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Nos va a enseñar un argentino lo que tenemos que hacer...

La selección española de rugby inaugura una nueva etapa poniéndose en manos de un argentino inusual, Pablo Bouza, que habla poco y no se anda con rodeos. "No saldré a buscar jugadores". Se acabó la arqueología genealógica buscando nacionalizables 

Presentación de Pablo Bouza como nuevo seleccionador de rguby

Presentación de Pablo Bouza como nuevo seleccionador de rguby / Walter de Girolmo/RFER

Es curioso que España nunca haya tenido un seleccionador argentino, con la estrecha relación que tiene nuestro rugby con el 'argento'. Es difícil pisar el campo de cualquier club nacional, del Goierri, pasando por Écija o Teruel, y no encontrar a algún argentino enrolado. Me decía un talonador rumano amigo que "un club que se precie tiene que tener al menos un argentino. Además, a partir de la tercera cerveza todos son pumitas".

Bromas aparte, España inaugura una nueva etapa poniéndose en manos de dos argentinos inusuales. Dos tipos que hablan poco y no se andan con rodeos. Dos técnicos forjados ya en labores de formación y creación de estructuras de alto rendimiento. Es decir, traduciendo el talento en equipos competitivos a nivel profesional.

El eslabón perdido de un rugby español que ve cómo sus jóvenes talentos huyen a Francia antes de quedarse en sus clubes como sacos de placaje de polinesios, sudafricanos o neozelandeses de turnos que se buscan la vida aquí. España ha elegido el camino que nos señala World Rugby, que es quien paga la fiesta. Y los resultados dan la razón al 'Modelo Hourcade', el que ha hecho despegar a Sudamérica (Argentina, Uruguay y Chile), ha empujado a Portugal y ahora nos señala el camino.

Es momento de ser humildes, de aparcar esa suficiencia, cuando no arrogancia, que ha envuelto durante décadas a nuestro rugby al mirar con recelo a los extranjeros que llegaban a nuestros clubes. El gran Gerard Murillo contaba que al principio tuvo que aguantar algunas envidias, lo mismo que le pasó a Bryce Bevin mientras se pateó todos los campos de España. Se lo agradecimos dejándolo sin ir al Mundial en que jugó un equipo forjado y creado por él.

Bouza tiene claro dónde viene porque le han avisado Hourcade y Aspirina. Esto no Uruguay ni Argentina. Es peor porque viene a un rugby cainita donde le van a poner zancadillas los 'pumitas' españoles. Pero está preparado y dejó claro que viene a "ordenar", que le preocupa "la disponibilidad de los jugadores" y que "tenemos que salir de la cancha para que entren ellos". Desde Little Heysel no han salido las corbatas del césped y así nos ha ido.

Hay que ser optimistas. El nuevo escenario del rugby, pese a la brecha que promueve World Rugby entre Tier 1 y 2, deja un calendario muy propicio para España. Vamos a jugar recurrentemente ante selecciones como Samoa o Tonga, lo que nos da una calidad de competición que no teníamos. Los chicos del Trophy y lo que viene por detrás tiene buena pinta y se trabaja en un proyecto a medio y largo plazo.

Por primera vez estamos en sintonía con World Rugby y con 24 selecciones en el Mundial España tiene muchas opciones, lo que disparará el interés de los 'franceses' por jugar con los 'Leones'. Pero Bouza ha sido claro: "No saldré a buscar jugadores, con los que hay me vale. El que juegue será porque quiere venir". Se acabó la arqueología genealógica buscando nacionalizables

Posdata. Ahora solo falta que el área de patrocinio y márketing seduzcan a más patrocinadores, porque no llegan los prometidos en campaña y con Generali, Renfe, Joma e Iberdrola (gracias a los cuatro), no nos llega.