SERIES MUNDIALES EN MADRID
Ni fútbol ni ping-pong, teqball: el deporte que apadrina Ronaldinho y busca ser olímpico en 2032
Este domingo, la Plaza de España de Madrid acoge las finales del primer evento de las series mundiales de un deporte que se ha viralizando en redes por su espectacularidad
Inventado en Hungría, y con apenas 40 jugadores federados en España, triunfa en Asia y aspira a estar presente en el ciclo olímpico que desembocará dentro de ocho años en Brisbane
No es fútbol, a pesar de que el elemento principal para jugar es un balón. Menos aún puede ser considerado como Ping-Pong, y eso que la superficie en la que se desarrolla es muy similar a la del tenis de mesa. Su nombre es Teqball, una especie de simbiosis de ambos deportes surgida hace una década que en los últimos tiempos ha ganado en exposición y que tiene un ambicioso objetivo en un futuro no tan lejano: ser olímpico en 2032.
Inventado hace poco más de una década, este joven deporte se juega en una mesa (3 x 1,7 metros) parecida a la del tenis de mesa, pero con una diferencia. La superficie es curva, lo que propicia que la que la pelota rebote con más viveza y de manera impredecible, forzando a los jugadores a demostrar habilidad y reflejos para mantener vivo cada punto. Se juega o individualmente o por parejas y se puede golpear la pelota con cualquier parte del cuerpo exceptuando las manos y los brazos, como en el fútbol.
Fueron Gábor Borsányi, un exfutbolista húngaro, y Viktor Huszár, un empresario compatriota, los que en busca de un entretenimiento que mezclara sus dos pasiones idearon en un garaje una idea desde la pandemia gana más adeptos que nunca. Estrellas como Ronaldinho, su embajador oficial, Vinicius, que más de una vez ha subido vídeos a sus redes sociales practocándolo, o David Beckham, han disfrutado de él y le han dado vuelo entre la gente a través de su principal valedor: las redes sociales.
Tendente a ofrecer un espectáculo por encima de todo, el teqball ha encontrado en redes como TikTok o Instagram su principal vía para darse a conocer y fomentar su crecimiento gracias a su espectacularidad y sus highlights. Según los datos de la Federación Internacional de Teqball (Fiteq), se estima que existen más de 5.000 jugadores, 153 federaciones nacionales y más de 2.000 clubes en todo el mundo. Con eventos mundiales de alto calibre año tras año, el Comité Olímpico Internacional (COI) ya ha abierto la puerta a la posibilidad de que entre en la terna de los candidatos a ser un deporte olímpico en los Juegos de Brisbane 2032. Por ahora, el Comité Olímpico Europeo (COE) ya lo incluyó como deporte de medalla en los últimos Juegos Europeos.
Una 'selección' de Asturias
Con gran tirón en paises asiáticos como Tailandia, donde se celebraron los Mundiales en 2023, queda todavía trabajo por hacer en otros como España, donde "apenas hay 40 federados y estamos comenzando", según comenta el presidente de la Federación Karoly Henczi, también uno de los grandes responsables de que el primer evento de las series mundiales de 2024 se celebre en Madrid, con el colofón de la celebración de las finales este domingo a partir de las 14.00 en la Plaza de España.
Henczi espera que la visibilidad que le puede otorgar este evento llame la atención de gente y clubes, y pone como ejemplo a Portugal, donde "hay un circuíto nacional desde hace cuatro años, cientos de jugadores federados y decenas de clubes". "Nosotros ya hemos firmado convenios con universidades y colegios para que los jóvenes se empiecen a apasionar por el deporte", confirma el presidente de la Federación, que pone el foco en el principal problema a la hora de poder acceder al deporte: el precio de las mesas.
Es ese, y no otro, el principal problema a la hora de acercar a la gente la disciplina. El precio no es lo que se dice accesible para cualquiera, puesto que las más sencillas se sitúan por encima de los 1.000 euros, mientras que las profesionales rondan los 3.500.
"Nosotros nos juntamos entre 12 para comprarnos la nuestra. Una de las baratas, porque las buenas las hemos conocido al llegar a Madrid", comenta Iván Escolina, miembro del club de Teqball de Noreña, un municipio asturiano de apenas 5.000 habitantes en el que el teqball se ha convertido en el deporte de referencia. "Venimos todos del fútbol y nos conocimos jugando al padball (mezcla de pádel y fútbol) y después descubrimos el teqball. Lo probamos y nos enganchamos", comenta Escolina, que explica que desde hace medio año han pasado a entrenar "dos o tres días por semana".
Seis de ellos han sido los representantes españoes que se han medido a los mejores jugadores del mundo de este deporte emergente. En su primer torneo, han aprovechado la experiencia para medirse con los mejores en una competición internacional y "aprender". "Aquí se trataba de disfrutar, ganar experiencia y empezar a crecer", abunda Escolina, el más veterano (45 años) de un equipo que piensa más allá: "Ya hemos dado charlas en colegios y a mi, que ya soy mayor, me gustaría darlo a conocer por Astuarias, acercarlo a la gente y que creciera, porque realmente tiene mucho potencial".
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