LA VIDA CONTIGO

Grace Kelly, la actriz que lo dejó todo para casarse con un príncipe auténtico y murió en circunstancias misteriosas

Estando en la cúspide de su carrera, la estadounidense renunció al cine para iniciar una nueva vida como princesa de Mónaco, y ya nunca regresó a Hollywood

El príncipe Rainiero de Mónaco y la princesa Grace Kelly saludan desde el balcón de Palacio tras la boda.

El príncipe Rainiero de Mónaco y la princesa Grace Kelly saludan desde el balcón de Palacio tras la boda. / EFE

Durante su breve paso por la industria cinematográfica, Grace Kelly compartió créditos con algunos de los actores más destacados, colaboró con Alfred Hitchcock en clásicos como La ventana indiscreta (1954) y cosechó unos cuantos éxitos de taquilla. También fue una de las intérpretes mejor pagadas de su generación, y la favorita de diseñadores de vestuario y firmas de moda de todo el planeta. Llegó incluso a ganar el Oscar a la mejor actriz por su trabajo en La angustia de vivir (1954). "Fue el momento más solitario de mi vida", le confesaría luego a su amigo el biógrafo Donald Spoto. "Me sentí muy triste. Había alcanzado la fama, pero solo descubres lo vacía que estás cuando no tienes con quién compartirla". Pero aquel sentimiento de soledad estaba a punto de desaparecer. En 1955, durante el rodaje de Atrapa a un ladrón en la Costa Azul, Grace aceptó realizar una sesión publicitaria en el Palacio Real de Mónaco, seguida de una visita a los jardines con el príncipe Rainiero III, soberano del diminuto principado, sin saber que aquella invitación cambiaría el curso de su vida.

"El primer encuentro entre Grace y el príncipe Rainiero fue exclusivamente profesional: el príncipe llegó con casi una hora de retraso y Grace ya había visitado los jardines sin él", relata Megan Hess en su biografía ilustrada Grace Kelly. La princesa que marcó estilo (Lunwerg). "No obstante, ambos congeniaron, y en cuanto Grace regresó a su país empezaron a escribirse cartas en secreto. Durante esta correspondencia clandestina, que duró siete meses, se enamoraron". Al poco, el príncipe zarpó a Estados Unidos para conocer a la familia Kelly y pedir la mano de la actriz. La pareja anunció su compromiso en enero de 1956 y contrajo matrimonio en abril, después de que Grace protagonizara otra película, en una fastuosa ceremonia compuesta de dos partes.

Estando en la cúspide de su carrera, la de Filadelfia renunció al cine para iniciar una nueva vida como princesa de Mónaco, y ya nunca regresó a Hollywood —pese a recibir algunas ofertas para hacerlo—. Al integrarse oficialmente en la Casa de Grimaldi, Grace tuvo que aprender francés, hacer frente a las opresivas convenciones y obligaciones de la vida regia y, sobre todo, tener un hijo, ya que, de lo contrario, el principado sería gobernado de nuevo por los franceses. En 1958 cumplió con su principal cometido y dio a luz a su primera hija, Carolina. Su hijo Alberto vino al mundo quince meses después, y en 1965 nació Estefanía, que completaría la familia.

La imagen de una princesa

Durante los siguientes años, explica su biógrafa, Grace consiguió "combatir el caos que la rodeaba con gran aplomo y nunca llegó a derrumbarse ante la presión. Mantuvo su fuerte aura de serenidad frente a la vieja tradición europea y logró cautivar incluso a los monegascos más escépticos, lo que supuso poner a Mónaco en el mapa y utilizar el principado como plataforma para defender causas que ella consideraba importantes. Aunque su corazón siempre se sintió atraído por el escenario, sabía lo que significaba ser considerada un símbolo de Mónaco y cumplió con su deber: mantener la imagen de una princesa".

Por desgracia, el 13 de septiembre de 1982, con 52 años, sufrió un accidente que le costó la vida. La versión oficial asegura que la princesa más querida de Estados Unidos tuvo un derrame cerebral mientras conducía su Rover 3500 por las carreteras del Principado y, en una curva muy pronunciada, perdió el control de su vehículo, que cayó por un barranco de unos cuarenta metros de profundidad. En el momento del accidente viajaba con ella su hija Estefanía, entonces de 17 años, que sobrevivió al mismo pero resultó con una fisura de vértebras cervicales y pasó varias semanas usando un collarín. Grace, en cambio, falleció en el hospital al día siguiente del accidente, a causa de una hemorragia cerebral y vascular.

Informes confusos

Los primeros informes del accidente eran algo confusos y contradictorios, lo que desató una oleada de hipótesis y teorías conspirativas de todo tipo. Se comentó que, tras el choque, algunas personas acudieron a socorrer a las ocupantes del vehículo, y casi todas ellas coincidían en señalar que Estefanía había salido del vehículo por la puerta delantera izquierda, es decir, por la que se encuentra en el lado del volante. Eso llevó a pensar que era quien realmente conducía aquel día, pese a no tener aún la edad legal para hacerlo. Sin embargo, la princesa negó enfáticamente ese rumor en una entrevista concedida algunos años después.

"Salí despedida dentro del coche como mi madre, que fue catapultada al asiento trasero", comentó. "La puerta del copiloto estaba completamente destrozada; yo salí por el único lado accesible, el del conductor". En otro momento de la charla, la segunda hija de Grace y Raniero dijo que lo intentó todo, "incluso puse el freno de mano. ¿Si mi madre confundió el pedal del freno con el acelerador? No lo sé. Pero yo no estaba conduciendo". En cualquier caso, su versión concuerda con la de otros dos testigos presenciales del accidente que declararon haber visto a la americana al volante.

Durante la investigación de la policía francesa, Rainiero impidió que declarara su hija. Quien sí tuvo ocasión de largar fue Yves Philly, un camionero francés que decía que, en un momento dado, el coche de Grace comenzó a circular en zigzag. “Toqué el claxon y volvió a circular normalmente durante unos cuarenta metros”, señaló. "Luego, cuando se hallaba a unos 20 metros de la curva, aceleró súbitamente. Pensé que no podría tomar el viraje. Las luces posteriores del freno del Rover no se encendieron. Vi el coche salir de la carretera y precipitarse al vacío".

Algunos rumores apuntaron a la mafia

También se habló en su momento de la mafia y de la posible manipulación de los frenos del coche de Grace, que en esa época se oponía a los planes de expansión inmobiliaria del pequeño principado y no paraba de hablar de la inmoralidad del juego en un país donde los casinos dejan mucho dinero. La desaparición en 1985 de su hermano John Kelly Jr., fallecido mientras hacía footing cerca de su residencia, y del cuñado y confidente de este, Eugene Conlan, encontrado muerto en circunstancias similares y con pocas horas de diferencia, llegó a avivar aquel rumor.

Nadie ha podido atar todos los cabos sueltos. Lo que sí es un hecho probado es que la muerte de Grace cambió la vida de Rainiero, la de sus hijos y la de los habitantes de la pequeña ciudad del principado. "Con buen talante, sacrificio y encanto, Grace se había ganado el corazón del pueblo de Mónaco, y este la lloró como si hubiera sido una de ellos", explica Hess. "Ahora, un recuerdo pervive en las calles y en los corazones del diminuto principado, así como en las contribuciones que hizo al mundo del cine y el teatro. Aunque su vida fue pública en prácticamente todos los sentidos, Grace Kelly tenía el don de mantener algo de sí misma en la esfera privada. Un aura de misterio la rodeó hasta el final, y esta es, en parte, la razón por la que la gente la sigue encontrando fascinante".