ARQUITECTURA

De una piscina en el Manzanares a una fábrica de coches en Lavapiés: todo el patrimonio que ya no volverás a ver en Madrid

Los laboratorios Jorba, el bazar de las Américas, el hotel Nueva York... Isabel Gea repasa en 'Madrid desaparecido' aquellos edificios que, pese a marcar una época en la capital, acabaron reducidos a escombros

El arquitecto Luis Gutiérrez levantó la piscina La Isla en 1932.

El arquitecto Luis Gutiérrez levantó la piscina La Isla en 1932. / WIKIPEDIA

Pedro del Corral

Pedro del Corral

En tres de las 200 habitaciones que conformaban el extinto hotel Florida se alojaron Ernest Hemigway, Robert Capa y John Dos Passos para cubrir la Guerra Civil. Diseñado en 1924 por Antonio Palacios, recibió impactos de los proyectiles disparados desde el cerro de Garabitas. De aquellos vestigios hoy no queda nada: tras su compra por Galerías Preciados, fue arrasado en 1962. En la actualidad, el espacio lo ocupa El Corte Inglés. Ésta es una de numerosas transformaciones que la capital ha experimentado y que han acabado, sin opción de retorno, con un patrimonio único. Así lo recoge Madrid desaparecido, una guía elaborada por Isabel Gea que pone el foco en todos aquellos edificios que sólo unos pocos conservan en la memoria.

“En 1985, se derribó Villa Fleta, un chalé de Ciudad Lineal que permaneció durante años como un fantasma mudo de lo que fue aquel proyecto de Arturo Soria. La Posada del Segoviano, en la Cava Baja, se perdió en 1991. En el puente de la Paloma de 1995 se derrumbó el inmueble modernista que albergó el laboratorio de Cinemaritaje Riera. Mientras que, en 1999, cayó La Pagoda, una de las insignias de Miguel Fisac. En 2002, vimos cómo se destruía una casa de escaso valor arquitectónico aunque de gran carga histórica: la de Iván de Vargas, típica vivienda de los siglos XVI y XVII. El cine Metropolitano, fruto de Julián Otamendi y Castro Fernández, se demolió sin contemplaciones en 2003”, escribe Gea.

A lo largo del libro, la autora recoge casos tan populares como el edificio Windsor, los laboratorios Jorba, el palacio de los Deportes, Diario Madrid, el frontón Recoletos, el hotel Nueva York, la colonia Maudes, los talleres de Espasa Calpe, la vaquería del Carmen, el bazar de las Américas… “Algunos desaparecieron hace poco, están aún en la retina de parte de los madrileños. Unos apenas tienen valor arquitectónico, otros son pobremente conocidos, pero todos y cada uno de ellos, recientes y antiguos, dejaron su huella en el cada vez más extenso catálogo de obras perdidas de Madrid”, subraya Gea, que también ha ilustrado su investigación junto a Pedro López. A continuación, siete emblemas que jamás volverás a ver.

Real fábrica de coches

Situada en la plaza de Lavapiés, abrió sus puertas para hacer frente a la ascendente demanda de coches que Madrid vivió a finales del siglo XVIII. “A partir del establecimiento de la Corte, aumentaron los encargos de coches y carrozas de uso exclusivo para reyes y la alta aristocracia realizados por maestros artesanos. Además, su uso se intensificó entre la nueva burguesía, lo que dio lugar a la multiplicación de talleres a gran escala”, explica Gea. Según la Planimetría General de Madrid (1750-1751), el centro debió tener una existencia corta ya que figura como un “erial” sin dueño conocido. Un incendio la arruinó en 1800.

La Real Fábrica de Coches se localizaba en la Plaza de Lavapiés.

La Real Fábrica de Coches se localizaba en la Plaza de Lavapiés. / MEMORIA DE MADRID

Piscina La Isla

El arquitecto Luis Gutiérrez levantó el complejo en 1932 basándose en el Club Náutico de San Sebastián. Ubicado en una isla artificial del Manzanares, constaba de tres piscinas, un solárium, una cafetería, un comedor y una pista de baile. Todo ello decorado con decenas de chalecos salvavidas para darle un toque marinero y conectado con la orilla a través de dos pasarelas metálicas: “En 1939, un obús desvastó parte del puente de mando que, tras la Guerra Civil, fue reconstruido. Sus cubiertas cerraron en 1954 y, poco después, fue derribada como consecuencia del Plan de aprovechamiento y mejora aprobado en 1943, el cual contemplaba su supresión y un pequeño ensanche para que el cauce ocupase los tres ojos centrales del Puente de Segovia”.

El arquitecto Luis Gutiérrez levantó La Isla en 1932.

El arquitecto Luis Gutiérrez levantó La Isla en 1932. / WIKIPEDIA

Asilo de las Lavanderas

“La reina María Victoria, esposa de Amadeo I de Saboya, fundó en 1872 un asilo donde las lavanderas del Manzanares, muy numerosas en aquella época podían dejar a los hijos mientras trabajaban. El edificio fue cimentado por Santiago Angulo. Era un sencillo pabellón mezcla de estilo medieval y popular. En origen, constaba de una sola planta en forma de U. Años más tarde fue ampliado por Enrique M.ª Repullés”, sostiene Gea. Al frente estaban las hermanas Hijas de la Caridad, encargadas de instruir a 400 niños y de cuidar las instalaciones. Apenas disponían de seis camas, cinco para ellas y una extra por si acaso. Además, regían un pequeño comedor para los pobres en la Glorieta de San Vicente. Lo tiraron abajo durante la Guerra Civil.

El asilo de las Lavaderas fue fundado en 1872 por la reina María Victoria.

El asilo de las Lavaderas fue fundado en 1872 por la reina María Victoria. / WIKIPEDIA

Iglesia de Santa Cruz

Para muchos, una iglesia compleja. Principalmente, por los hándicaps a los que se enfrentó desde su inauguración en el siglo XIII. Su torre principal fue levantada en 1608 por los maestros Juan Díaz, Juan de Aranda y Agustín Pedrosa. Sin embargo, 14 temporadas después, se desplomó y tuvo que ser retocada. Una labor que se prolongó hasta 1680. Asimismo, sufrió dos incendios: uno en 1620 y otro en 1763, lo que la destrozó por completo. “Después, aprovechando los muros, se reedificó bajo la dirección del arquitecto Francisco Esteban. La portada de granito era obra de José Donoso y la fachada, de orden dórico, era de mala arquitectura, pero no tan perversa como otras que hicieron después”, sostiene Gea. Desapareció de la calle Bolsa en 1869.

La iglesia de Santa Cruz sufrió dos incendios en 1620 y 1763.

La iglesia de Santa Cruz sufrió dos incendios en 1620 y 1763. / MEMORIA DE MADRID

Casa de Pajes

La vivienda que, se encontraba pegada a la muralla de Madrid, perteneció a Juana Guzmán hasta su venta al humanista Felipe de Guevara. El autor de Comentarios de pintura, dado el estado en el que se encontraba, decidió restaurarlo en 1538 para sacarle el mayor provecho: “Estaba construida en ladrillo y tenía una gran fachada. Disponía de un gran patio y una torre que, probablemente, perteneciera al muro árabe sobre el que se apoyaba. La torre estaba rematada con un capitel”. 32 inviernos después fue adquirido por Felipe II, quien la destinó a cubrir distintos servicios de Palacio. Ahí fue cuando se convirtió en Casa de Pajes. Coronó la plaza de la Armería durante tres siglos hasta que, en 1880, fue demolida para proyectar la catedral de la Almudena.

Topografía de la Casa de Pajes en la plaza de la Armería.

Topografía de la Casa de Pajes en la plaza de la Armería. / WIKIPEDIA

Fuente de la plaza de la Cebada

“Fue diseñada por Juan Gómez de la Mora en 1617 y realizada un año más tarde por el alarife Pedro de Pedrosa y el maestro de cantería Martín Gortayrí. Se erigió descentrada para dejar mayor amplitud y facilitar el movimiento en la plaza de la Cebada. Debido al mal estado del pilón en 1677 se labró uno nuevo, de menor tamaño, con firma de Manuel del Olmo, maestro mayor de Fuertes. El árbol de la fuente estaba formado por dos cuerpos cúbicos rematados por un frontón triangular y, sobre estos, una cúpula gallonada adornada con una figura mitológica en su cúspide”, relata Gea. Debido a su mal estado de conservación, la desmantelaron en 1840 y, en su lugar, se colocó una obra de Ayegui, fulminada también.

Debido a su mal estado de conservación, desmantelaron la fuente en 1840.

Debido a su mal estado de conservación, desmantelaron la fuente en 1840. / WIKIPEDIA

Convento-hospital de La Latina

Fundado entre 1499 y 1507 por Francisco Ramírez, secretario de los Reyes Católicos, casado con Beatriz Galindo, conocida como La Latina, este convento-hospital fue idea del alarife Haçan: “Tenía dos zonas, una para religiosos y otra para seglares. A mediados del siglo XVIII, el establecimiento cerró por falta de recursos siendo destinado a hospital militar hasta el fin de la Guerra de la Independencia”, recuerda Gea. Clausuró su actividad en 1899, pero no fue hasta 1904 cuando fue derribado para ensanchar la calle Toledo en la que se localizaba. ¿Qué hicieron con los restos? La portada, por ejemplo, descansa hoy junto a la Escuela de Arquitectura en Ciudad Universitaria. Por su parte, el solar fue ocupado por el Teatro de La Latina.  

La portada del hospital descansa hoy junto a la Escuela de Arquitectura en Ciudad Universitaria.

La portada del hospital descansa hoy junto a la Escuela de Arquitectura en Ciudad Universitaria. / WIKIPEDIA