GUERRA EN GAZA

La crueldad del asalto de Hamás y del contragolpe israelí dinamitan el acercamiento a Arabia Saudí

“Quienes creían que normalizando relaciones entre Israel y autócratas árabes se arreglaba el conflicto de Palestina estaban muy equivocados”, opina Amirah Fernández

“Hamás lanza un ataque tan despiadado para provocar una respuesta tan contundente de Israel que impida a cualquier líder árabe negociar”, asegura Pérez Triana

Un manifestante palestino lanza piedras contra los israelies

Un manifestante palestino lanza piedras contra los israelies / JAAFAR ASHTIYEH

Mario Saavedra

Mario Saavedra

Hacía mucho que no se escuchaba hablar de las milicias palestinas de Hamás. En el conflicto palestino, parecía como si Gaza no existiera. Languidecía totalmente cerrado por tierra, mar y aire, y sus ciudadanos encajaban la vida con un 50% de desempleo y carencias de todo tipo. Pero no se levantaban.

Toda la violencia se estaba produciendo en el otro gran territorio palestino ocupado, Cisjordania: los pogromos de los colonos judíos contra los civiles palestinos, los asaltos a sangre y fuego del Ejército israelí o los atentados de las nuevas milicias palestinas, las juventudes de Guarida del León. Con más de 200 muertos este año, parecía que Cisjordania y la Jerusalén Este ocupada iban a ser la nueva Gaza, el epicentro del conflicto palestino-israelí.

Y, de pronto, por sorpresa, las brigadas de Al Qassam han lanzado el ataque más sofisticado, mortífero y cruel de su historia, apoyadas por las Al Quds de la Yihad Islámica. Asaltos a bases de soldados sobrevolando la valla de separación con parapentes motorizados. Incursiones en moto en ciudades judías para secuestrar o asesinar a centenares de civiles israelíes. Han aprovechado la distracción e ineficacia de los servicios secretos israelíes, y que las principales brigadas del Ejército se habían marchado del sur del país para reforzar la ocupación de Cisjordania, un territorio palestino pero controlado en su mayor parte por Israel y ocupado por entre medio millón y 700.000 colonos. 

¿Por qué lo han hecho? ¿Por qué este ataque frontal si saben que la respuesta israelí será implacable y mortal, y que los cazabombarderos israelíes pueden dejar Gaza a ras de suelo con su aviación y a Hamás diezmado?

Hay muchos motivos: reaccionar ante el bloqueo y la crisis humanitaria que genera el cerrojazo israelí y recuperar el liderazgo que se disputa con la OLP.  Pero el principal es el de mandar un mensaje a los países árabes que, uno tras otro están pactando con Israel, con la mediación de Estados Unidos. Hamás ha mandado este fin de semana una suerte de telegrama escrito en sangre para Arabia Saudí en particular, que estaba cerca de alcanzar un acuerdo histórico con Israel.

“Es posible que Hamás haya realizado un ataque así de despiadado, cruel y abominable precisamente para provocar una respuesta tan contundente de Israel que haga inviable para ningún líder árabe se atreva a retratarse junto a un embajador o ministro israelí, o directamente recibir al primer ministro Benjamin Netanyahu”, opina el analista de seguridad y defensa Jesús Manuel Pérez Triana. “Sobre una pila de escombros en Gaza, mostrar buenas relaciones con Israel sería algo muy tóxico”. 

Los propios grupos palestinos lo han apuntado con claridad. “Absolutamente. El asalto es un mensaje a los Gobiernos árabes” que han normalizado sus relaciones con Israel, ha respondido el portavoz de Hamás Ibrahim Hamad a la cadena catarí Al Jazeera, que pide que pongan fin inmediatamente a sus lazos “vergonzosos” con el Estado judío ocupante.

El partido-milicia Hezbolá de Líbano ha calificado el ataque de sus socios palestinos como un acto “heroico” que es un “un mensaje al mundo árabe y musulmán, así como a la comunidad internacional, especialmente a aquellos que buscan normalizar sus relaciones con el enemigo, de que la causa palestina no está muriendo”.

El secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, también ha valorado este domingo la ola de ataques como un intento de hacer descarrilar la normalización de relaciones entre Israel y Arabia Saudí. 

Normalizar relaciones no soluciona la ocupación


Lo que está por ver es que esta presión afecte en algo al dictador saudí, el príncipe Mohamed bin Salmán. Es un autócrata que no depende de la aprobación de su pueblo para seguir en el poder, entre otras cosas porque al disidente lo manda ejecutar y descuartizar, como ocurrió con el periodista crítico Jamal Khashoggi.

“Pero, si Arabia Saudí sigue pretendiendo erigirse en líder del mundo árabe y de los musulmanes suníes [una de las principales ramas del islam, frente al chiísmo iraní], ahora evidentemente no puede dar el paso hacia la normalización de relaciones con un Israel que previsiblemente va a aplastar Gaza”, apunta Haizam Amirah Fernández, investigador principal del Real Instituto Elcano. “Las opiniones públicas árabes entienden que hay una resistencia legítima frente a la ocupación”. Para buena parte de la opinión pública del “Sur Global”, especialmente en el mundo árabe, el grueso de las acciones de los milicianos de Hamás se enmarcan en la legítima defensa que se permite dentro de los Convenios de Ginebra de 1949 para “conflictos armados en que los pueblos luchan contra la dominación colonial y la ocupación extranjera y contra los regímenes racistas, en el ejercicio del derecho de los pueblos a la libre determinación”.

Las imágenes de los ataques entre las milicias de Gaza e Israel.

Las imágenes de los ataques entre las milicias de Gaza e Israel. / .

De momento, Arabia Saudí ha reaccionado a los acontecimientos con un comunicado en el que pide contención en la región, pero al mismo tiempo achaca las acciones a la “continuada ocupación” israelí de territorio palestino, la privación de derechos de los palestinos o la situación en los lugares santos como la mezquita de Al Aqsa, atacada con frecuencia por soldados israelíes o por cuyos alrededores pasean fuertemente escoltados judíos ortodoxos ante la presencia atónita de los musulmanes palestinos. 

Anteriormente, Mohamed Bin Salmán dijo en una entrevista televisiva que el acuerdo con Israel estaba cerca. El propio primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, aseguró el mes pasado en Naciones Unidas que su país se encontraba a un paso de un acuerdo de paz con Riad. Según una filtración al Washington Post, el acuerdo, muñido por Estados Unidos, incluiría garantías de Washington de defender a Arabia Saudí en caso de ataque, una suerte de “artículo 5” del pacto de la OTAN. A cambio, Arabia Saudí reconocería el derecho a existir del Estado judío y conseguiría el compromiso de Tel Aviv de permitir la existencia del Estado palestino. 

Despertar cruento de Gaza


Las atrocidades de las brigadas Al Qasam de las últimas 48 horas han incluido el asesinato de civiles desarmados, según las imágenes de los vídeos verificados subidos a redes sociales. En uno de ellos, se ve una carretera con tres vehículos detenidos y los cuerpos de civiles israelíes masacrados en su interior. En otra, el cuerpo semidesnudo de una joven, exhibido como trofeo de guerra. Se trata, presuntamente, de una turista alemana que participaba en un festival de música. 

Occidente ha condenado los hechos como “ataques terroristas”. La presidenta de la Comisión, la alemana Ursula von der Leyen, ha dado apoyo sin fisuras a Israel en su respuesta. “Israel tiene derecho a defenderse, ahora y en los días que vienen”. Ha ordenado que se encienda un enorme panel en el edificio de la institución en Bruselas con la bandera israelí, y ha izado otra en un mástil junto a la de la Unión. El ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, ha cargado contra los ataques “terroristas” de Hamás. 

“Quienes creían que normalizando relaciones entre Israel y dirigentes autócratas árabes se enterraba el conflicto en Palestina, estaban muy equivocados”, opina Amirah Fernández. “Mientras no haya una solución al conflicto en Palestina, podrán hacer transacciones de seguridad y económicas, pero no habrá una reconciliación entre pueblos”. 

La nueva etapa del conflicto.


El conflicto palestino-israelí ha vivido varias etapas bien definidas. Tras la partición de Palestina por Naciones Unidas en 1948, llegaron las guerras de Israel con los vecinos árabes, Egipto, Líbano, Siria, Jordania o la propia Arabia Saudí (1948, 1956, 1967…). Después llegó la etapa de las intifadas, alzamientos palestinos (1987-1993; 2000-2005) y de los ataques a Gaza (2008, 2010, 2012, 2014, 2021…)

Ahora, y con la paz hecha con los países árabes, llega una etapa incierta en el eterno conflicto. “Es evidente que estábamos en un momento histórico en el que podíamos ver un avance hacia la distensión y la coexistencia pacífica entre Israel y Arabia Saudí, que tendría consecuencias en Oriente Medio, por la confrontación de ambos con Irán, rival para uno, enemigo para otro”, recuerda Amirah Fernández. “Esto podría desequilibrar los juegos de poder en Oriente Medio”. El conflicto podría desbordarse.  Primero, entre la población árabe. Este domingo, un policía egipcio ha asesinado a tiros a dos turistas israelíes en Alejandría. La milicia libanesa Hezbolá ha atacado con cohetes a Israel en "solidaridad" con la ofensiva de Hamás.