DORTMUND 4 - ATLÉTICO 2

El Atlético muere aplastado por el 'Muro Amarillo' del Dortmund

Sabitzer lidera una remontada arrolladora del Borussia, que remontó y se impuso al conjunto de Simeone, que solo resistió el ritmo del partido en un tramo de la segunda mitad

LA CONTRA | Ni la defensa ni Morata hacen los deberes y el Atlético se queda a las puertas de las semifinales

Rodrigo de Paul se lamenta durante el Dortmund - Atlético.

Rodrigo de Paul se lamenta durante el Dortmund - Atlético. / CHRISTOPHER NEUNDORF / EFE

Denís Iglesias

Denís Iglesias

La preocupación del Atlético era derribar el 'Muro Amarillo'. Una metáfora de tantas. Pero la construcción del Dortmund se le cayó encima. Piedra a piedra. Los rojiblancos quedaron sepultados en un encuentro donde tenían que ser lo que algún día fueron. Un dique de contención que Simeone se ha olvidado de construir. Puede cambiar los materiales, como en el descanso, donde diseñó un plan nuevo con tres intercambios. No basta, porque los 'colchoneros' son un conjunto que acumula miserias defensivas. El 4-2 pudo ser más pesado de no ser por una reacción en el segundo acto que hizo soñar con la eliminación. No hubo 'perestroika'. El viejo mundo es alemán. De un lado y del otro del muro.

Las semifinales de Champions quedan ya en el territorio de la imaginación. Donde Morata y Correa no fallan los mano a manos de los que dispusieron y la zaga del Atlético impide la colonización. El Borussia fue un virus que se expandió por un cuerpo débil al que el ritmo alemán le pasó por encima. El coraje, el corazón y todas las palabras que inundan las pancartas del Metropolitano quedaron vacías. El Atlético dio la sensación de jugar con diez o con nueve. Y el Dortmund con trece o catorce gracias al despliegue de hombres como Sabtizer, autor de dos asistencias y un gol. Un monstruo multicolor que dio una exhibición.

El Dortmund arrasa en la primera parte

El Atlético no existió en la primera parte. Era importante el primer cuarto de hora. Fue el lapso en el que se centraron los dos entrenadores en la previa. Los rojiblancos no se pusieron el reloj. Con tan solo dos minutos de juego, Azpilicueta frustró una ocasión manifiesta de Adeyemi. Era el principio del dominio aplastante que vendría. Parece fácil de escribir el primer acto, aunque hubiera tenido un tono totalmente diferente si Morata fuese el de la primera temporada. Ese jugador que batía sus registros y que ahora falla delante del portero.

Antes de los partidos se describen, casi siempre con escaso acierto, las líneas maestras de lo que vendrá. En este Atlético - Borussia era más fácil, porque Terzic le hizo un favor al rival dejando a Brandt en el banquillo. Incomprensible, porque el medio fue la carcoma de la defensa rojiblanca. Otto von Brandt. Nahuel Molina dejó un socavón. No se entendió con Witsel. Había una 'autobahn' que el Dortmund aprovechaba sin peaje. Era imposible salvarse de un atropello con hombres como Adeyemi al volante.

Al Atlético no le salía nada, porque Griezmann estaba fuera del partido. Él filtró el pase de la muerte para Morata cuando todo estaba medianamente en calma. Nada, el Dortmund lo veía muy claro. El flanco izquierdo era una fruta fresca y el centro del campo 'colchonero' había dimitido. A tenor del ritmo del partido, bastante tardó en llegar el 1-0. Lo marcó quien lo más mereció. Un excelso Brandt que llevaba el tempo del partido y a sus compañeros como el flautista de Hamelín. Otra vez por el hueco entre Witsel y Nahuel. Parecían de distintos equipos.

Cuando se da el primer golpe y se abre la grieta, el segundo es cuestión de insistencia. Sobre todo ante un equipo como el Atlético que no entendía nada de lo que le estaba pasando. Cada vez se acordaba más del tanto que encajó al final del duelo en el Metropolitano. Ese viaje a la memoria debería haberle recordado cómo el Dortmund de Brandt, porque es un equipo totalmente diferente, estuvo a punto de empatarle. Como era de esperar, Matseen, culpable en el 1-0 del Metropolitano, anotó el segundo local.

Sabtizer apaga el pataleo del Atlético

El Atlético estaba en la lona. Al Dortmund le habían bastado cinco minutos para darle la vuelta a la eliminatoria. La vuelta pudo ser definitiva, porque nadie estaba al nivel que requería una eliminatoria de esta naturaleza. Simeone estaba indignado. Agitó el árbol a la vuelta de vestuarios. Tres cambios. Si por él fuera serían once. Entraron Barrios, Riquelme y Correa. Salieron Nahuel, Morata y Azpilicueta. El último por amarilla, los otros dos señalados por sus propios desaciertos. Si había que caer, que fuera por pura intervención. Frente al Inter los cambios habían sido revolucionarios.

Tuvieron un efecto semejante. Qué película tan diferente. Antes, un 'thriller' para olvidar. Ahora, una película de carreras, con el Atlético subido de revoluciones. Es lo que provoca un fenómeno meteorológico como Correa. El 2-0 al 2-2 antes del minuto 70. Claro que la suerte es necesaria en este tipo de lances. ¿Dónde se pide? En la fe. La que tuvo el Atlético tras un córner botado por Griezmann que cabeceó Hermoso en el segundo palo. Falló Hummels en el despeje. Sí, el mismo jugador que tiene cientos de partidos a sus espaldas. Correa, venenoso, puso el empate por pura insistencia en el remate.

Sabitzer, del Dortmund y el hombre del partido, celebra su gol contra el Atlético

Sabitzer, del Dortmund y el hombre del partido, celebra su gol contra el Atlético / MARTIN MEISSNER / AP

Nada tenía que ver esta segunda mitad con la primera. O sí, porque después de levantarse al Atlético se cayó por las escaleras de nuevo. Alarma roja. El Dortmund respondió a las vibraciones de su estadio para dinamitar de nuevo a los de Simeone. Füllkrug respondió a la llamada del '9'. Como Batman, sobrevoló la noche alemana para elevarse de modo violento contra Giménez. La hemorragia defensiva del Atlético impedía cualquier esperanza. La portería visitante escupía sangre y Sabitzer, que venía de hacer un doblete contra el Gladbach, coronó su obra. A las dos asistencias unió un zurdazo raso para el 4-2 que nació, como esperan, por banda izquierda. El 'Muro Amarillo' sigue en pie. No hubo 'perestroika'. Ni 'glásnost'. Ni un Atlético capaz de cubrir las carencias que le han perseguido toda la temporada.