SKYLINE, EN TETUÁN

Así son los dos nuevos rascacielos de lujo de Madrid: para inversores e iluminados cada noche

La gestora Stoneweg inaugura las torres Skyline, dos rascacielos en Tetuán cuya fachada se ilumina todas las noches

Las torres proceden de un largo proceso de expropiación y reordenación urbanística del barrio

Inauguración de las torres Skyline en Tetuán

Inauguración de las torres Skyline en Tetuán / A.P

Analía Plaza

Analía Plaza

El 1 de septiembre de 2006, el Ayuntamiento de Madrid adjudicó a Dragados la expropiación de varias parcelas, casas bajas y edificios de viviendas en el entorno del Paseo de la Dirección, una calle larga en el distrito de Tetuán que linda con un parque —el Rodríguez Sahagún— y tiene vistas a la sierra. El 18 de octubre de 2022, dieciséis años, un mes y dos semanas después, la gestora suiza Stoneweg inauguró el que, hasta ahora, es el único resultado de aquella operación: dos enormes torres de pisos de lujo, de cien metros de altura cada una, cuyas fachadas se iluminarán todas las noches.

Los más de 600 pisos aún no están entregados, pero la iluminación lleva ya unas semanas activa y en pruebas, pues no todas las bombillas funcionan. La empresa ha volado en los últimos días un dron sobre los edificios para captar nuevas imágenes promocionales. Las torres son tan altas y el resto del barrio tan bajo que se ven desde todas partes. "Desde mi casa es un horror el contraste: con el aire se dispersa la luz, parece mucho más de lo que es", dice una persona que vive en Valdezarza, el barrio contiguo. "Además, imagina la situación: que con todas las comunidades preocupadas por la calefacción y el gasto de luz en invierno, lleguen estos y derrochen así". Vecinos que fueron expropiados lo consideran una humillación, otra más. Y es que donde se suponía que iba a haber un acceso al parque, un ambulatorio, un colegio y un instituto solo están las torres. Desde una de sus plantas intermedias, en las que hay una gran terraza comunitaria con vistas a la ciudad, se ven los dos humildes bloques en los que se realojó a los expropiados.

Las torres iluminadas al fondo del barrio/ Cedida


"Lo que hemos pretendido con las torres es que no solo sean dos iconos, sino el revulsivo para que este barrio alcance una nueva dimensión dentro de Madrid", dijo Julio Touza, el arquitecto que firma la obra junto a su hijo Julio Touza, durante la presentación. Al evento, poco habitual en proyectos residenciales, acudieron más de cuatrocientas personas: la mayoría hombres trajeados pertenecientes al sector inmobiliario, a grandes consultoras y a las empresas que han participado en la construcción (la principal, Dragados). "Los Touza estamos muy agradecidos a Stoneweg. Es un fondo que sorprende porque tiene corazón, alma, sentido común, compromiso ético y social. Esto no es muy común. Creyeron en nosotros, que hicimos lo mejor que sabemos hacer. Y creo que está gustando".

Los compradores son inversores

Cada una de las torres tiene 24 plantas y un 'brazo' —un edificio más pequeño— de otras diez. Una de ellas es para venta y la otra, en la que se hizo la fiesta de inauguración, para alquiler. Fuentes de Stoneweg aseguran que en la primera se han vendido ya el 95% de los pisos, la mayoría a inversores que pretenden alquilarlos. Algunos de estos inversores han comprado una o dos viviendas; otros, hasta treinta. También hay particulares, aunque son los menos. La compañía anunció recientemente que había vendido el penúltimo ático disponible de la promoción por 1,6 millones de euros. El resto salieron al mercado a una media de 4.500 euros el metro cuadrado.

Los apartamentos de la torre dedicada al alquiler llevan pocas semanas anunciados. Hay 300, de los cuales, siempre según fuentes de Stoneweg, sesenta ya están adjudicados. Los precios se pueden ver en los anuncios de los portales inmobiliarios: los más baratos, de 62 metros cuadrados, una habitación y plantas inferiores, están a 1.000 euros mensuales, mientras que los más caros, de 139 metros cuadrados y tres habitaciones, ascienden a 2.450 euros mensuales. El precio sube con la altura.

Stoneweg pretendía vender esta torre por 375 millones de euros, pero según publicó Cinco Días el proceso se ha paralizado y es la propia gestora, a través la sociedad Bext Space, la que gestiona el alquiler de los pisos. El edificio parece un hotel. Cuenta con un gran vestíbulo, un gimnasio con vistas al parque (y, de fondo, el barrio del Pilar) y dos piscinas. Los inquilinos podrán pagar una cuota por acceder a servicios extra, como lavandería y limpieza.

A las torres se accede por el renovado Paseo de la Dirección, cuyo trazado cambió durante el proceso de expropiación y de nuevo planteamiento urbanístico. Donde antes había una sinuosa carreterilla paralela al parque, ahora hay una carretera de cuatro carriles que convenientemente separa al proyecto del resto de Valdeacederas, el barrio de Tetuán en el que se ubican. Los nuevos vecinos tendrán acceso directo al parque desde sus torres, aunque esta parte —que debe urbanizar Stoneweg— aún no está rematada y sigue ocupada por material de la obra. Aunque desde las alturas no se ve, el asentamiento que se formó en los bajos del edificio, al lado de un acueducto de 1858 perteneciente al Canal de Isabel II que lleva años en estado de absoluto abandono, sigue ahí.

Asentamiento formado bajo las torres./ Cedida


En las últimas semanas, la vicealcaldesa Begoña Villacís ha celebrado varios desmantelamientos y derribos en la zona en nombre de la "lucha contra la okupación". Uno de ellos fue el de la calle Capitán Blanco Argibay, 121. Este inmueble —una casita de estilo neomudéjar con local comercial abajo y vivienda arriba— forma parte del plan de expropiación y reurbanización que se inició en 2006. Sus dueños, un matrimonio que regentaba una tienda de ropa y confección, fueron expropiados y realojados en uno de los bloques construidos al efecto. En 2013 contaron su situación en un reportaje, en el que lamentaban que con el dinero que el Ayuntamiento les pagó por la expropiación no podían comprar una casa y un local. Aunque dejaron el inmueble hace años, el Ayuntamiento y Dragados no lo han derribado todavía, lo que ha propiciado la entrada de 'okupas'. Los expropiados siempre han sospechado que se priorizó el derribo y urbanización de la zona en la que ahora están las torres frente a las parcelas que quedaban dentro del ámbito, que ahora por fin se reactivan. Además, están proyectadas la escuela infantil y el polideportivo, pero no está previsto que las obras empiecen hasta 2023.