo una rebaja significativa de los impuestos no tiene por qué derivar en un incremento de ingresos por aumentar la actividad económica, como defendería todo ultraliberal.

En esencia, hay que tener un sistema tributario que cubra las necesidades y servicios públicos esenciales que hayamos decidido otorgarnos como sociedad. Pocos impuestos y poco Estado suponen finalmente más individualismo y más buscarse la vida. Más tributos y más Estado debería suponer más redistribución de la riqueza. Debería...

En una situación como la actual, saliendo de una crisis con un rebote que pierde cierta intensidad pero que aún se mantiene, no parece el mejor momento para cambiar las reglas fiscales. A no ser que sea para impulsar el crecimiento. La duda es si eso se consigue con subidas de impuestos. Quizás se logrará más con determinadas subidas o bajadas selectivas; o esperando a que la situación económica se normalice para caminar hacia una fiscalidad más justa.

Como se ha visto en otros periodos, las subidas tributarias generalizadas o dirigidas a determinados segmentos de la población, como podrían ser las rentas más altas o los patrimonios elevados, no siempre se traducen en aumentos equivalentes de la recaudación y pueden empeorar la competitividad. De ahí que patronales como Foment del TreballPimec o el Instituto de la Empresa Familiar (IEFse empiecen a inquietar. E insisten en que, hoy por hoy: no nos toquen los impuestos.