NULA INTERLOCUCIÓN ENTRE PP Y PSOE

Sánchez y Feijóo: tres encuentros, cada vez más animadversión y menos comunicación

Se enquista en España la ausencia de un diálogo fluido entre los dos principales partidos, PP y PSOE, hasta el punto de parecer irresoluble

Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo durante un debate en el Senado.

Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo durante un debate en el Senado. / José Luis Roca

En el último lustro, la política en España ha sufrido severos cambios y continua en un proceso de evolución que no se sabe hacia dónde conduce. Una de estas transformaciones es la ruptura del tradicional canal de diálogo entre los dos principales partidos, PP y PSOE. Una situación que empieza a enquistarse y que no resolverá la reunión que este miércoles mantendrán en el Congreso, Alberto Núñez Feijóo y Pedro Sánchez.

El tercer encuentro entre ambos no mejorará ni la animadversión que ya se profesan (los dos tienen una muy mala opinión del otro) ni reconducirá su relación. Pese a su carácter institucional, se produce después de que el Rey haya encargado la investidura al candidato popular, es la más atípica e infructuosa de todas. Nadie espera nada de esa entrevista, ni está previsto que se aborden temas ajenos a la formación de Gobierno. Se celebra, según ambos partidos, como prueba de "normalidad democrática", pero en cuánto acabe -ya se cruzan apuestas de cuántos breves minutos durará-, el marco será de nuevo la anormalidad de la incomunicación.

No es serio, como se hace desde algunos sectores, reclamar que PP y PSOE se pongan de acuerdo cuando, tras unas elecciones, uno urge los votos del otro, y a los defensores de este entendimiento les conviene determinado Gobierno. Para alcanzar ese punto de madurez política es fundamental que las dos formaciones que se han alternado el poder en España mantengan abierta una sincera y constante interlocución.

Apenas la hubo en toda la etapa de Pablo Casado al frente del PP, aunque sí se alcanzaron algunos acuerdos, y prácticamente ha desaparecido en el periodo de Feijóo. Pedro Sánchez no ha sido un presidente partidario de favorecer a sus rivales directos. Ni les da espacio ni información. Con Casado ya mantuvo una mala relación y esto se ha repetido con el líder gallego. Pero el presidente en funciones siempre insiste que durante estos años no ha podido apoyarse nunca en el PP: ni en la pandemia ni tras la invasión rusa de Ucrania y las consecuencias económicas que generó.

A la espera de que haya Gobierno en España o se repitan las elecciones, el diálogo entre PSOE y PP continúa siendo uno de los temas pendientes, a pesar de que, con la llegada de Feijóo a la cúpula del PP, parecía que podía resolverse. Fue un espejismo. Con Sánchez en la presidencia y el dirigente popular al frente de la oposición se han producido dos encuentros. Del primero, a principios de abril de 2022, se esperaba mucho y quedó en nada. Intercambio de papeles y ofertas de pactos de Estado que no prosperaron. Una primera negociación para renovar el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) que resultó fallida por falta de confianza y porque se cruzaron las elecciones andaluzas.

La segunda se produjo casi por obligación. La renuncia de Carlos Lesmes a la presidencia del Tribunal Supremo y el CGPJ en octubre les obligó a una nueva cita. Sánchez convocó a Feijóo a la Moncloa. Y, milagrosamente, acordaron abordar en serio la actualización de este órgano. Y lo hicieron. Sus negociadores -Félix Bolaños y Esteban González Pons- llegaron a un acuerdo en unas semanas pero el dirigente popular, en medio de muchas presiones judiciales y mediáticas, lo rompió con el argumento de que no lo podía firmar porque el Gobierno iba a rebajar el delito de sedición (lo eliminó). Una espantada similar la había protagonizado antes el propio Casado.

Desde ese momento y ante una perspectiva de elecciones -autonómicas, municipales y generales en el horizonte, el declive en la relación ha sido total. El PP se queja, y con razón, de que la Moncloa no les informa de nada y de que ni siquiera hay comunicación en temas estratégicos como la política exterior. Nada de esto mejorará con la reunión de este miércoles. Y lo peor, a corto plazo, no existe perspectiva de arreglo.