Recetas
Croquetas como las de la abuela: en sólo tres pasos
Las croquetas son ese manjar que gusta a casi todos y que permite licencias de todo tipo. De carne, de cocido, jamón, bacalao o espinacas...
M.C.
En la cocina hay que tener maña. Hasta los platos más sencillos requieren de ciertas técnicas que deben realizarse de manera impecable y siguiendo los pasos indicados en cualquier receta. Porque ese es el truco de las mejores elaboraciones gastronómicas: ir paso a paso. Y si no que se lo pregunten a todas esas madres y abuelas que elaboran recetas que nada tienen que envidiar a menús de estrellas michelín.
Porque es la cocina de siempre la que, al final, triunfa. Algo que se está perdiendo con el día a día y la frenética vida que no permite ni un minuto de tranquilidad. Aunque siempre hay un momento para afanarse y poner las manos en la masa. Y nunca mejor dicho.
Las croquetas son ese manjar que gusta a casi todos y que permite licencias de todo tipo. De carne, de cocido, jamón, bacalao o espinacas... recetas hay muchas pero, ¿cómo llegar a ese perfecto punto al que llega tu madre?
Copiar una receta, sobre todo si es histórica y ha pasado de generación en generación, es algo complicado pero no imposible. Te damos una serie de trucos para que las croquetas sean la estrella de la fiesta en tu hogar y, sobre todo, recuerden a los sabores de siempre, los de tu madre.
Paso 1: la bechamel
Es la parte esencial de toda croqueta que se precie y también la más complicada. Realizar una bechamel de nivel no es nada fácil, y eso que sus ingredientes son del todo sencillos. No dejarla líquida es parte primordial para conseguir unas croquetas de lujo. Además, que la harina esté bien cocida para que no deje sabor a crudo también es importante. Antes de comenzar a echar leche para que se convierta en la masa consistente que tiene que ser, sofríe unos ajos enteros en el aceite, aparta, y echa la harina para que se fría durante unos segundos. Después, vierte la leche lentamente mientras se revuelve la mezcla, siempre con una varilla, es importante para que no tenga grumos.
Paso 2: el rebozado
Conseguir un rebozado crujiente y libre de aceite también es una de las cosas más importantes para una croqueta de cine. Se debe evitar por todos lo medios que quede blanda. Además, cuando se esté rebozando, hay que estar pendiente de que la mezcla de pan rallado no se meta entre la masa, porque entonces estropeará la bechamel y la mezcla. Dejar escurrir las croquetas después de fritas sobre una base de papel de cocina es importante para quitar el exceso de aceite.
Paso 3: aceite muy caliente
A la hora de afanarse en la sartén muchos temen calentar demasiado el aceite por miedo a salpicaduras y quemaduras, pero esto es un error. Cualquier alimento rebozado debe freírse en abundante aceite y muy caliente. Si no está a la temperatura adecuada, la croqueta se estropeará e incluso se saldrá la masa del empanado. La acepción de croqueta viene del francés 'croquer', por lo que debe ser un producto final crujiente y no gomoso, de ahí que el aceite deba estar en el punto adecuado. Tampoco deben echarse todas de golpe a la sartén ya que bajarán la temperatura del aceite.
No recalentarlas
A muchos les gustan las croquetas a todas horas, pero si se recalientan en el microondas pierden toda la textura de esa perfecta bechamel cremosa. Así que lo mejor es comerlas a temperatura ambiente.
Congelar
Ya que la elaboración de este plato es algo costoso en cuanto a tiempo, una buena idea es elaborar gran cantidad y después congelar. Además, a la hora de realizar la masa, un buen truco para poder empanarlas bien es dejar enfriar la mezcla en la nevera toda la noche.
Comer en dos bocados
Según los expertos catadores de croquetas, este manjar tan casero y tradicional debe sentenciarse con la mano y en dos bocados. Desde el mundillo más protocolario, se deben comer en la mano si se está en un catering y con cubiertos si estamos en la mesa. Aunque lo cierto es que la cosa es para gustos.
Abanico de sabores
Las más típicas son las de la carne de cocido o esa punta de jamón que ha sobrado. Pero lo cierto es que el abanico de sabores puede ser muy amplio. Una croqueta no tiene por qué estar hecha de sobras. Ahora, en temporada de hongos, se pueden conseguir sabores increíbles. Otra de las posibilidades es hacerlas de queso azul con piñones, gambas y espinacas o panceta y queso, por ejemplo. La croqueta es todo un mundo.
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