OBJETIVO JARTUM

Un año de guerra en Sudán deja la peor crisis de refugiados del mundo: “La situación es terrible”

Hay indicios de prácticas de limpieza étnica y del uso del hambre como arma de guerra en un conflicto con nueve millones de desplazados

Wad Madani, refugiada sudanesa en el campo de Al Safat (Wad Madani) el pasado 12 de diciembre

Wad Madani, refugiada sudanesa en el campo de Al Safat (Wad Madani) el pasado 12 de diciembre / Fais Abubakr

Mario Saavedra

Mario Saavedra

Hace ahora un año, las Fuerzas Armadas españolas desplegaron un dispositivo excepcional para sacar de Sudán a 34 nacionales atrapados en los combates que se habían desatado unos días antes. España envió 200 militares y cuatro aviones del Ejército del Aire que transportaron blindados y otro material para llevar a cabo la “exfiltración”.

La operación concluyó con éxito el 24 de abril, cuando 72 civiles de varios países aterrizaron en el aeropuerto de Torrejón de Madrid, lejos de la violencia. Tras el éxito de la operación, el conflicto que asola Sudán salió de los focos. Pero continúa en marcha, y ha provocado la que es ya la peor crisis abierta de refugiados del mundo. 

La evacuación de los españoles residentes en Sudán, en imágenes

La evacuación de los españoles residentes en Sudán, en imágenes / .

“A día de hoy, me parece una de las crisis más terribles del mundo”, opina en conversación con EL PERIÓDICO DE ESPAÑA Helena Cardellach, coordinadora de Emergencias de Médicos sin Fronteras, que acaba de regresar de Sudán. “Hay más de ocho millones de desplazados, desnutrición aguda severa en la región de Darfur del Norte y bloqueo a la ayuda humanitaria en zonas de la capital, Jartum. En uno de los hospitales donde actuamos, al principio de la guerra, escuchamos testimonios de asesinatos de grupos étnicos como los Masalit”.

En el conflicto se producen ataques sistemáticos contra la población civil. Se bombardean de forma indiscriminada áreas residenciales. Hay violencia sexual generalizada, incluida contra niños, según denuncia la Unión Europea. Entre 10.000 y 15.000 personas han sido asesinadas, según las cifras de enero de Naciones Unidas.

Pelea por el poder de dos generales

Sudán es un país azotado por el conflicto desde hace décadas. En 2019, tras una serie de protestas populares, los militares acabaron con el régimen tiránico de Omar Al Bachir, procesado por La Haya por crímenes de guerra. Se empezaron a dar pasos para una transición hacia un sistema democrático. Pero todo volvió a descarrilar con un golpe de Estado en 2021. Se impuso una Junta militar liderada, hasta hoy, por el general Abdelfatah Al Burhan. 

El 15 de abril del año pasado volvió a estallar la violencia. Se rebeló contra Al Burhan el que había sido su vicepresidente, Mohamed Hamdan Dagalo. Apodado Hemetti, controla las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), un potente grupo paramilitar de 70.000 hombres bien armados, formados y equipados. En su mayoría, están compuestas por milicias Yanyauid, los temibles jinetes armados a camello que lucharon en nombre del gobierno sudanés durante el conflicto de Darfur a principios de siglo y fueron responsables de atrocidades contra civiles. Hemetti tiene lazos con mercenarios de la antigua Wagner rusa. 

Dos hombres transportan ayuda humanitaria en Darfur del Sur, Sudán

Dos hombres transportan ayuda humanitaria en Darfur del Sur, Sudán / Irshad Khan

Las FAR actuaron rápido y pillaron por sorpresa a las Fuerzas Armadas Sudanesas (FAS), leales al presidente, a pesar de que estas cuentan con tres veces más efectivos. Ocuparon el Aeropuerto Internacional de Jartum y otras zonas de la ciudad. 

La situación a día de hoy es especialmente grave en la capital, Jartum, controlada a partes iguales por FAR y FAS. También en Darfur, región occidental asolada por el conflicto desde 2003 y que ahora vuelve a ser uno de los principales focos del enfrentamiento armado. Ambas facciones combaten tanto en Darfur Norte y Darfur Oeste. 

Crisis humanitaria sin precedentes

El resultado es que Sudán es, hoy, un país de personas desplazadas. Siete millones han huido de los combates para buscar refugio en zonas más seguras del país. Dos millones se han ido directamente a otros países, sobre todo, Chad. Nueve millones de refugiados en total, la mayor cifra del mundo. Es una de las peores crisis en marcha por muchos otros motivos: más de 27 millones de personas, la mitad de los sudaneses, necesitan asistencia humanitaria; 18 millones de personas sufren ya de inseguridad alimentaria severa (cuando la imposibilidad de un consumo adecuado de alimentos pone la vida en peligro inminente). La mayor parte de la infraestructura sanitaria está paralizada. 

“En Médicos sin fronteras hemos podido comprobar que hay una hambruna preocupante en Darfur Norte. En el campo de refugiados de Zamzam el 7% de los niños tienen ya desnutrición aguda severa”, relata Cardellach. “Hay zonas agrícolas clave que están siendo azotadas por la guerra en las que todos los cultivos y actividades agrícolas se han paralizado. Por su parte, el Gobierno de Sudán bloquea las zonas controladas por las FAR en Jartum desde diciembre. Necesitamos permisos para entrar y nos los están denegando. Quieren impedir la entrada de ayuda humanitaria, en contra del derecho internacional”. 

La ciudad de Wad Madani se había convertido en un importante enclave humanitario y refugio para centenares de miles de personas que huían de los combates. Pero, el pasado 15 de diciembre, una ofensiva de las FAR de tres días terminó con el control de Wad Madani y otras ciudades cercanas. Más de medio millón de personas tuvieron que volver a huir. Médicos sin Fronteras tuvo que suspender sus actividades y salir de la zona. MSF es una de las pocas organizaciones internacionales presentes sobre el terreno en Sudán. En sus hospitales atienden heridas de metralla, de explosión y de bala, y por balas perdidas. 

El pasado 7 de febrero, Naciones Unidas hizo una llamada internacional de emergencia. La respuesta ha sido el compromiso de más de 2.000 millones de euros, la mitad procedente de países de la Unión Europea. Sin embargo, la cantidad ejecutada no llega ni al 10%, según ha denunciado el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres.

Paris, 15/04/2024.- El presidente francés, Emmanuel, durante la conferencia internacional para Sudán

Paris, 15/04/2024.- El presidente francés, Emmanuel, durante la conferencia internacional para Sudán / Aurelien Morissard / POOL

La semana pasada se celebró en París una conferencia internacional para abordar la crisis de Sudán, con el objetivo de impedir que se convierta en una crisis olvidada. Acudieron representantes de cerca de 60 países y otras tantas ONG. En la declaración final se pidió que se pusiera fin a las hostilidades y que se permitiera la entrada de ayuda humanitaria en todos los territorios. Por el momento, sobre el terreno, la violencia sigue sin visos de detenerse.