CINE

Cuando Iván Zulueta se burló del Festival de Eurovisión

En 1968, aprovechando el éxito de Massiel en el festival europeo de la canción, el director de la mítica 'Arrebato' rodó 'Un, dos, tres… al escondite inglés', una película que se mofaba del certamen y del uso político que hacía el franquismo de este tipo de eventos

Una escena de 'Un, dos, tres al escondite inglés'.

Una escena de 'Un, dos, tres al escondite inglés'. / ARCHIVO

El 6 de abril de 1968, el Royal Albert Hall de Londres acogió la decimotercera edición del Festival de Eurovisión. Las votaciones de los países participantes dieron el primer premio a Massiel. La representante española, acompañada de Mercedes Valimaña, María Jesús Aguirre, Cristina Fernández y bajo la dirección de orquesta del maestro Rafael Ibarbia, consiguió imponerse al favorito del concurso de ese año, el cantante británico Cliff Richards y su tema Congratulations.

El triunfo fue especialmente celebrado por el régimen franquista. Además de darle derecho a organizar el certamen en España al año siguiente y con ello la oportunidad de blanquear su imagen internacional, la victoria de Massiel ponía fin a la polémica que había precedido al evento. Joan Manuel Serrat, el elegido inicialmente para representar a España, había mostrado su deseo de interpretar la canción de Ramón Arcusa y Manuel de la Calva en catalán. La propuesta no fue aceptada por las autoridades franquistas, que no solo enviaron a 'la tanqueta de Leganitos' en su lugar, sino que lo vetaron en Radiotelevisión Española durante varios años.

La edición de 1969 de Eurovisión, por tanto, era una ocasión perfecta para poner en solfa la discutible calidad musical del certamen, su comercialidad y, ya de paso, la utilización política que el régimen franquista iba a hacer del acontecimiento. Motivos más que suficientes para que un joven Iván Zulueta y un veterano José Luis Borau decidieran poner en marcha una película que se mofaba abiertamente del certamen musical europeo por antonomasia.

"Conocí a Iván en la Escuela de cine y nos hicimos muy amigos. A su vez, él era muy amigo de Borau y un día, estando en casa de Iván, me hablaron del proyecto que estaban escribiendo. Era la historia de unos amigos que no querían que unos grupos fueran a un festival que era como Eurovisión y yo, que estaba de espectador, propuse: 'bueno, ¿y por qué no los matan?'. Les pareció una idea estupenda y me dijeron: 'incorpórate al guion'", recuerda el realizador Jaime Chávarri que, a partir de ese momento, formaría parte, junto a Zulueta, Borau, Antonio Drove, Mercedes Juste, José María ÍñigoJudy Stephen y Patty Shepperd de una de las aventuras cinematográficas más locas de la historia del cine español: Un, dos, tres… al escondite inglés (que se puede ver en la plataforma FlixOlé).

"Nos inventamos el decorado de la tienda de discos que Iván pintó de arriba a abajo con sus manos, lo llenó de estrellitas y todos llevamos cosas de casa, como, por ejemplo, mi colección de discos de bandas sonoras que luego me robaron de un coche al acabar el rodaje", comenta Chávarri que, si bien no recuerda si es cierta esa leyenda que afirma que, agotado tras acabar el decorado, Zulueta no apareció al día siguiente por el rodaje, tampoco la desmiente. "Rodar con Iván era muy divertido, pero a veces se le cruzaban los cables y no aparecía hasta las doce del mediodía. Eso hacía que improvisásemos mucho, pero tenía tanta capacidad para hacer las cosas con los pocos medios de los que disponíamos, que conseguía que saliera todo. No llevaba story board, pero se ponía a improvisar planos y sacaba el rodaje adelante. De hecho, ninguna de las escenas de la película está rodada en más de un día".

Guerrilleros del pop

Madrid, finales de los años 60. Un grupo de amigos amantes del pop deciden boicotear el festival de musica Mundocanal, tan popular como mediocre desde el punto de vista artístico. Sin embargo, aunque ya se ha hecho pública la canción que representará a España, una rimbombante y ratonera canción llamada Mentiras, mentiras, aún no se conoce cuál será el artista o el grupo que la interpretará. Ante semejante dilema, los amigos decidirán tirar por la calle de en medio y, cual guerrilleros pop, deshacerse de todos aquellos grupos que tienen alguna posibilidad de ir a Mundocanal. Nombres como, por ejemplo, Shelly y la Nueva Generación, Fórmula VThe End, el cantautor IsmaelLos ÁngelesLos MitosLos buenos o Los Íberos.

Fueron Zulueta e Íñigo los que decidieron tener a los grupos que estábamos funcionando más en ese momento. Incluso hubo un poquito de rivalidad entre los más rockeros o poperos con los más comerciales"

Adolfo Rodríguez

— Miembro de Los Íberos

"Fueron Zulueta y José María Iñigo, que también estaba involucrado en la película, quienes eligieron los grupos y decidieron prácticamente todo. Hasta donde yo sé, no fue tanto un tema de las casas discográficas, sino que fueron ellos los que decidieron tener a los grupos que estábamos funcionando más en ese momento. Incluso hubo un poquito de rivalidad entre los más rockeros o poperos con los grupos que eran un poco más comerciales", recuerda Adolfo Rodríguez, miembro de Los Íberos, por mediación de Conchi Moya, autora de Adolfo. Por el camino púrpura y experta en música española de la década de los 60, que confirma la popularidad que disfrutaba el grupo en el momento en el que se rodó la película.

José María Íñigo, en un momento de la película.

José María Íñigo, en un momento de la película. / ARCHIVO

"En otoño del 68, cuando comenzó el rodaje, Los Íberos acababan de sacar su primer single, que contenía Summertime Girl / Hiding Behind My Smile. La cara A del single era Summertime Girl, pero se escogió la cara B probablemente por su dinamismo, que daba pie a jugar con el grupo dentro del ambiente divertido de la película". "Supongo que escogieron los temas que mejor podían encajar en cada clip —recuerda Adolfo Rodríguez—. Podíamos haber hecho perfectamente , pero creo que se eligió el otro por la gracia que tenía la letra, que hablaba sobre esconderse. Según se ve en el filme, estamos situados en una azotea y la chica, interpretada por Mercedes Juste, e Íñigo aparecen por una trampilla. Ese fue el pequeño argumento que se inventó Zulueta para nuestra canción".

"El guion dependía de los grupos que teníamos. Para cada uno de ellos había que pensar un decorado y una muerte —comenta Jaime Chávarri—. A Iván unas veces los grupos le gustaban más, otros no le gustaban tanto, a veces no le parecían fotogénicos… Recuerdo que Borau se empeñó, y fue muy buena idea, en rodar una cosa con Mari Trini. Sin embargo, al final no se montó. Nunca volví a hablar con ella y supongo que debió de pensar que no lo pusimos porque no nos gustaba como cantante y no fue así. Ella era una cantante estupenda, pero no era fotogénica. El director de fotografía, que era Luis Cuadrado, la cuidó muchísimo, pero el resultado fue imposible. Luego también hubo grupos que no quisieron participar».

Para el final de la película, cuando los jóvenes contrarios a Mundocanal boicotean la gala del festival, Zulueta no quería a los Pop Tops, sino a Mike Kennedy de Los Bravos. "El problema fue que no aceptó porque no quería tener problemas con Televisión Española por reírse de Eurovisión —comenta Chávarri—. Los grupos que aceptaron participar en la película, sin embargo, sí estaban de acuerdo con la idea porque tenían un lado un poco anárquico y a ellos tampoco les gustaba Eurovisión".

"La película era distinta a otras que salieron en la época y que, en mi opinión, eran bastante más pasteleras y muy ñoñas —declara Adolfo Rodríguez—. Aunque Un, dos, tres… al escondite inglés era en cierta manera un juego, una especie de broma, a todos nos pareció más auténtica porque mostraba de alguna manera el mundo pop y rock y a la gente que estaba tocando en ese momento. Zulueta dejó plasmada en ella su intención y su visión, mucho más moderna y progresista que todo lo que se estaba sacando. Además, al no tener un guion muy cerrado, no se centraba en ninguno de los grupos en concreto y creo que todos los grupos se quedaron contentos. Nosotros desde luego que sí".

Un descalabro

Iván Zulueta fue siempre una figura heterodoxa dentro de la Escuela Oficial de Cine. Mientras que los demás estudiantes de dirección eran alumnos comprometidos políticamente y con una amplia cultura de izquierdas, Zulueta no tenía nada que ver con eso. "A los demás les gustaba Paco Ibáñez, pero a él le gustaba Nueva York, el pop, los Rolling Stones y los Beatles. Por mediación de Borau y Jaime de Armiñán, también éramos muy amigos de Vainica Doble. Íbamos a su casa, que era fantástica porque estaba llena de niños, y recuerdo la expectación que había cuando iba a salir el disco blanco de los Beatles. De hecho, cuando salió fuimos todos a casa de Gloria [Van Aerssen] a oírlo como un ritual. Por eso, cuando nosotros veíamos Eurovisión, lo hacíamos de verdad para descojonarnos, para decir 'qué espanto'", comenta Jaime Chávarri, que además de la crítica a la calidad musical del certamen, confirma esa crítica política por todo lo que suponía de blanqueamiento del franquismo. "En aquel momento en el que la censura estaba en todo su apogeo, esa intencionalidad política estaba ahí quisieras o no. De hecho, en un momento dado nos preocupaba que lo de las muertes no lo admitiera la censura que, al final, aunque no tuvo nada a lo que abrazarse, intuyó que había algo que no era normal y que no era una película de angelitos".

Nos preocupaba que lo de las muertes no lo admitiera la censura que, al final, aunque no tuvo nada a lo que abrazarse, intuyó que había algo que no era normal y que no era una película de angelitos"

Jaime Chávarri

— Director de cine y guionista de 'Un, dos, tres al escondite inglés'.

La Comisión de censura permitió que la película se exhibiera en el circuito de arte y ensayo, más laxo en lo que se refiere a los contenidos de las películas, pero con una limitación de edad mayor a la del resto de las salas, un detalle que redujo su público, formado principalmente por jóvenes. A eso se sumaron una serie de problemas —como el hecho de que la cinta no pudiera estar firmada por Zulueta, que carecía del carné del sindicato, y tuviera que ser registrada a nombre de José Luis Borau—, que hicieron que se estrenase un año más tarde de lo esperado. Para entonces, el efecto Massiel ya se había sofocado y las canciones, que eran nuevos lanzamientos en el momento del rodaje, sonaban ya antiguas.

Cartel original de 'Un, dos, tres al escondite inglés'.

Cartel original de 'Un, dos, tres al escondite inglés'. / ARCHIVO

"En los círculos oficiales la película espantó a todo el mundo y creo que a los jóvenes tampoco les gustó. De hecho, la gente que hablaba bien de la película era gente mayor. Personas de otra generación que no veían en ella el retrato de la sociedad del momento, sino una película surrealista, absurda y kitsch, cuya gracia era, justamente, que no tenía ningún pie en la realidad. En mi opinión, el resultado fue una locura que me espantó cuando la vi por primera vez y que nunca me he atrevido a ver de nuevo", confiesa Chávarri que, a la hora de elegir una película pop de la época, lo tiene claro. "De todas las películas de ese tipo de las que se rodaron en la época solo hay una que me merece respeto: Megatón Ye-ye. Me parece rarísima, con una melancolía y un sentido del tiempo, del cambio y de lo que puede ser la música que es lo que hace que me toque. De hecho, Megatón Ye-ye, aunque es más sutil, me parece más subversiva que Al escondite inglés. Esta tiene un toque de farsa, de sainete madrileño que, cuando la vi, te hablo de hace cincuenta años, no me hizo gracia. Hay muchísima gente a la que le encanta, pero yo no consigo distanciarme de ella".

La opinión de Chávarri era en parte compartida por Iván Zulueta, que llegó a declarar que, si bien había algunas cosas de Un, dos, tres… al escondite inglés que le gustaban, no firmaría como propia el conjunto de la película.

"Me da la sensación de que, después de hacer Arrebato, Iván no volvió a pensar en Al escondite inglés ni una vez en su vida. Arrebato es una película tan definitiva en demasiados sentidos, desgraciadamente incluso, que no sé… A Iván lo que siempre le encantó fue el musical. Fuimos muy amigos hasta que murió y la película que más le gustaba de las mías era Las cosas del querer. Ahí seguía, en los musicales, aunque no hizo más que este", recuerda Chávarri, al que hablar de Un, dos, tres… al escondite inglés le ha generado cierta curiosidad. "La tengo ahí, así lo mejor me animo y la vuelvo a ver".