El título que se merece la afición rojilla

Muchas veces necesitamos alejarnos, en tiempo y distancia, de lugares, personas y momentos para ser capaces de valorarlos en su justa medida. Hace unos días Osasuna reunió a la mayoría de los integrantes del equipo que jugamos la primera final de la Copa del Rey del club en 2005. Hacia muchos años que no veía a algunos compañeros; aquellos con los que meses después fuimos capaces de quedar cuartos en Liga y lograr plaza Champions, así como jugar unas semifinales europeas después.

Es difícil cuantificarlo, porque después pude vivir la experiencia de jugar en el extranjero al más alto nivel, pero pensándolo bien quizá aquellos fueron los mejores años de nuestras vidas. Estar en el césped con ellos, revivir aquellos duelos y sentir el cariño de El Sadar fue realmente emocionante. Un viaje al pasado muy especial, algo mágico y muy difícil de explicar con palabras. Decía Michael Robinson que “Osasuna es alma, alma y más alma” y me parece una definición perfecta. Ser de Osasuna es cuestión de alma.

Osasuna alcanza en la prórroga la segunda final de Copa de su historia

18 años después

Han pasado 18 años y, sinceramente, creo que toda nuestra afición se ha hecho mayor de edad. Aquellos que lloraron con nosotros en el desaparecido Vicente Calderón se merecen una alegría digna de su fidelidad. Ellos y también esos niños que el otro día nos aplaudían a rabiar, alentados por los recuerdos se esos mayores que se dejaron la garganta apoyándonos entonces.

Este sábado no podré acercarme a Sevilla a ver la final en el estadio ya que tengo partido con el Sanse, donde soy entrenador del filial, pero si podré verlo (y comentarlo en Movistar+) con la esperanza de que esta vez Osasuna logre el primer título de Copa de su historia. Nada me haría más feliz. Mucha suerte rojillos y ¡aúpa Osasuna!