Opinión | FÚTBOL | SUPERCOPA DE ESPAÑA

Xavi, de “ganar jugando bien” al ridículo en Riad

La goleada encajada en Arabia supone un duro golpe para un Barça que ha involucionado y en el que cada jugador ofrece su peor versión, desde un frustrado Lewandoswki a un instrascendente De Jong por no hablar de su defensa

Xavi, durante la final de la Supercopa

Xavi, durante la final de la Supercopa

Cuatro disparos realizó el Real Madrid en la primera parte a la portería de Iñaki Peña. Tres acabaron en las redes. Ese era sencillamente el plan de Ancelotti: cerrarse bien, mantener el equilibrio y esperar los errores del Barça. No sabemos, sin embargo, si en los planes de Carletto entraba encontrarse con un mediocampo azulgrana que no presionaba, una defensa rival que dejaba a su espalda veinte metros y un portero escondido bajo su larguero que regalaba toda su área. Errores impropios de un equipo de primer nivel. El más plácido de los escenarios para este Real Madrid letal.

¡Cómo echa en falta a Gavi el Barça!

La planilla anunciaba un pulso entre el fútbol prosaico del Madrid y la poética de la posesión del Barça, porque Xavi eligió defenderse con el balón en los pies y apostó por cuatro centrocampistas con Pedri junto a Gundogan, De Jong vy Sergi Roberto. Cuatro jugadores de pie fino, pero sin colmillo alguno. ¡Cómo echa de menos este Barça a Gavi! Bellingham y Kroos jugaban silbando en la medular blanca. Además, el culé volvió a colocar a Araujo en el lateral para frenar a Vinicius. Pasada la media la factura era carísima: tres goles del brasileño con un penalti innecesario del charrúa, que además vio la amarilla. Mientras, el Madrid solo sufrió el susto del gol de volea de Lewandowski, que confirma la fragilidad aérea de los de Ancelotti.

Xavi aterrizó en el banquillo del Barça enarbolando la bandera del estilo, “ganar jugando bien” era por entonces el mantra en Can Barça. Ganó merecidamente la Liga el equipo culé a base de hacer acopio de victorias por la mínima y aburriendo a la ‘gent blaugrana’. Pero estaba tan necesitado el Barça de alegrías que el barcelonismo se lo perdonó. Ahora ese discurso inicial del técnico ha mutado a un pragmático “firmo ganar por la mínima aunque nos marquen en todos los partidos”. Ese baño de realidad lo justifica la pérdida total de consistencia, porque la identidad de La Masia nunca ha sido reconocible durante su mandato, porque este Barcelona sigue sin atacar bien, pero ahora además es completo despropósito defensivo. Y ahora el mensaje se acerca más a "perder sin hacer el ridículo". Porque en Riad lo hizo. Un saque con la mano de Lunin colocó a Vinicius al borde del área del Barça ante Koundé en el inicio de la segunda mitad. No hacía falta más para desarmar el engendro táctico azulgrana. Los culés jugaban andando y el partido no tenía ni tensión.

El Madrid defendía bostezando hasta que Carletto pidió a sus chicos algo de actitud y los blancos se estiraron con más pereza que agresividad. Y pasada la hora un despeje infame de Koundé, quien no convence ni como lateral ni como central, permitió a Rodrygo fusilar a placer el cuarto. El Barça entretiene, tanto como una película de suspense de Hitchcock en la que siempre te temes lo peor. Para más inri un desquiciado Araujo, desquiciado, coronó su desastrosa noche con otra amarilla que le mandó a los vestuarios a los 70 minutos.

El Barça ha sufrido una asombrosa involución. Xavi ha conseguido hacer peor a cada jugador de su equipo. Desde Lewandowski a De Jong pasando por Araujo, siguiendo por Koundé, la portería o los intrascendentes Ferran o Joao Félix. Hace un año el Barça regresó de Arabia presumiendo de haberse equiparado con el Madrid campeón de la Champions, al que goleó con solvencia en la final. Ese día un jugador fue especialmente destacado: Gavi. Un niño que contagiaba su hambre a los compañeros y sumaba apareciendo en ataque. El Barça se va de Arabia desolado, buscando palancas que activar para cazar algún perro rabioso para su mediocampo en este mercado y con ganas de poner en el escaparate a media plantilla. El equipo, caricaturizado en Barbastro, ha sido ridiculizado en Riad por el Madrid en esta final de la Supercopa. La goleada traerá consecuencias porque la maltrecha autoestima del Barça queda muy dañada. ¡Calienta Rafa Márquez!