LAS ESTRELLAS FUERON ELLAS (III)

Teresa Perales, una Princesa de Asturias a solo una medalla del récord de Phelps

La nadadora paralímpica se pasó tres semanas en el hospital después de sufrir un ataque con convulsiones al acabar su última prueba en los Juegos

En Tokio, la aragonesa obtuvo su 27ª medalla y en París tratará de asaltar la plusmarca de la leyenda estadounidense

Pasear por la casa de Teresa Perales (Zaragoza, 29 de diciembre de 1975) tiene que ser lo más parecido a visitar un museo del metal olímpico. Con su audioguía correspondiente para explicar al detalle cada logro, con un mapa para no saltarte ninguna estancia y, por su puesto, habría que ir con tiempo porque el palmarés de la nadadora es abrumador. Este verano en Tokio consiguió su 27ª medalla. Lo que le convierte en la deportista española más laureada de todos los tiempos en los Juegos Paralímpicos.

La alegría por la plata cosechada en los 50 metros espalda S5 fue efímera, puesto que Perales tuvo un susto importante durante su estancia en Japón. La aragonesa fue ingresada en un hospital de la capital nipona después de sufrir una serie de convulsiones y espasmos a la conclusión de la última de las cuatro pruebas en las que tomó parte en los Juegos, el relevo 4x100 metros.

Perales permaneció ocho días bajo la supervisión de los médicos en Tokio antes de regresar a España en un avión medicalizado y pasarse otras dos semanas en un hospital madrileño. Continúa siendo un enigma la causa del problema a pesar de que Perales se ha sometido a muchos chequeos desde que tuviera el incidente.

El sobresalto fue de consideración, eso sí, la propia nadadora lanzó un mensaje de calma a comienzos de octubre en un vídeo distribuido en sus redes sociales: “Ha sido una travesía larga de la que estoy saliendo poco a poco”. Perales reconoció que le fueron descartando diversas enfermedades como algún tumor, un derrame cerebral o meningitis. Sin embargo, la ciencia todavía no ha encontrado una respuesta a qué le sucedió a la deportista en los Juegos.

París 2024

Los deportistas de élite están hechos de una pasta especial. Sobre todo, los que practican disciplinas adaptadas. Las dificultades se encuentran a la orden del día y lo fundamental es buscar soluciones. Bajar los brazos o rendirse no está permitido y si algo aparece en su horizonte, muy grave tiene que ser el argumento que les impida luchar por él.

A Perales no se le ha pasado por la cabeza una retirada. Admite tener “entre ceja y ceja” los Juegos Paralímpicos de París 2024, a los que llegaría con 48 años. “Sigo con pruebas y sin diagnóstico, pero tampoco me preocupa. Lo que me pasó fue muy serio, pero como ahora me encuentro bien y sin medicación, ya lo he olvidado. Estoy estupenda, hago vida completamente normal”, manifestó en una entrevista a Efe.

Para alguien que tiene 27 metales olímpicos, acudir a una cita como la de Francia tendría un claro objetivo: aumentar su colección. Con una más alcanzaría una cifra mágica. Las 28 de otra leyenda de la piscina como es Michael Phelps. El estadounidense es el deportista que se ha colgado más medallas en la historia de los Juegos Olímpicos.

Lesionada

Cierto es que no será sencillo para Perales. Como no lo fue el pasado verano en Tokio. La de Zaragoza reconoció que fue la medalla que más le ha costado a lo largo de su carrera. Y es que en mayo sufrió una luxación en el hombro izquierdo y la recuperación le dio demasiado la lata. Tanto, que a un mes vista de la competición solo podía nadar con un brazo. A pesar de todos esos ingredientes en la coctelera, sacó a relucir su clase y su experiencia para alzarse con la plata en los 50 metros espalda S5… con récord de España incluido.

La última presea de una imponente serie que Perales arrancó en el año 2000 en Sidney subiéndose hasta en cinco ocasiones al podio. En Atenas 2004 fueron seis medallas, en Pekín 2008 consiguió cinco, en Londres 2012 repitió una media docena que es su tope y en Río 2016 fueron cuatro capturas. Más la de Tokio, 27 en total que se dividen en siete oros, diez platas y otra decena de bronces. Y no convendría dejar por el camino los 22 metales que la nadadora ha ido obteniendo en los Campeonatos del Mundo y los 43 en los Europeos. Cerca de la centena en las grandes citas.

Princesa de Asturias

No extraña, por tanto, que a Teresa Perales le hayan concedido en 2021 el Premio Princesa de Asturias de los Deportes como reconocimiento a toda su trayectoria, por “convertirse en un ejemplo de superación para millones de personas con discapacidad en todo el mundo y en un icono del deporte paralímpico internacional”.

La aragonesa perdió la movilidad desde la cintura hasta los pies a los 19 años debido a una neuropatía. Antes practicaba kárate y quiso seguir ligada al deporte, pero lo hizo en la piscina. Básicamente porque la natación era un deporte barato de practicar y le gustaba la sensación de libertad que tenía en el agua. Comenzó su carrera con la natación adaptada en 1997 y en este año que entra cumplirá un cuarto de siglo de competición en competición.

Emotivo discurso de Teresa Perales, Premio Princesa de Asturias de los Deportes 2021

Agencia ATLAS | Foto: EFE

Perales, que también ha sido política en las Cortes de Aragón y ha escrito un par de libros y ha participado en un tercero, es toda una institución en su mundo. No en vano, en septiembre de 2008 fue elegida miembro del Consejo de Deportistas del Comité Paralímpico Internacional y estuvo en el cargo hasta 2016.

De por medio, en los Juegos de Londres 2012, fue la abanderada de la delegación española en la ceremonia de inauguración. Un año en el que, además, recibió la Gran Cruz de la Real Orden del Mérito Deportivo; la máxima distinción para un deportista español y, además, con el honor de ser la primera paralímpica en obtenerlo.

Susana Rodríguez

Tokio dejó una ristra significativa de metales para España en los Juegos Paralímpicos. Fueron 36: nueve de oro, 15 de plata y 12 de bronce. Lo que se traduce en la 15ª posición de un medallero en el que arrasó China con casi un centenar de oros (96). Entre los logros del equipo nacional también sobresale la victoria de Susana Rodríguez (Vigo, 4 de marzo de 1988) en triatlón adaptado, en clase PTVI (atletas con discapacidad visual). Lo hizo junto a su guía Sara Loehr.

Susana Rodríguez (d), junto a su guía Sara Loehr, reciben su medalla de oro en Tokio.

Susana Rodríguez (d), junto a su guía Sara Loehr, reciben su medalla de oro en Tokio. / Efe

Al margen de sus éxitos deportivos, esta gallega ha sido distinguida y reconocida durante 2021 por su trabajo. Es médico residente en el hospital de Santiago de Compostela. En julio fue portada de la prestigiosa revista ‘Time’ debido a su lucha contra el Covid-19. En los inicios de la pandemia se situó en primera línea de batalla cuando aún se desconocía el alcance exacto de la enfermedad y los Juegos Paralímpicos no habían sido suspendidos. Rodríguez dejó claras sus prioridades. No iba a perder tiempo en ir a Japón si podía aportar algo en su campo.

Los Juegos se cancelaron, se vio algo de luz en medio de la pandemia y la triatleta pudo retomar, en parte, los entrenamientos. Siempre compaginándolos con sus horarios en el hospital y, con las restricciones que estaban vigentes, lo hizo en casa con una máquina de remo, una cinta de correr y una bicicleta estática. Un material que le gestionó el Comité Paralímpico. Japón seguía en el objetivo de la viguesa, que nació con una discapacidad visual provocada por su albinismo. Ve un 5% por un ojo y un 8% por el otro.

Rodríguez empezó practicando atletismo y en 2008, al no conseguir una plaza para Pekín, optó por cambiar de disciplina y pasarse al triatlón. 13 años más tarde ha llegado la recompensa… y ha sido a lo grande. Se hizo con el oro en una prueba que dominó de principio a fin. Abrió brecha en los 750 metros de natación e hizo en solitario los 20 kilómetros en bici y los 5 corriendo hasta plantarse en meta. “Una pasada”, como ella misma calificó.

Pero no fue su única participación en Tokio. También compitió en atletismo y fue quinta en los 1.500 metros, clase T11, junto a Celso Comesaña, su guía. Disputó la final dos días después del triatlón y pagó el esfuerzo físico. Lo extraordinario viene porque Rodríguez se convirtió en la primera española en competir en dos deportes distintos en unos mismos Juegos Paralímpicos. Pionera absoluta.