Tóxicos

Exigen erradicar el uso de herbicidas en las vías públicas: "Son potencialmente cancerígenos"

Cada año miles de kilómetros de autovías, carreteras y caminos son rociados con el cuestionado glifosato

Tramo de la autovía del Cantábrico rociada con herbicidas

Tramo de la autovía del Cantábrico rociada con herbicidas / FdV

Miles de kilómetros de cunetas de vías públicas de toda España (autovías, carreteras y caminos) son rociados cada año, sobre todo en esta época del año, con herbicidas, fundamentalmente con el cuestionado glifosato, considerado potencialmente cancerígeno para el ser humano. El objetivo teórico de esta práctica es eliminar la hierba situada fuera del asfalto y despejar ese terreno para generar más espacio en caso de emergencia y prevenir incendios.

El rociado con herbicidas tiene una afección directa y acumulativa en el medio ambiente, según vienen denunciando reiteradamente las asociaciones ecologistas. Por un lado, elimina esas pequeñas islas de vegetación, que en muchas zonas de cultivo representan los únicos espacios disponibles para la flora silvestre.

Las cunetas, además, funcionan como corredores ecológicos muy útiles para pequeños vertebrados, y sobre todo para el desarrollo y refugio de todo tipo de insectos, particularmente para polinizadores como las abejas, cuya función es esencial en la agricultura y para el buen funcionamiento de los ecosistemas.

Más: numerosas aves aprovechan esa despensa. Herrerillos, pardillos, verderones, mirlos, jilgueros o golondrinas encuentran parte de alimento en este entorno. La dispersión de aerosoles con herbicidas elimina por tanto todas estas funciones ecosistémicas que ofrecen los márgenes de estos viales.

Los herbicidas a base de glifosato están lejos de ser inofensivos. En 2022, la Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) de la Organización Mundial de la Salud (OMS) calificó a este herbicida, el más utilizado en el planeta, como "probablemente cancerígeno para los seres humanos".

Carretera rural para acceder al centro de visitantes de Las Tablas de Daimiel, con vegetación natural en las cunetas.

Carretera rural para acceder al centro de visitantes de Las Tablas de Daimiel, con vegetación natural en las cunetas. / A. Carretero / SEO:BirdLife

Asimismo, un informe del Gobierno español indica que el 34,6% de las aguas superficiales analizadas en España estaban contaminadas por glifosato en 2022, lo que representa un problema ambiental, ya que deteriora y contamina los suelos, y alcanza por escorrentía las aguas superficiales y las subterráneas por infiltración. 

Alternativas no tóxicas

Para comprender de qué manera la fumigación de carreteras aumenta este problema, hay que entender que a lo largo de un kilómetro de carretera (2.000 metros de longitud en ambos sentidos) se fumigan aproximadamente 2.000 metros cuadrados de suelo.

Esto significa que en 5 kilómetros de trayecto se rocía con herbicida una superficie de una hectárea (10.000 metros cuadrados), más terreno que el que ocupa un campo de fútbol. Aunque no se realiza esta práctica en todas las vías, dado que la red de carreteras estatales suma 166.400 kilómetros de longitud, serían miles las hectáreas tratadas con glifosato cada año que podrían evitarse usando otras medidas.  

SEO/BirdLife recomienda usar otras alternativas no tóxicas para el medio natural. Propone gestionar la hierba con procedimientos mecánicos, como maquinaria segadora o desbrozadoras manuales, que ya están siendo utilizados eficientemente en algunos tramos.

Considera que estos métodos son más efectivos que los herbicidas: no contaminan los suelos, los cauces fluviales, ni el agua subterránea, y suponen un mayor respeto hacia la naturaleza. Además, responderían "a una demanda cada vez mayor de la ciudadanía como es la conservación del paisaje rural, el respeto al medio ambiente y la biodiversidad", señala SEO/BirdLife.

Una persona rocía con herbicidas una plantación.

Una persona utilizando herbicidas. / Pixabay

El desbroce mecánico, en caso de ser necesario, debe ser el método elegido en los lugares de alto valor natural, como los espacios de la Red Natura 2000, pero preferentemente al final de su ciclo vital y teniendo en cuenta el ciclo reproductor de las aves para que puedan aprovecharse sus servicios ecosistémicos.

"La fumigación de cientos de kilómetros con un producto tóxico como el glifosato, puede llegar por escorrentía a ríos, arroyos y acuíferos, con posible afectación al ganado, los animales domésticos y la fauna silvestre y, en definitiva, puede comprometer la salud de las personas", alerta SEO/BirdLife.

El serio problema de la ‘basuraleza’

"La vegetación espontánea no representa ningún problema para la seguridad vial en la mayor parte de los casos ya que no ocupa la zona de circulación. De hecho, estas plantas otorgan un valor ambiental, ornamental y paisajístico importante a esas vías de comunicación", añade. 

"Ni siquiera suponen un grave factor de riesgo ante posibles incendios de verano", resalta el colectivo. De hecho, la hierba fumigada es igualmente inflamable porque queda seca, aunque sea antes de terminar su ciclo biológico, explica.

Por el contrario, la ‘basuraleza’ que se acumula en las cunetas sí representa "un serio problema, tanto por ser material inflamable (plásticos) o vidrio (provocar efecto lupa), como contaminante químico y visual", denuncia la ONG, que reclama abordar este problema.

La misma recomendación de sustituir el uso de glifosato por el desbroce mecánico –cuando sea necesario– en parques y jardines es una propuesta que SEO/BirdLife promueve desde hace veinte años ante ayuntamientos e instituciones como parte de su programa de "renaturalización" de la biodiversidad urbana.

Algunos consistorios, como Madrid, Barcelona, Sevilla o Zaragoza, ya han prohibido el uso de herbicidas. "Han entendido que la hierba y sus flores, lejos de ser un problema son un aliado de las personas por los beneficios ambientales y estéticos que aportan", señala.

Carretera de Galicia en la que se utilizaron herbicidas en las cunetas.

Carretera de Galicia en la que se utilizaron herbicidas en las cunetas. / FdV

"Se ha creado la percepción errónea de que las plantas ornamentales de jardinería son válidas en los parques y jardines, mientras que las plantas y flores silvestres conviene erradicarlas de manera sistemática. Sin embargo, la coexistencia de ambas es perfectamente compatible y recomendable", expone SEO/BirdLife.

"La flora natural está más adaptada a nuestro entorno y presenta mayores beneficios ecosistémicos, por lo que conviene integrarla en la gestión de la infraestructura verde municipal, considerando los ciclos biológicos de los insectos y los polinizadores asociados a la vegetación natural, y los periodos de reproducción de las aves urbanas", añade.

Informe del MITECO sobre el glifosato, en este enlace.

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