FÚTBOL | LIGA: REAL MADRID-VALENCIA (5-1)

Real Madrid-Valencia: Vinicius y Rodrygo se divierten ante la ingenuidad 'taronja'

Dos goles de cada brasileño rompen a un rival que cometió errores groseros en defensa. Rodrygo y Vinicius volvieron a brillar y marcar en ausencia de Jude Bellingham

Vinicius celebra uno de sus goles ante el Valencia

Vinicius celebra uno de sus goles ante el Valencia / Isabel Infantes/Reuters

Fermín de la Calle

Fermín de la Calle

El fútbol es un estado de ánimo y esta noche de sábado se reunían en el Santiago Bernabéu dos buenos ejemplos. Un Valencia joven y descarado que parece haber espantado el fantasma del descenso y la mediocridad que le perseguía en las últimas temporadas. Y enfrente un Brahim al que Ancelotti ha colgado oficialmente la etiqueta de 'Bellingham de guardia' cuando no esté el inglés, como era el caso por el problema de hombro de Jude. 

Gol del 'killer' Carvajal

El tercer ejemplo de que el fútbol es un asunto de fe es Dani Carvajal. El lateral se ha animado esta temporada a sumarse al ataque con asiduidad y en la primera jugada del choque empaló un zapatazo con la izquierda que abrió el marcador. Una pelota que le quedó alta e incómoda y a la que había que tener mucha confianza para pegarle. El carrilero anotaba su segundo gol en Liga con la suficiencia de un llegador clásico de área.  El gol abrió el partido porque el Valencia no se cortó y propuso un ida y vuelta en la puesta de largo de su muchachada en Chamartín: Javi Guerra, Canós, Diego López... Eso generó un duelo divertido con Lunin y Mamardashvili trabajando en las áreas. La ausencia de Bellingham libera a Vinicius, que se va acercando a su punto óptimo. Necesita llegar a ese pico para elegir bien y volver a ser el que era. 

Dani Carvajal dispara en la jugada del primer gol del Real Madrid ante el Valencia

Dani Carvajal dispara en la jugada del primer gol del Real Madrid ante el Valencia / Isabel Infantes/Reuters

Sentencia Vinicius

Quien no apareció tanto fue Brahim, que pareció pagar el esfuerzo del partido ante el Braga y estuvo más pendiente de cerrar la banda. Sin embargo, el malagueño mezcla bien con los brasileños, Camavinga, Valverde o Kroos. El choque acumulaba oportunidades en ambas áreas con Lunin ganando el pulso a Hugo Duro y Mamardashvili a Vinicius. En el minuto 40 el delantero valencianista perdonó una oportunidad clamorosa y en la continuación Rodrygo, en una versión más desahogada sin Jude a su espalda, cayó al carril derecho y desde allí sacó un centro al corazón del área, donde Vinicius mandó a la red con el pecho. La pegada blanca se imponía al descaro 'taronja'. 

Dos goles en dos minutos

Si había algún atisbo de resucitar el partido, a los tres minutos de la segunda mitad un error grosero de Paulista terminó en los pies de Vinicius, que, sabiéndose el rey de bastos sin Bellingham en el campo, encaró, disparó y marcó. Partido cerrado. Pero la cosa fue más allá en la siguente jugada, cuando se produjo otro error, esta vez de Mamardashvili, quien se la regaló a Rodrygo y el brasileño la clavó. Baraja se suicidaba con su planteamiento valiente, cuando no inconsciente, a lo que se sumaban los errores de sus jugadores.

El Madrid, mejor dicho a Vinicius y Rodrygo, volvían a ofrecer su mejor versión sin Bellingham en el campo, como ante el Braga. No consiste en culpar de ello al inglés, pero sí de señalar que la presencia de Jude genera otros flujos de juego y contextos más incómodos para los brasileños. Ahora Ancelotti debe encontrar la forma en que fluyan Vinicius y Rodrygo sin coartar el protagonismo de Bellingham y viceversa. Además, se unía el partido plácido de un Vinicius que se centró en el juego y no tuvo distracciones en forma de pique o enfrentamiento con los rivales.

Vinicius encara a Gayá

Vinicius encara a Gayá / Isabel Infantes/Reuters

La media hora final fue diluyéndose con la grada esperando el quinto, que llegó por obra de Rodrygo, y Baraja tratando de pertrechar a los suyos para que la goleada no terminase en escarnio. El Valencia llegó al Bernabéu con 13 goles en contra y siendo el equipo que menos disparos recibía a puerta de la Liga. Pero los chavales se van del templo blanco con una enseñanza que no tenían apuntada en su libreta: cuando perdonas al Madrid, te mata. La pegada de los blancos definió el partido, pero desde el primer momento se vio un partido abierto y con espacios, de esos que en los que Vinicius y Rodrygo se relamen. El Madrid tiene optimizado el modo contragolpe y este Valencia aún debe afinar su colmillo cuando sale a pisar el área rival en los partidos. El 5-1 final mantiene el estado de optimismo entre los madrisdistas y devuelve a la cruda realidad a este Valencia tan audaz como ingenuo.