FAMOSOS
Analizamos, al detalle, la reaparición de Íñigo Onieva
Pero, además de pedir perdón a Tamara también ha lamentado el "acoso mediático" que su familia "está sufriendo día sí y día también"
EP
Íñigo Onieva ha dado por fin la cara. Después de varios días rumoreándose que el ex de Tamara Falcó estaba meditando dar un paso al frente y romper su silencio tras su polémica ruptura, este domingo ha tenido lugar su esperadísima reaparición después de dos semanas completamente desaparecido.
Una escena medida al detalle en la que el empresario no ha dejado nada al azar y, dejando claro que "no somos ni villanos ni héroes, solo personas que cometemos errores" ha vuelto a pedir disculpas a la hija de Isabel Preysler por su deslealtad: "Es algo que me tiene totalmente destrozado, haberle fallado, haberla perdido".
Pero, además de pedir perdón a Tamara también ha lamentado el "acoso mediático" que su familia "está sufriendo día sí y día también". "No se lo merecen, queremos vivir. Lo único que quiero es que esto acabe" confesaba el ingeniero, que acababa su intervención "rogando encarecidamente" respeto no solo hacia él y su trabajo, sino también hacia su familia, lo más importante en estos delicados momentos.
Con el apoyo incondicional de su familia
A su lado, arropándolo de manera incondicional y dando una imagen de unidad que le ha hecho ganar enteros después de días en el centro de todos los ataques por permitir que sus familiares diesen la cara mientras él seguía 'escondido', su madre Carolina Molas, su abuela y sus hermanos Jaime y Alejandra Onieva.
¿El lugar elegido para su reaparición? El restaurante 'Totó', pertenenciente al grupo 'Mabel Hospitality' - entre cuyos socios están Rafa Nadal, Enrique Iglesias o Pau Gasol - y en el que Íñigo ha dejado claro que continúa trabajando como relaciones públicas, a pesar de que se especuló con que su ruptura con Tamara podría haberle costado su puesto de trabajo en el grupo.
En cuanto al look elegido por el empresario para entonar de nuevo el 'mea culpa', un guiño a la marquesa de Griñón; camisa en color celeste, jeans rectos en gris oscuro, mocasines marrones de ante y, lo que es más llamativo, una cruz de madera colgada al cuello y visible a través de los botones de su camisa. Un símbolo religioso con el que Íñigo ha dejado entrever que, al igual que Tamara, se está refugiando en la fé en estos delicados momentos.
Una reaparición que le ha hecho ganar enteros, 'rehabilitar' su maltrecha imagen pública y, se comenta, habría conseguido 'ablandar' el corazón de la marquesa de Griñón, que del "es imposible que vuelva con él" habría pasado a empezar a valorar un posible perdón a un Íñigo que - es innegable - ha salido ganando con su esperado paso al frente.
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