MASCOTAS

Por qué deberías vacunar a tu perro contra la leishmania

Se trata de una enfermedad parasitaria y crónica que puede suponer, en el peor caso, la muerte de nuestra mascota

vacuna perros

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S. C.

La vacunación de nuestro perro es una de las medidas más responsables que podemos adoptar como propietarios, ya que lo protegen de diversas enfermedades e infecciones que podrían afectar negativamente a su salud. Una de las vacunas más importantes es sin duda la de la leishmaniosis, ya que protege a nuestra mascota de una enfermedad que es grave, crónica y que podría ser incluso mortal.

La leishmaniosis es una enfermedad crónica provocada por el parásito leishmania spp y que se transmite entre los perros mediante la picadura del flebótomo, un insecto parecido a un mosquito. Este insecto coge el parásito al picar a otro animal infectado y se lo transmite a nuestra mascota con una nueva picadura.

Síntomas de la leishmaniosis

Esta enfermedad parasitaria se puede presentar de diversas formas y transmitirse entre distintos animales, según cada lugar del mundo. Pero, en Europa, la leishmaniosis cutánea y visceral son endémicas, por lo que son las más habituales y contra las que más hay que proteger a nuestra mascota.

Los síntomas son muy diferentes dependiendo del animal y el tipo de leishmania, por eso hay que consultar con el veterinario si tenemos alguna duda. Los más habituales son la pérdida de pelo, la inflamación en los párpados, descamación de la piel, heridas que no cicatrizan, cojera, insuficiencia renal, fiebre, pérdida de peso, diarrea y vómitos, entre otros.

contagio perro-humano

Otro punto a tener en cuenta es que la leishmaniosis es una enfermedad zoonótica, es decir, que se puede transmitir de perros a humanos. Si nuestra mascota se llega a contagiar es posible que nosotros mismos acabemos enfermando. Además, la leishmaniosis afecta sobre todo a personas especialmente vulnerables con un sistema inmunitario debilitado, como ocurre con los bebés, los ancianos o las personas inmunodeprimidas.

Por eso, si observamos cualquiera de estos síntomas en nuestro perro, lo mejor es acudir a una clínica veterinaria cuanto antes ya que la leishmaniosis es una enfermedad crónica y, con el tiempo, mortal. No tiene cura. Lo mejor es que la diagnostiquen cuanto antes para poder establecer un tratamiento que evite el sufrimiento y la muerte de nuestro animal.

La prevención como mejor cura

Estos son los motivos por los que, ante la leishmania, más vale prevenir que curar. Al ser una enfermedad crónica y endémica, las medidas preventivas son las únicas que garantizan que nuestra mascota no se contagie, no sufra y que nuestra familia no acabe pagando las consecuencias.

Y la medida preventiva por excelencia es la vacunación. El suero contra la leishmania se puede inocular a todos los perros sanos mayores de seis meses. Con eso, tu perro estará protegido frente a la Leishmania, a partir de los 28 días, durante un año completo. Al cumplir ese año hay que volver al veterinario. Un profesional le hará un revisión y, si todo está bien, habrá que vacunar de nuevo.

Sin embargo, es importante recordar que esta vacuna actúa sobre el sistema inmune de nuestra mascota, fortaleciendo sus defensas contra la enfermedad, pero no contra el flebótomo. Por eso, hay que combinar la vacuna con otros elementos repelentes como pueden ser los collares o las pipetas.

Históricamente, los perros debían llevar collares antiparasitarios, sobre todo entre marzo y octubre, en los meses de más calor. Pero con el cambio climático (cuyas consecuencias hemos vivido ya en este invierno, especialmente cálido), es mejor que los animales estén bien protegidos y desparasitados durante todo el año. Combinando esta medida con la vacunación nos aseguramos de que tanto nuestro perro como nuestra familia estén sanos.